CINCO

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Estaba exhausta, triste y molesta.

Había pelado y picado todas las verduras que mr. idiota me ordenó. No entiendo su odio hacia mi, según Oliver, el jefe no era así con todos, realmente fui la primera que mando a pelar y picar tantas verduras en un dia, eso desató mi ira a morir. 

Llegué a casa, no quise decirle nada a Andie, no quería decirle que su amigo era un completo imbecil. 

Creo que Jacobo Aarons sufría una discriminación hacia las rubias, ojos verdes, pequeñas como yo.

Me acosté y no podía parar de pensar en mi familia, si que los extrañaba, eran las 11:00 pm y no quería llamar, tengo que aprender a ser independiente, si sigo llamándolos a cada momento se preocuparán. Me dormí y agradezco a mi cansancio, no quería deprimirme,

Pasarón aproximadamente 6 horas que dormí y ya tenía que levantarme. Sinceramente estaba de buen humor, no dejaría que nada ni nadie me molestara hoy, ni siquiera mr. idiota.

-Buenos días!.- Digo al llegar a la cocina donde estaba Andie y Ryan desayunando.

-Diablos, si que estás de buen humor.- Ryan exclama, sonriendo.

-Si señorito, me voy, tomaré un bus, te amo, adios andie.

Ambos se despiden y de verdad que un pensamiento positivo puede cambiar tu día. Tome un bus después de haber comprado un café, camine una cuadra más para llegar al Celler, el día estaba bonito.

Trabajé duro hoy, todos estaban sorprendidos porque no había nadie mas feliz de pelar tantas papas y cebollas como yo.

-Eres rara.- Oliver me mira fijamente, su mirada era burlona y luego sigue masticando su sandwich.

-Todos somos raros en cualquier momento de nuestras vidas.- Digo sonriente.

-¿Quien dijo eso?.- Sé que esperaba el nombre de un escritor famoso, pero creo que lo decepcionaré.

-Elisa Colman.- Nos reimos.

-Con ella quería hablar.- Escucho una voz masculina detrás de mi, y ya sé quien puede ser, y no me alegra en lo absoluto.

-Hola mr. idiota.

Oliver escupe su refresco aguantando las risas y yo volteo para enfrentarlo.

Se me olvida que tan alto es y lo noto cuando volteo. Camisa de vestir azul, pantalones de mezclillas grises y un buen aroma que siempre lo acompaña.

-Elisa, acompañame.

Me levanto y llegamos a su oficina.

-Ahora, dime.-Mi voz se amarga totalmente, no lo esperaba.

-Primero, ¿que es eso de mr. idiota? Elisa.- coloca sus dedos en el tabique, signo de cansancio.- Es tu segundo día, debes respetarme.- Me mira fijamente.- Soy tu jefe.

-¿Disculpa? un verdadero jefe no debería explotarme así.- Descruzo mis brazos y me acerco, solo un poco- Si, hable con mis compañeros, y al parecer no has sido asi con ninguno.

Sé que podría meter en problemas a todos, pero es mejor todos que solo el pobre de oliver.

La multitud gana.

-Elisa, es tu trabajo, si te contrato es porque necesitaba alguien que lo hiciera.- Dice, sin más, solo cruza sus brazos me mira seriamente, su cara seria es linda. ¡NO ELISA, CONCENTRATE, ÉL TE EXPLOTA!

-Pues sinceramente, no me parece bien, pero si es correcto para ti, ni modo.- Me giro para irme y cuando coloco mi mano en la manilla de la puerta siento que toma mi brazo y me vuelve a girar.

¿Volamos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora