Kang.
—¡Buen trabajo!
—¡Jugaste muy bien como siempre!
—¡Tenemos que celebrar!
Los cumplidos continuan a mi alrededor mientras meto mi uniforme en mi bolso después de darme una ducha y cambiarme en los vestidores. Hemos ganado el juego 3-2, y pasado a las semi-finales del condado, no es una sorpresa, nuestro equipo de fútbol ha ganado las estatales varias veces e incluso una vez las nacionales.
Esa copa nacional se la debemos a Ares Hidalgo, un delantero que en su último año de preparatoria antes de irse a la universidad elevó este equipo por los cielos. Muchas veces puedo sentir la presión de los miembros de mi equipo al esperar la misma habilidad y capacidad de mi parte y estoy dando lo mejor de mí, espero que sea suficiente.
Choco cincos, y le doy las gracias a todos por sus cumplidos en la salida del vestidor. La cancha sigue iluminada por esas luces blancas, y puedo ver las gradas ya casi vacías, la mayoría de los estudiantes reunidos en grupos alrededor.
—¡Oppa!— Min-seo, mi hermana menor, aparece a mi lado, sonriendo abiertamente, —¡Felicitaciones! ¡Estuviste de bomba!
Le sonrío, sacudiendo su alborotado cabello negro que cae despreocupadamente a los lados de su cara. Ella me gruñe y quita mi mano de su cabeza.
—Te he dicho que no hagas eso, me hace sentir como una enana.
—Lo eres.
—Frente a ti, tal vez, pero frente a gente normal soy de estatura promedio.
—Mina.— mi madre la regaña, siguiéndola. La llamamos Mina de cariño en vez de Min-seo porque le gusta más, —No molestes a tu hermano,— mi madre me sonríe, —Buen trabajo en el juego.
Noto en seguida que esta sola, mi padre no ha venido con ella. Mi madre parece leer mi expresión.
—Tu padre esta muy ocupado.
—Lo se.
—Es tarde, tu hermana y yo nos iremos adelantando. Maneja con cuidado, ¿Si? No te demores mucho en llegar a casa.
—Esta bien.
—Oppa, ¿Me puedo quedar contigo? ¿Por favor?
—Mina.— mamá la agarra del brazo, —vamos.
Mina hace un puchero dramático hasta que mamá la obliga a girarse y a seguirla. Me quedo ahí, viéndolas partir y es doloroso recordar que solíamos ser más en nuestra familia. Yo no debería ser el hermano mayor si no él: Jung.
Pero Jung ya no esta.
¿Habrías venido a mi juego, Jung? ¿Habrías arrastrado a mi padre a verme jugar?
El ruido de vidrio estrellandose contra el piso llamó mi atención, salí de mi habitación y corrí a la de mi hermano mayor, no dudé en abrir la puerta con rapidez.
ESTÁS LEYENDO
Sigue Mi Voz ✔️(En librerías)
Teen Fiction[COMPLETADA] ¿Es posible enamorarse de alguien sin conocerlo? ¿Sin haberlo visto? ¿Es posible desarrollar sentimientos por una persona que solo has escuchado? Klara encontrará la respuesta a esas preguntas, escuchando con dedicación todo los días su...