Maiana Pasquarelli fue adoptada por un matrimonio italiano luego de unos pocos meses de su nacimiento. Cuando su padre adoptivo se entera de donde proviene ella, decide mudarse a Madrid, España con la escusa de un "cambio de aires", cuando en realid...
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El sábado desperté con el ánimo por el piso. La noticia de que Will y Phoebe estaban comprometidos, y que en un futuro serían marido y mujer me había golpeado fuertemente.
Will me ilusionó y decepcionó nuevamente.
No.
Yo fui la tonta. Yo sola me ilusioné, él en ningún momento dijo que terminaría con Phoebe. ¿Cómo pude creer que para Will solo era yo?, ¡por favor, su novia era la princesa de Italia!. ¿Cómo competir contra eso?.
Lucia tenía razón, yo era una completa zorra.
Para Will solo fue un polvo fácil, nada más.
—¿Estás bien? —Emma habló desde la puerta de mi habitación. Cuando mis ojos la captaron pude ver las marcas de las uñas de Lucía.
En la sala de mi casa se había montado la pelea de chicas del año. Jamás creí que mi mejor amiga golpeara tan bien. Le había arrancado a Lucia un mechón de cabello y dejado un ojo morado.
Lo admito, me encantó ver como Lucia era golpeada.
Se lo merecía por ser tan perra conmigo y con Emma desde que tengo memoria.
—No lo sé —me encogí de hombros—. ¿Tú estás bien? —caminó hasta mi cama y se sentó a mi lado.
—Después de haber golpeado esa perra estoy de maravilla —me sonrió divertida.
—Golpeas muy bien —admití con una pequeña sonrisa—. ¿Viste su ojo? ¡Le costará bastante tapar con maquillaje ese golpe! —reí junto a mi mejor amiga.
—Perdón —habló, luego de que dejáramos de reír—. Con Shelley creímos que Will tendría las pelotas para decírtelo —un suspiro escapó de mis labios.
—Se siente horrible ser la zorra —miré mis manos.
—No, tú no eres ninguna zorra. Fue Wil que te hizo creer otra cosa —sus manos tomaron las mías—. Él fue quién vino a buscarte, no tú.
—Solo fui un polvo fácil —mi voz se quebró con esa oración—. Jamás me sentí tan usada —sollocé.
—Oh no, nena. No fuiste un polvo fácil —mi mejor amiga me envolvió en sus brazos—. Él te engañó con palabras bonitas. Tuvieron sexo, bien. Solo fue un chico más, estarás con muchos más. Pero no llores, él no lo vale.
—Estoy completamente consciente de que no vale llorar por un chico. Pero duele ser usada. ¿Por qué no me dijo que sólo quería sexo? —sorbí mi nariz.
—¿Por qué no te lo dijo? Porque todos los chicos son iguales. Solo buscan sexo y diversión. Son un asco, pero nos encantan, malditos hombres calientes —reí por lo último que dijo.
—No, no todos son iguales. Somos nosotras que nos fijamos en puros idiotas —me separé de Emma.
—¿Sabes? —fijé mis ojos en ella—. No entiendo que haces llorando por un idiota —me levanté de la cama y comencé a poner mis zapatillas en mi bolso—. Es un príncipe y también es caliente, pero ¿para qué llorar por él cuando tienes a Josh babeando por ti?. Olvídate de Wil y ve por Josh.
