6

13 7 1
                                    

Unos meses después, estaba en la fiesta de cumpleaños de Ivory.
En principio, no me apetecía nada ir, pero Ágata había ido y me había pedido que la acompañase, aunque era todo un diabólico plan para que coincidiese con Rebecca, que había ido acompañando a la delegada.
Pensé que sería una fiesta desbocada llena de alcohol, ya que todos teníamos la mayoría de edad... Me sorprendió el refinado gusto de Ivory. Esa caótica fiesta que se formó en mi mente resultó ser una tertulia muy agradable. Hablábamos de toda clase de temas, desde política, hasta el tiempo, y aunque podría pensarse que fue aburrido, lejos de la realidad, las risas eran incesantes.
Éramos unos cuantos amigos hablando de todo lo hablable, riendo y bebiendo refrescos.

- Por cierto, Ebony, tus padres tenían una tienda de alcohol, ¿No? -Comentó la delegada

- No, no es una simple tienda de alcohol, Samanta -Dijo el- Diselo, Ivory, tengo que llevar a Obama a la casa blanca, si me entendéis -Dijo y se levantó para ir al baño

- Los padres de Ebony tienen efectivamente una destilería de renombre. Son especialistas en vino y demás bebidas, aunque carecen de cervezas, ron y vodka -Hizo una pausa para tomar aliento- A todo esto, ¿Por que la pregunta?

- Oh, bueno... Hemos decidido en clase hacer una pequeña fiesta en casa de Rebe -Dijo Samanta

- Si, teníamos pensado hacer una cata de alcohol, ya que todos hemos cumplido la mayoría de edad -Agregó Rebecca

- ¡¡Oh!! -Gritó Ágata- ¡¡¡Oooooh!!! ¡Si! ¡Jairo, dejaras de ser virgen!

- ¿¡Q-que dices!? -Dije rojo como un tomate mientras las tres reían e Ivory miraba por la ventana- Sabéis de sobra que no tengo esa clase de intereses...

- ¿Ni un poquito? -Preguntó Samanta- Alguna atracción tendrás, digo yo... ¿Hay alguien que te guste?

- Oh, ¿Vamos a cotillear? -Dijo Rebecca divertida- ¡Suena bien!

- Por mí no hay problema -Dijo Ivory

- ¡¡Decidido!! ¡Convirtamos esto en una plantación de tomates! -Exclamó Ágata divertida

Y sin saber cómo, acabamos en un cruce interminable de preguntas, sonrojos y respuestas, al que más tarde se unió Ebony.
Logré evadir las preguntas y no revelar el lío de sentimientos que tenía.
Al final, Ebony se fue, pues su madre lo llamo, y al poco, las chicas se fueron también, quedando solo Ivory y yo.

- Creo que aún no te felicité -Dije- Así que... Felices dieciocho

- Gracias, Jairo... -Dijo secamente comenzando a recoger vasos de plástico

- Deja, te ayudo -Y dicho eso, comencé a recoger los platos de los aperitivos y las botellas vacías

- ¿Y quién te gusta más?

- ¿E-eh?

- Me he dado cuenta de que sientes amor por Rebecca, pero me da en la nariz que estás confuso... A demás de que también sientes algo por Ágata

- Y-yo... -Estaba sonrojado. Había dado en el clavo

- Descuida, no lo revelaré, y para más confianza, te diré quién me gusta a mí

- N-no, si yo ya te cr-

- Me gusta Ebony... -Suspiró aliviado- Necesitaba contarlo...

- ¿Ebony? ¿El Ebony mujeriego que todos conocemos?

- Si... -Miró al suelo- Nos conocimos en el hospital, ¿Sabes? Nunca me juzgó por mi forma de ser tan cerrada, es más, fue mi interprete mucho tiempo... Y después de tanto tiempo juntos, aguantando sus tonterías... Empecé a sentir algo

- Algo parecido a lo que me pasa a mí con Ágata... -Murmure- Siempre me intenta volver un pervertido, pero no tengo esos intereses sexuales...

