My Dear Love

Él Y Su Manía De Enloquecerme

Capítulo 3 ~

Narra Victoria

Allí seguía yo, en la primera fila, un poco apretada por todas las fanáticas que estaban atrás mío. Valía la pena estar allí. Ya eran las 18:05 y aún no salían hasta que las luces se empiezan a mover y la batería a sonar. Todas comenzaron a gritar. De pronto sale Rocky de mi izquierda y todas lo miraban mientras su guitarra verde sonaba con el ritmo de la batería de Ratliff y el piano de Rydel. Así, como si el viento lo hubiese colocado allí, apareció Ross, con todo su encanto, y su guitarra blanca, exactamente adelante mío. No paraba de mirarlo. Era precioso, cada facción de su cara encajaba perfectamente con su personalidad. A mi derecha apareció Riker, con el bajo; todas intentaban tocarlo, pero yo estaba instalada allí, con una sonrisa bastante boba, a decir verdad. Y todo mi mundo dejó de girar cuando él me miró a mi, con una perfecta sonrisa. En ese momento, ni el mismísimo Dios podía sacarme el rubor de las mejillas. Aparté mi vista de él porque parecía que me lo comería con la mirada. La sonrisa de Ross fue mayor al verme sonrrojar. Estaba completamente anonadada con esta situación. Los segundos parecían años con nuestras miradas cruzándose cada dos por tres en las canciones. Él me miraba mientras cantaba Cali Girls. Fue en ese momento cuando me dí cuenta de que lo nuestro, no era imposible, que no sólo era un amor platónico. Significaba mucho mas para mi....

Luego de un par de canciones más, Ross bajó del escenario (en el medio del concierto) y se iba acercando a todas las fans. En ese momento sentí un extenso calor subir por mis mejillas y un dolor en la panza, porque me estaba clavando la valla de metal. Claro, todas las que estaban detrás de mi querían tocar su mano (y me incluyo). Y así fue como él fue tocando mano por mano, hasta llegar a mí. Cuando se acercó hasta donde yo estaba, cruzamos las miradas dulcemente y supe que era el momento. De mi bolsillo trasero saqué un pequeño papel doblado a la mitad, al cual había perfumado previamente al concierto. Con un poco de timidez, se lo di. Ross lo aceptó sonriente, y con un guiño {osea, cerró un solo ojo. no sé cómo se escribe} se marchó dejándome estupefacta. Y así, completamente ajena a lo que pasara a mi alrededor, lo ví subir al escenario con una gran facilidad. Luego de ese maravilloso e inolvidable acto de atracción entre dos vidas completamente opuestas, en mi mente rondaba algo que me decía que me podía quedar tranquila, ya que él sabe que existo.

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Hola mis lectores/as !

Yo, personalmente, amo este capítulo.

Súper romántico.

Disfrútenlo.

Beso. Ro.