Esto era realmente incómodo... Al menos para mí.
—¿Wil?... —hablé. ¿Qué mierda hacía él a las cinco de la mañana en mi habitación?.
Levantó la mirada topándose conmigo, abrió la boca y luego la cerró, como si quisiera decir algo pero no podía.
—Maiana —susurró luego de unos segundos. Soltó mi sujetador como si le quemara.
—¿Cómo entraste? —pregunté lentamente.
—Por la ventana —dijo volviendo a ser el mismo Wil de siempre—. Por cierto, ¿no sabes que es muy peligroso dejar la ventana abierta a estas horas de la madrugada? —arqueó una ceja.
—¿¡Estás loco!? ¡Mira si entras a la habitación de mis padres en vez de la mía! —grité en un susurro mientras me acercaba a él.
—Créeme, tus padres jamás usarían cortinas de color rosa con bailarinas —se burló. Fruncí el ceño.
Mis cortinas eran bonitas.
—No te metas con mis cortinas —lo fulmine con la mirada—. ¿Qué viniste a hacer a esta hora? ¿No sabes que las personas a esta hora usualmente están durmiendo?.
—Vine a despedirme —se paró y caminó hasta mí—. Tengo que volver a Reino Unido por unas semanas, tal vez serán dos —no sé porqué pero esa noticia me ponía un poco triste.
—Emm... —le miré sin saber qué decir—. ¿Se supone que tengo que decir algo? —pregunté dudosa. Él me sonrió.
—¿Que tal algo como que me extrañaras? —arqueé una ceja y me crucé de brazos.
—No lo haré —dije firme. Se acercó más a mí.
—Admítelo, lo harás —di un paso atrás.
—No, y si me permites me tengo que vestir —me sujete la toalla. Recorrió mi cuerpo semi desnudo y luego me miró a los ojos.
—Hazlo —se encogió de hombros.
—Para eso necesito que te vayas —dije recalcando cada palabra. Rodó los ojos.
—Está bien —se alejó unos pasos de mí—. ¿Dónde se supone que tengo qué ir mientras tú te vistes?.
Recorrí mi habitación con la mirada.
—Al baño —le señalé la puerta de caoba. Comenzó a caminar hacia ella—. Pero ten cuidado el piso puede estar... —escuché un golpe seco en el baño—...mojado.
—Ay —murmuró. Caminé rápido hasta el baño. En la entrada de éste Will estaba tirado mirando al techo.
—¿Estás bien? —pregunté, haciendo una mueca—. Espera que te ayudo —con una mano sujete mi toalla y la otra se la tendí—. Toma mi mano.
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La ballerine (COMPLETA)
RomanceMaiana Pasquarelli fue adoptada por un matrimonio italiano luego de unos pocos meses de su nacimiento. Cuando su padre adoptivo se entera de donde proviene ella, decide mudarse a Madrid, España con la escusa de un "cambio de aires", cuando en realid...