No. Eso no puede ser posible.
Me alejo lentamente mientras mis labios tiemblan y mi vista se nubla.
- ¿Cómo podrías amarme después de todo éste tiempo, Adam? - Lo alejo empujándolo lejos de mi.
- ¿Por qué me alejas? - Mira frustrado a todas partes - ¿No me crees?
Cae al piso con dolor, tapándose los ojos y sollozando ahí.
Miro de nuevo la oficina que está oscura, la luz de la luna entrando por los grandes ventanales, es como si este momento fuera algo especial, no entiendo cómo la vida nos ha vuelto a juntar después de tanto tiempo separados, tantos momentos están divagando por mi mente ahora.
- Mi abuelita estaría feliz de esto - susurro al recordarla con una sonrisa de boca cerrada y mi garganta arde porque sé que las lágrimas no demoran en llegar. Él alza la cabeza y también sonríe.
- La recuerdo a la perfección - Se coloca de pie y me toma de la mano, caminamos juntos hacia el ventanal y miramos la luna, las estrellas, la belleza de la vida.
Todo es tan inexplicable y tan tranquilo.
¿Por qué destino?
¿Por qué al saber que él marcó mi vida vuelves a juntarnos?
Cuando aún me duele verlo. Cuando su risa se me hace el sonido más lindo.
Cuando su amor es el único que merecía corresponder.
- Mira el cielo Rossie - Toma una bocanada de aire y besa mi mano.
- Eso hago - Me volteó a mirarlo a él, sus ojos brillan y su rostro está iluminado, su nariz se ve un poco roja. Se ve tan hermoso.
¿Por qué en serio?
Trago grueso y aprieto su mano, las lágrimas empiezan a bajar por mis pómulos y es algo que no puedo detener, no puedo evitar sentirme mal.
- ¿Qué tienes Rossie?, ¿La extrañas mucho? - Adam me mira con preocupación y yo asiento con mi cabeza - No sólo a ella, sino a todos - Tomo una gran bocanada de aire y el aprieta ligeramente mi mano, dándome paz
- Me he alejado tanto de mi familia por culpa de él. No hay dinero en nuestra casa, siempre se lo gasta en alcohol, hasta he llegado a pensar si en burdeles o algo así, con otras mujeres.
- Iremos pronto a visitar a tu familia - Sonríe, aunque sé que debe costarle mucho, esas palabras me llenan de aliento, un bonito silencio hay entre nosotros. Nunca es incómodo, jamás lo será.
Adam y yo hemos llegado por fin a casa, mis papás no han llegado del campo, pero vamos a esperarlos.
Mi abuelita me mira con preocupación y Adam me lleva de la mano.
- ¿Por qué razón puede estar llorando una niña de apenas ocho años? - Ella se acerca a mí y consiente mi rostro - Mi querida niña, tus ojos están rojos y tu nariz igual, creo que deberías ir al baño a lavarte el rostro y prepararte para comer.
Su rostro es tan cálido y su amor hacia mí es evidente.
- Adivina que les prepare de comer.
Adam grita emocionado y yo me río - Pasta con leche y mantequilla - Me mira a mi y toma mi rostro con ambas manos - Ves Rossie, nuestra favorita.
- Si, Adam.
Corro por el pasillo al baño, dispuesta a lavar mi rostro y mis manos con jabón, lo hago tan rápido como puedo y al devolverme me detengo en seco cuando escucho a Adam hablar con mi abuelita.

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Golpe tras golpe.
Povídky"Nunca dije que la vida había sido injusta y no me quejo por lo que me ha dado. Pero los golpes han traspasado mis límites. Esto acabó con mi autoestima y con todo lo fuerte que llevaba dentro de mí. No hay razón para luchar, quizá mi familia. Pero...