- O igual solo te deja caer la idea de lo que ella quiere, no lo sé... Igual le gustas

- ¿¡Que!? ¿G-gustarle, yo?

- Solo es intuición, tampoco me hagas mucho caso...

- Uh... -Mi teléfono sonó- Uh, la alarma. Debo irme, me traen ya la compra y debo estar en casa

- Claro, lo comprendo. Te agradezco que te quedases a limpiar...

- Para eso están los amigos -Le sonreí y me fui corriendo a casa

Así que... Dentro de poco habría una cata de alcohol... ¿Estaba bien si iba? De todos modos, yo fui de los primeros en cumplir los dieciocho y ya había probado el alcohol, tampoco era una maravilla, al menos para mí. Prefería los refrescos.
Con esas ideas en mi cabeza, entré a casa para ser recibido por Vinci.
Mientras jugaba con el, recibí un mensaje de Rebecca, en el que me pedía que dibujase las bebidas faltantes para la fiesta. Y... Ya estaba obligado a ir... Genial, supongo que buscaría alguna esquina en la que sentarme hasta que todos estuviesen ebrios y aprovecharía para irme.

Me senté en el escritorio y comencé a dibujar varias botellas de las bebidas que me habían pedido. Dibujaba distraído, con la mejilla recostada en mi mano, con Vinci frotándose en mis piernas. Tras unas horas ya tenía de todo; Ginebra, Martini, ron, tinto, las populares birras... De todo.
Sin darme cuenta se hizo de noche, por lo que me acosté sin cenar. Tenía que reservar mi estómago para mañana en la cata de alcohol... Esto se iba a descontrolar, tenía un mal presentimiento.

Al día siguiente, me levanté temprano, terminé otro retrato de Ágata. Últimamente la dibujaba más, me encantaba y me relajaba bastante.
Cuando llegó la hora de ir a la fiesta, me vestí, cargué las bebidas en un carrito de la compra que dibujé para la ocasión y fui a casa de Rebecca. A medida que me acercaba, la música se hacía más fuerte y hacia retumbar mi garganta.
La gente reía y bebía alcohol como si no hubiese un mañana. Rebecca me abrió la puerta. Tenía una copa de champán en la mano

- ¡Jairo! ¡Welcome! -Dijo entre risas- La fiesta está siendo genial, pasa, pasa

- Hola, Rebecca -Dije pasando- ¿Qué tal el alcohol?

- Not bad, he bebido bastante, quizá debería parar

- ¡Chorradas! -Gritó Ágata- ¡¡¡Hoy es un día para beber!!!-Rió con una botella de vino en la mano

- Ágata... ¿Cuanto has bebido?-Pregunté preocupado

- Es una botella vacía, aún no he probado ni gota -Rió

- Eres un caso... -Murmuré y entré a la casa

Al principio, me quedé haciendo garabatos en un cuaderno mientras los demás bebían, pero finalmente, tomé una lata de cerveza y comencé a beberla mientras cotilleaba por la casa. Encontré el baño, el cuarto de los padres de Rebecca, el Jardín, donde Ebony dormía sobre las rodillas de Ivory con varias botellas alrededor... Poco menos de lo que esperaba.
Finalmente, acabé llegando al cuarto de Rebecca. No debía cotillear mucho, pero no pude evitar ver la concha que dibujé para ella en su escritorio. Me acerqué a tocarla y no pude evitar sonreír. Me hacía ilusión que la tuviese ahí, a la vista.
Me perdí en mis pensamientos, y a la vez perdí la noción del tiempo, hasta que oí la puerta cerrarse, y como la cerraban con seguro. Alguien me había encerrado con el, y a demás, me empujó y me tiró sobre la cama para ponerse sobre mi. Tenía los ojos cerrados por el susto, por lo que no pude ver quien era. Comencé a abrir mis ojos para poder verlo y... No podía ser... ¿¡Ella!?

GarabatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora