CUATRO

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Hoy... Mi primer dia de trabajo. Andie en su trabajo le dieron un auto asi que me lleva a donde comenzaré a trabajar. 

Pasamos por una parte de la ciudad que visité ayer, cuando se estaciona no puedo creerlo, el celler.

La hamburguesería donde fueron groseros conmigo, bueno no todos, solo ese hombre alto idiota que no me dejaba ni hablar.

Elisa: ¿Que hacemos aquí?

Andie: ¿Por qué?

Elisa: Ayer vine, y fueron groseros.

Andie: No te creo.- Su cara realmente mostraba confusión

Elisa: En serio, un empleado de este lugar fue horrible, no me dejó ni terminar una frase.- Ya estaba de nuevo molesta con solo recordarlo.

Andie: ¿Un empleado? Eso es raro, todos son amables aquí, el jefe es un poco obstinado, pero tiene mucha educación que no se lo permite siempre, de igual manera él me debe un favor así que deben aceptarte, no te preocupes.

Trataré de no pensar en lo de ayer, y comenzaré con buen pie. Al menos que ese idiota vuelva a ser descortés.

Llegamos y veo que Andie es muy popular aqui, todos la saludan. Yo la sigo hasta entrar a un pasillo que nos llevaba a una puerta con un cartel muy bien diseñado que dice ''Oficina de Jacobo Aarons''. Andie toca repetida veces y la persona adentro le grita que pase.

Entramos y OMG esta oficina esta muy linda para ser de una hamburguesería. Al frente de la puerta esta un escritorio, mesa negra de madera y una silla negra con blanco muy linda, reconocimientos y una foto de dos chicos inaugurando el negocio, se nota que esto fue hecho por un diseñador de interiores, todo bien ubicado. Solo algo no me gustaba, el hombre que estaba al frente de nosotras, si, el hombre que fue grosero estaba aquí, hablando por teléfono con su perfecto rolex en su muñeca, su aroma de perfume caro que choca con mis fosas nasales pero su vestimenta hoy si es elegante, su traje, zapatos... ¿Y ayer?

Andie: Hey, señor Aarons.

Jacobo voltea y da una sonrisa amplia.- ¿Que tal todo Andie? Tenia tiempo sin verte.

Andie: Igualmente, ayer pensaba llamarte mas temprano, pero tenia trabajo y bueno lo siento.

Jacobo: No te disculpes, ayer llegue directamente de la casa del campo al trabajo,  llamaste a buena hora, ya estaba en casa.

Andie: Bien, pues ella es Elisa, tu nueva empleada.

No quería salir de la espalda de Andie, no quería, pero no tengo opción. 

-Hola.- Digo tratando de ser lo mas amable posible, pero por mas que me esforzaba no lo conseguía.

Jacobo: ¿Tú?.- Se rie.- Esto si es una increíble coincidencia.

Elisa: Depende de como quieras usar increíble.

Jacobo se me queda mirando fijamente, yo lo miro a él de la misma manera, ¿me esta retando a un duelo de miradas? ¿Me examina? No se porqué me mira asi, solo quiero que deje de hacerlo.

-¿Y entonces?- Digo tan rápido para que esta situación no sea rara.

-Si Andie, confía en mi, le daré un buen puesto.- Jacobo le sonríe a andie, y a mi, pero la sonrisa que me da no es tan inocente.

Espero que no se le ocurra nada, porque no quiero ir detenida en otro país por partirle la nariz a alguien.

Andie se despide con un abrazo.

-Suerte, nos vemos.- Se aleja sin decir nada mas

Jacobo me dice que lo siga, llegamos a la cocina me da una malla para mi cabello y un par de guantes. 

Jacobo: Quiero que peles todas estas papas, cebollas y piques estos tomates, para hoy.

Veo mucho de cada uno y todos nos prestan atención en la cocina.

Elisa: Pero son como 20 kilos.

Jacobo: Mientras mas rápido comiences, mas rápido terminas.- Sale aplaudiéndoles a todos que sigan en sus deberes.

5 horas más tarde.

No había pelado y cortado tantas verduras en mi vida, estaba cansada, tenía calor, solo quería volver a casa, nadie me había hablado en la cocina, todos en sus deberes y en la hora del almuerzo, todos tenían con quien conversar.

En mi descanso solo pienso en llamar a Kevin, ese monstruo me hacia mucha falta.

Elisa: Hey, enano.

Kevin: Oh lo dice la que mide 1,50

Elisa: Oh vamos, son 1,54

Kevin: Perdón no sabia que tenia una jirafa de hermana.- Se rie y yo también- Te extraño- suena tan sincero que duele.

Elisa: Y yo a ti hermanito.

Kevin: Entré a la universidad de Buenos aires, me dieron la beca para el programa de intercambio, estaremos más cerca.

Elisa: ¿QUE? ESO ES GENIAL!.- Y lo que decía era cierto estaba tan feliz.- Esa noticia alegro mi día.

Kevin: Ha sido malo, ¿no?

Elisa: Ya no tanto.

Kevin: Admites que te alegro el día.

Elisa: Pues si, gózalo.

Y asi hablamos la hora de mi descanso, al despedirnos me dirigí a la cocina y ¡Vaya, vaya que sorpresa!

Se acerca mr. idiota a mi area de trabajo: ¿Como vas?

-¿No ves? Voy bien.- Se que es mi jefe, pero no puedo ser amable con personas que no lo han sido conmigo, no encaja en mi lógica.

-Si, pero no tan bien.- ¿Ahora qué?.- No pelaste los tomates.- ¿Quien carajos pela tomates? ¿Es algo normal en este país o qué?- Pero déjalo así, oliver te mostrara donde estan los trapeadores, la entrada necesita limpieza.

Llama a oliver y llega el chico a mi lado, flaco con una estatura un poco mas alta que la mia, su piel blanca similar a la mia y sus ojos eran muy negros.

-Lleva a la señorita a Elisa a la sala de conserjería y muestrale sus herramientas, la entrada necesita limpieza.

-Si sr. Aarons.

-Bien, que te diviertas, Elisa.

Lo odio.

-¿Él siempre es así?- Le pregunto a Oliver camino al cuarto de limpieza.

-Casi siempre, te acostumbrarás, soy Oliver por cierto.

-Elisa.

-Venezolana ¿eh?

-Si, es muy obvio?

-Las venezolanas son lindas, así que si.

Me sonrojo un poco, pero todo eso se me va cuando me dan trapos, un sprite con detergente y mas trapos.

Manos a la obra. 




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