Capítulo Final 8: Su Regreso

71 13 2
                                    

"Como el manzano entre los árboles silvestres, así es mi amado entre los jóvenes; bajo su sombra con deleite me senté, y su fruto fue dulce a mi paladar."

Cantares 2:3

Exhalé un grito ahogado y, quedando sentada en el frío suelo, me di cuenta de que había sido solo un sueño. Mi corazón latía con fuerza y el miedo se intensificaba con cada segundo que pasaba. Me abracé a mí misma y volví a llorar inconsolablemente. Estaba sola en una casa desordenada, fría y vacía. Mis pensamientos se agolpaban en mi mente a tal velocidad que temía perder la cordura en cualquier momento.

Tomé profundas respiraciones, intentando calmar la tormenta de emociones que me embargaba.

Después de varios minutos, logré tranquilizarme un poco.

Aunque seguía absorta en los recuerdos del mal sueño que había tenido, intenté concentrarme en el presente.

No obstante, al recordar aquella pesadilla, me percaté de que mi desesperanza gritaba más fuerte que mi fe, y me desbordé en llanto de nuevo, escuchando voces negativas que me aseguraban que todo estaba perdido.

La pesadilla en la que veía a mi amado Rey abandonarme me había devastado completamente. Nuestro pacto de amor se había roto; había perdido mi regalo.

Estaba tan distraída que ni siquiera noté que habían venido a sabotear el vestido que había estado cuidando y preparando con tanto esfuerzo.

Desde la distancia de mi habitación, observé la silueta de mi vestido en el suelo. A pesar de la oscuridad, seguía ahí; manchado y roto.

¡Cuánto desearía que esto solo fuera un mal sueño!

Aquel vestido que había cuidado con tanto amor y cariño ya no parecía un vestido de novia.

Pensé: "Si mi Rey me diera otra oportunidad..."

El miedo se apoderó de mí, haciéndome temblar incontrolablemente.

No quería que aquella pesadilla se volviera realidad.

«Ya perdiste al amor de tu vida.»

«Ya ríndete.»

Una voz negativa me gritaba tan fuerte por dentro que esas palabras se repetían en mi cabeza como una tortura.

Me tapé los oídos, agachándome, sin querer escuchar esas palabras que me lastimaban.

No entendía lo que me estaba ocurriendo.

Quería llorar y no podía contenerlo.

Sentía que no podía más con el peso de la culpa y la acusación que me azotaban como castigo de una condena perpetua que acababa de comenzar.

Estaba destruida y podía sentir que mi ruina había comenzado.

De repente, me levanté del suelo para mirar a mi alrededor. Todo era un desastre, y yo era un desastre.

Observando un poco mi desordenada y oscura habitación, parecía como si estuviera parada en mis propias ruinas. Era el final de mi historia. Acostumbrada a perder tanto, no tenía la fuerza para volver a empezar.

Metafóricamente, veía cenizas donde antes había una llama. Sentía que la Gracia había olvidado mi nombre.

¿Habrá terminado aquí mi historia?
¿Sería este el capítulo final?

Estaba parada en medio de tanta oscuridad. No era fácil levantarme, pues estaba hecha pedazos.

Sin embargo, entre mi desorden y pensamientos derrotistas, pude identificar que tenía que tomar una decisión. Aún en todo este caos, en el silencio donde la duda se hacía presente, tenía dos opciones. Una era buscar la solución a esta situación; ordenar mi caos, buscar mi regalo perdido y preparar un nuevo vestido. La otra opción era rendirme por completo.

El Regalo de mi Novio: El Regreso | Novela CristianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora