Existen momentos en la vida que solo pueden ser descritos como perfectos, sin importar su simpleza, calientan tu corazón y te hacen darte cuenta de que la belleza de la vida esta en las pequeñas cosas.
La felicidad no es un estado perpetuo, es una colección de momentos fugaces y perfectos.
Esta noche ha sido una combinación de muchos logros: la salida con mis amigos, el juego, superar mi ataque de pánico sola, compartir con Kang y mantener mis sentimientos a raya. Y este abrazo...
Este abrazo... sella perfectamente todo el paquete que ha sido esta noche para mí.
Con mi rostro contra el pecho de Kang, los latidos de su corazón contra mi oído, mis brazos a su alrededor, su cara ligeramente enterrada en mi cuello. Cuando intento separarme, Kang me aprieta aún más contra él.
—Solo un poco más.
Susurra, su aliento haciéndome cosquillas en el cuello. Sonrío como tonta, cerrando mis ojos. Sin embargo, como ya lo he dicho, esos pequeños momentos se caracterizan por ser fugaces y eventualmente llegan a su fin.
El ruido de la puerta del balcón abriéndose nos hace saltar y alejarnos tan rápido que casi me tropiezo. Kang se rasca la parte de atrás de la cabeza y yo finjo toser un poco.
—¡Kang!— la pelinegra de mis pesadillas y que ahora se es ex-novia de Diego aparece a nuestro lado, —Pensé que no venias a la fiesta.
Kang le da una sonrisa amable.
—Cambié de opinion.
La pelinegra me ignora por completo, hablándole a Kang como si yo no estuviera aquí.
—¿Qué haces aquí afuera? Deberías entrar, comenzará el concursos de Ping-pong de cervezas pronto.
Kang toma mi mano y jalándome hasta que quede a su lado.
—Estoy disfrutando la vista con Klara, ¿La conoces?
La pelinegra se ve obligada a reconocer mi presencia y aunque me cueste admitirlo, le tengo tanto miedo.
Pobrecita, pero, ¿Cómo es que alguien tan fea y defectuosa como tu se atreve a fijarse en Kang?
Sus palabras y amenazas aún atormentan mis pensamientos. Me ha encontrado con Kang, eso la hará enojar, y tampoco he mantenido mi distancia de Diego. Me asusta pensar que se le ocurrirá hacerme ahora que no he escuchados sus amenazas.
—No, no la conozco,— la pelinegra finge una sonrisa, y estira su mano hacia mi, —Mucho gusto, Klara, soy Yana.
Suelto la mano de Kang para sostener la suya por un segundo rápido.
—Mucho gusto.— digo entre dientes. Kang arruga las cejas, observándome.
Yana se lame los labios.
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Sigue Mi Voz ✔️(En librerías)
Teen Fiction[COMPLETADA] ¿Es posible enamorarse de alguien sin conocerlo? ¿Sin haberlo visto? ¿Es posible desarrollar sentimientos por una persona que solo has escuchado? Klara encontrará la respuesta a esas preguntas, escuchando con dedicación todo los días su...