¡Huye Mochi!

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- Así que ¿para quién era esa canción? - Hiro tomó un sorbo de su taza de café a la vez que giraba a ver con burla al moreno.

Sorprendentemente, no había pasado más de media hora luego de que Miguel cantara para que el local se vaciara casi por completo, permitiéndole a Hiro descansar un poco. También si le sumabamos a que ya solo faltaba media hora para el cierre del café, era entendible el repentino cambio de ambiente.

- ¿Entendiste la letra? - el mexicano levantó una ceja con incredulidad.

- Sé español Miguel, aunque no lo parezca.

- La verdad no me sorprende. Estoy seguro que en ese cerebro tuyo caben más que sólo dos idiomas.

- También hablo japonés.

- Eso sí tiene sentido.

- Fue una canción muy linda, debo decir que sí cantas bien - Hiro cambió el tema rápido, la verdad estaba muy sorprendido desde que escuchó la voz del moreno. Si bien ya llevaban varias semanas de conocerse, y Miguel se la pasaba con su guitarra, este nunca había cantado frente a Hiro, lo único que sabía es que tocaba muy bien la guitarra.

- Gracias.

- Pero no trates de desviar el tema.

- No estaba pensando en nadie en particular con esa canción. Sólo fue la primera que se me ocurrió - gran mentira Miguel Rivera.

- Bueno, para ser una canción son sentimientos de por medio. Lo hiciste muy bien - Hiro no era un apasionado de la música, pero no era tonto ni insensible, sabía identificar cuando un artista interpretaba bien su música.

Miguel le sonrió al escucharlo, el asiático desvió la mirada, la sonrisa de ese atractivo chico latino siempre lo deslumbraba.

En ese momento, tía Cass pasó por un lado de ellos dirigiéndose hasta la puerta para cambiar el letrero, de abierto a cerrado. Ya no quedaban clientes en el lugar, sólo Hiro junto a Dante y Miguel.

- ¿Te quedas a cenar Miguel? Ya es tarde - efectivamente, Miguel y Hiro giraron a ver la ventana, el cielo ya estaba casi completamente oscuro.

- Tía Cass estoy seguro que Miguel tiene cosas más importantes que hacer - Hiro vio a Miguel, dandole una de esas miradas que significa "acepta y te mato". Obviamente Miguel sabía lo que significaba esa mirada y también era obvia la respuesta que daría.

- Me encantaría señora Cass - Miguel le devolvió uns sonrisa burlona a Hiro, poco a poco había descubierto que molestar a ese chinito era una de las cosas más divertidas en su vida. La verdad a Hiro no le molestaba quedarse un poco más de tiempo con Miguel, pero era un poco incómodo tener que cenar junto a su animada tía.

- ¡Excelente! Iré a preparar la cena cuando esté lista les diré - y de esa forma la mujer salió del lugar rumbo a la cocina a preparar la cena.

- ¿En serio? - Hiro lo miraba severamente.

- ¿Qué? Quiero probar la comida de tía Cass ¿Algún problema? - preguntó con su sonrisa, molesta a vista de Hiro.

- No - el asiático se cruzó de brazos, refugiándose tras su taza de café.

Después de unos minutos en los que siguieron hablando de todo y nada, tía Cass regresó para avisarles que la cena ya estaba lista.

Se sentaron en la mesa, una pequeña mesa para cuatro personas, a lo que sabía Miguel, en ese lugar sólo vivían la señora Cass y Hiro. No sabía las razones y no las preguntaría.

Hiro y Cass estaban sentados frente a frente, Miguel en la silla que había en medio de ellos. Dante estaba a unos pasos de la mesa disfrutando/devorando de un gran plato de pollo frito que le había dado aquella amable mujer.

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