Gusanos Rojos

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Uno nunca imagina las maravillas que puede encontrar en este mundo, en este vasto planeta tan variado con vida por donde uno se asome, pero no solo hay cosas hermosas...

Fue la primavera del 94. Saira disfrutaba de cazar con su hermano, insectos en el patio de su casa cercana a un bosque, tenían una gran colección. Por aquella época su vecina tenía un gato que ellos perseguían cada vez que se posaba cercano a la casa, pero el muy pillo siempre saltaba el muro trasero y se escapaba. Uno de esos días, mientras jugaban a la pelota, escucharon unas extrañas risas como humanas que se mezclaban con el lamento de algún animal, provenientes de la parte trasera de la casa. Al llegar al muro, movidos por la curiosidad, vieron arrastrarse por el borde de la pared, unos extraños gusanos, estos eran rojizos, bastante gordos su cuerpo babeaba y de una especie de boca dentada emitían ese raro sonido para un insecto. Median unos diez centímetros de largo y tres o cuatro de ancho, se retorcían como si algo les lastimara. El hermano de Saira decidió que uno de esos gusanos se uniera a su colección, tomó uno y lo metió a una botella de vinagre, mientras lo sostenía emitió un sonido similar a un susurro, pero lo ignoraron. Durante esa tarde, los niños eran cuidados por su prima de diecinueve años ya que sus padres habían salido a una reunión, emocionada, Saira fue corriendo a contarle lo que había descubierto, pero esta solo pensó que le estaba tomando el pelo así que decidió llevarla a la habitación de su hermano y al entrar, descubrieron al infante aterrado con la botella de vinagre rota en el suelo, el pobre narraba que el gusano le grito que lo sacara de ahí y por el miedo dejo caer la botella. Su prima no les creyó nada. Unos días más tarde la vecina visito a la familia llorando, su gato no había aparecido en varios días, preguntaba desesperada si no le habían visto, el padre de los chicos fue a la basura, saco la bolsa y se la entrego, dentro yacía el cuerpo del gato muerto con el abdomen abierto tal cual una navaja le hubiera atravesado, lo encontró detrás de la casa. Esa noche, mientras Saira dormía, fue despertada bruscamente por los gritos de alguien, era su hermano, cuando llegaron a su habitación para ver que sucedía, lo encontraron en posición fetal con las manos apretando fuertemente su abdomen del cual brotaba sangre. Inmediatamente sus padres llamaron a la ambulancia. Una vez que los paramédicos llegaron y levantaron al hermano de Saira, presenciaron el gran horror...

Su abdomen estaba abierto, de él brotaban y comían los rojos gusanos y entre los gritos y llantos se podían escuchar aquellas risas que hace unos días en el jardín comenzaron todo.

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