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- R-rebecca, ¿Q-que estás haciendo? -Pregunté asustado y sonrojado

- Oh, Jairo, I'm sorry -Dijo arrastrando las palabras, estaba ebria- Necesito... N-necesito sentirte dentro de mi...

No me dejó decir palabra, me tapó la boca con una mano mientras comenzó a lamer mi cuello. Abrí mucho los ojos, no esperaba esto de Rebecca. Se quitó la blusa que llevaba tapando mi boca en todo momento, y cuando la tuvo en sus manos, la hizo una pelota y me la metió a la boca. Trate de retirarla, pero no pude. Antes de que pudiese hacer nada, se quitó el sostén y me ató de manos con el.
Levantó mi camiseta y comenzó a acariciar mi pecho mientras lamía mi cuello.
Su mano libre, bajó por todo mi torso, dejando una suave caricia hasta llegar a mi pubis, donde se detuvo y posó su mano con delicadeza.
Ella se quitó la falda, casi de un tirón y me obligó a mirarla. Sus pechos, tan cerca de mi cara y su ropa interior humedecida, eran una visión que jamás esperaba ver.
Estaba roja a causa del alcohol, su cabello rubio, empapado a causa del sudor, y sus ojos ofrecían una mirada perdida capaz de helar la sangre.
Noté como inevitablemente, una parte de mi crecía.

- V-veo que deseas esto tanto como yo -Rió divertida, más aún ante los tristes balbuceos que emitía a través de la mordaza- El que calla otorga, darling

Comenzó a retirar mi pantalón, y admiró mi ropa interior por un instante y posteriormente, ponerse frente al bulto que se dejaba ver en el.

- Oh, es perfecto -Dijo- Aunque me pregunto cómo de grande puede llegar a ser

Y dicho eso, pegó su entrepierna a la mía. Ambas protegidas por la tela de la ropa íntima, tan cerca, pero tan lejos al mismo tiempo.
Comenzó a hacer un movimiento de caderas, que me provocó una pequeña sensación placentera. Calor, una especie de cosquillas y una extraña humedad. Sentía como si mi segunda cabeza fuese a explotar en cualquier momento.
Siguió así, emitiendo sonidos que nunca antes había escuchado, como gritos emitidos en voz baja, que se perdían en la música alta que sonaba en la planta baja.

- Darling... ¡A-Ah! -Siguió moviéndose incluso más rápido y emitiendo esos ruidos- E-esto es genial...

Apoyó su delantera en mi cara y noté un fluido extraño empapando mi ropa interior. Rebecca se puso en cuclillas y agarró su ropa interior, comenzó a bajarla, pero justo entonces, se escuchó un gran estruendo en la planta baja, lo cual la hizo caer al suelo.
Aproveché eso para liberarme y vestirme para salir corriendo de ahí.

La planta baja estaba sumida en el caos. Botellas rotas y alcohol por todas partes, pero lo más extraño de todo eran aquellos seres de color negro que estaban devorando absolutamente todo lo que podían llevarse a la boca y llenando todo de una sustancia cuyo olor se me hacía familiar. Era... Tinta...
Esos seres alados y ágiles estaban formados de tinta. Comían, crecían, se dividían. Era una mitosis, definitivamente.

- ¡Jairo! ¡Por aquí! -Gritó Ágata desde debajo de una mesa

Corrí hacia ella y me metí debajo. Ivory y Ebony estaban debajo también.

- Tío, esto no me gusta un pelo... -Dijo Ebony visiblemente asustado

- ¿Q-que ha pasado? -Pregunté

- Alguien lanzó una cápsula negra por la ventana y salió una de esas cosas... -Dijo Ivory- Comenzó a comérselo todo y a dividirse, lo han manchado todo de tinta

- ¡Aún así son adorables! -Dijo Ágata- ¡Quiero uno de mascota!

- ¿¡Como puedes bromear en una situación así!? -Gritó Ebony al borde de la histeria

- Calma -Susurró Ivory- Jairo, tú sabes de pintura y estas cosas están hechas de tinta... ¿Se te ocurre como acabar con ellas?

- Y-yo... Pues... Agua... -Dije- La tinta se disuelve en agua...

- Toma, haz algo, o puede que cuando se queden sin aperitivos decidan comer invitados... -Dijo Ágata dándome el cuaderno

- Un... ¿Cuaderno? -Preguntó Ebony ladeando la cabeza

- U-una larga historia, solo echar una mano... -Comencé a dibujar grandes pistolas de agua y di una a cada uno

Entre su sorpresa y la presión del momento, no pudieron decir nada. Simplemente salimos de debajo de la mesa armados con los juguetes y comenzamos a disparar agua a todos aquellos seres de tinta.
Gritaban de dolor, agudos chillidos que se ahogaban y finalmente silenciaban, dejando un charco de tinta empapada en el suelo.
Tras una hora, pudimos acabar con todos, pero la casa de Rebecca quedó hecha un asco, casi como una ciénaga de tinta negra.

- ¿Que son esas cosas?- Preguntó Ágata

- No lo sé, nunca había visto nada similar, parecían simios alados -Murmuró Ivory

- Sea lo que sea han muerto -Exclamó Ebony feliz - ¡Muertos, muertos! ¡Gracias a nosotros! ¡Somos héroes! Esto sí atrae a las nenas

- Sigue soñando, Romeo -Dijo Ágata molesta rodando los ojos

- Habrá que avisar a Rebecca... -Murmuré

- Y a un buen equipo de limpieza... -Siguió Ebony

Después de ir al cuarto de Rebecca y encontrarla dormida, escribí lo sucedido en una hoja de papel y me fui a casa. Menuda locura... ¿Que había pasado?
Rebecca trato de... ¿Tener relaciones conmigo? Y a demás... ¿¡Que rayos eran esos bichos!? ¿¡De donde habían salido!?
Entre pregunta y pregunta, llegué a casa y me acosté a dormir con Vinci sobre mis piernas. Después de este día, necesitaba descansar...
Necesitaba simplemente olvidar...

Mientras tanto, en otro lugar, las criaturas de tinta dormían adheridas a las paredes y al techo de una cueva.

- Veo... Que son más capaces de lo que esperaba... -Dijo la más grande de las figuras de tinta

- Padre, hay que comenzar a atacar sin piedad... Hemos hecho mal en subestimar a los humanos -Dijo una figura femenina

- ... Cierto -Volvio a decir la más grande- Inkrawler, comienza a dirigir las tropas... Más te vale no fallarme

- Si, padre... -Dijo una de las figuras, la cual poseia enormes manos

Al día siguiente me desperté empapado en sudor. Como odiaba las noches de verano... Me di una ducha, me vestí, y me fui dando un paseo hasta casa de Ágata. Necesitaba hablar con ella

GarabatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora