Miré el reloj una vez más. Faltaban cinco minutos para que viniese Luke y un debate de si debería irme o no había comenzado en mi cabeza. ¿Por qué tendría que haber dicho que sí? Si es que soy imbécil.
Cuando ya había decidido ir al baño y comer con Jenny, alguien me tocó el hombro. Me giré y vi a un Luke Prince sonriendome.
-¿Lista para comer con este chico tan guapo?-¿Con qué chico guapo? Creía que iba a comer contigo.- respondí rodando los ojos. Él se rio y me ofreció el brazo.
-Vamos.
Rechacé su brazo y entramos en el comedor. Noté unas pocas miradas clavadas en los dos, pero cuando realmente la gente nos empezó a mirar es cuando Luke me cogió de la muñeca para ir a la fila de la comida. Me solté rápidamente de su agarre, pero era muy tarde, absolutamente todo el comedor estaba cuchicheando sobre nosotros mientras nos observaba. Distinguí a Victoria entre la multitud y su cara no expresaba felicidad precisamente. Cogimos la comida y nos sentamos en el borde de la gran mesa, apartados de los demás.
-¿Siempre estan cotilleando?-pregunté molesta. Él suspiró.
-Algo así. Pero no es tan malo.
-¿De verdad?- dije sorprendida. Dudaba mucho que yo pudiera aguantar la mirada de alguien fija en mí más de un día.
-No, pero te acostumbras.
-Si tú lo dices señor popular...
Él negó con la cabeza mientras ponía los ojos en blanco.
-¿Qué?- pregunté.
-Nada.
-No, dime.
-Es solo que... ¿Por qué tienes que ser así?
-¿Así como?
-Tan borde. Ni siquiera me conoces, no entiendo porque me juzgas tanto.
Abrí la boca para replicar, pero por mucho que me doliese admitirlo, tenía razón esta vez.
-Bien, pues empieza.
Me miró confuso.
-¿Qué empiece que?
-A contarme todo. Tu color favorito, la comida que más odias, como se llamaba tu perro, tu libro preferido... Ya sabes, cosas para conocerte mejor.
Me miró desconcertado por un segundo pero luego sonrió.
-El verde claro, los huevos fritos, Rex y Harry Potter.- contesté. Le miré con los ojos como platos.
-¡¿Los huevos fritos?! ¡¿cómo no te pueden gustar los huevos fritos?!- grité prácticamente.
-Simplemente no me gustan.- dijo seriamente. Yo le miré y estallé en una carcajada.
-Buen razonamiento Einstein
-Calla.- se quejó tirándome una patata frita a la cara.
-Eres tan raro.
-Tú también, pero eso es lo que me gusta de ti.- contestó. Pero no lo dijo con su típica voz de ligón, sino de verdad. Le sonreí en respuesta. No parecía tan mal chico en el fondo. Ahora viendole sin sus amigos, con su sonrisa real y manteniendo una conversación sin intenciones secundarias, podía hasta decir que me agradaba.
-¿Cuál es tu lugar favorito en el internado?- me preguntó entonces él. Fruncí el ceño.
-No tengo.
Luke me miró con los ojos super abiertos.
-¿De verdad?
-Sí, ¿tú tienes un lugar especial o qué?
-Claro.
-¿Cuál?
-¿Quieres verlo?
Le miré con interés. ¿El lugar favorito de Luke Prince? Eso podría ser interesante.
-Está bien.