Capítulo 13.

236 21 9
                                    

          
"Cuando se nace pobre, estudiar es el mayor acto de rebeldía contra el sistema. El saber rompe las cadenas de la esclavitud."

Tomás Bulat.

Kay.

─ Alira por favor no llores, de verdad está bien ─ Di algo más tonto ─ Quiero decir, yo ya sabía que esto podía pasar.

─ Y ¿Aun así quisiste someterte a la transfusión de sangre? ¿Sabiendo que podría pasar esto? No te entiendo.

─ Si bueno, era eso o morir. Además, no esta tan mal la marca, me gusta ¿Sabes? Porque siempre me va a recordar a ti, a nadie más solo a ti y eso es lo que me gusta más que nada de esta marca ─ Bueno, así o más directo.

Mientras Alira se secaba las lágrimas, las cuales aun no estoy acostumbrado a ver debido a el color, no quiero que me mal entiendan ni nada por el estilo, pero la verdad nunca había visto a alguien aparte de Alira llorar literalmente sangre.

─ ¿De verdad está bien para ti? Es decir, se que alguien más te pudo donar sangre y no yo que soy una deshonra para mi pueblo, quizás si hubiera más tiempo el curandero quizás alguien más te hubiera donado sangre.

─ Alira de verdad esta bien, y estoy conforme con que tu lo hubieras hecho ─ dije de la manera más convincente que pude.

Y antes de que Alira dijera algo más y este momento fuera más incomodo de lo que ya era la hembra regreso con el desayuno para los tres, en realidad no me fije mucho en lo que estaba engullendo en ese momento, muy bien me pudieron dar piedras con sal y las mismas que me como, mi mente estaba ocupada pensando en si Alira ya había captado la indirecta más directa que le pude dar, aunque a decir verdad su comportamiento para conmigo no cambio en lo absoluto después de lo que le dije.

Estaba tan absorto en mis pensamientos que no me di cuenta de que unas personas habían entrado en la habitación y para cuando lo hice estuve a punto de regresar lo que tenia en la boca, se trataba nada más y nada menos que del padre de Alira y su prima, que la verdad ahora no recuerdo su nombre.

─ Que el Dios Horus lo ilumine, señor ─ Dijo el padre y la prima de Alira mientras hacia una reverencia, y yo aquí comiendo como si nada, pero ¿Saben qué? No me importa en lo más mínimo.

─ Buenos días ─ Respondí por reflejo.

─ Así es señor, muy buenos días, no ha habido tormentas de arena y son mejores días con usted entre nosotros, que los Dioses le den larga vida.

Bueno a eso no era a lo que me refería, pero bueno, creo que ellos no entendieron el saludo como esperaba.

─De hecho señor por ello venimos a verlo sino le incomoda, se que esta desayunando y que no quisiera ser interrumpido, pero creo que este asunto es de suma importancia ─ Jalo a la prima de Alira tan cruelmente de el cabello que por un momento se me olvido lo que había hecho la noche anterior ─ Habla Ithai, creo que tienes algo que decir.

─ Yo lamento lo sucedido ayer en la noche señor, espero y pueda perdonarme ─ El padre de Alira le dio otro jalón y ella agrego ─ Y estoy dispuesta a aceptar cualquier castigo que se me de en consecuencia de mis actos.

Pero bueno, si que los Dioses hacen justicia demasiado rápido en este lugar, ¿Que seria lo mejor? Como castigo no se merece nada menos que la muerte, pero creo que eso sería demasiado incluso para mi el decirlo, además ella no sufriría lo suficiente.

─ Acepto tus disculpas y deslindo completamente a toda tu familia de tus actos ─ pude notar una leve sonrisa en el rostro de Ithai ─ Pero lo que hiciste debe de tener un castigo de acuerdo a tus actos, por lo que tu castigo será casarte inmediatamente con el macho que elija para ti, serás una esposa y madre ejemplar y si hay divorcio en su raza este no se te permitirá, estarás unida a el por todo lo que resta de tu vida y claro el suicidio no sería una opción, si es lo que estas pensando, ya que yo personalmente me encargare de ir por ti al inframundo y regresarte de nuevo a la vida.

Llama Eterna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora