Sonreí mas aún cuando Maiana me mostró su dedo corazón. Giró sobre sus talones y comenzó a alejarse de mí. Mantuve mi mirada sobre ella, dios, cabreada se veía mas hermosa aún.
Mi sonrisa abandonó mi rostro cuando un mesero chocó con ella, logrando que ella perdiera el equilibrio pero que no llegara a caer. El mesero se fue apresuradamente con la cabeza baja. Avancé hasta Maiana, quién se encontraba mirando un papel que tenía entre sus dedos, comenzaron a temblar, logrando que el papel cayera al piso. Su rostro, a pesar de estar perfectamente maquillado, se encontraba pálido. Supe que algo con ella estaba mal.
Maiana miró a su alrededor nuevamente, parecía perdida, pero pronto volvió a la normalidad. Su pecho si hinchó, logrando que su escote se pronunciara. Logré sacar la vista de sus pechos cuando ella giró y comenzó a marcharse fuera del salón.
Comencé a caminar hacia donde Maiana había dejado el papel tirado. Cuando llegué hasta él otra persona ya lo tenía entre sus manos. Josh me miró preocupado.
—¿Has visto lo mismo que yo? —habló bajo.
—Lo vi todo —mis ojos se dirigieron hasta Maiana, quién por desgracia ya había desaparecido del salón.
Un gruñido por parte del novio de Maiana hizo que lo observara. Su mano hecha un puño de dirigió a mi pecho. Soltó el papel que a duras penas logré tomarlo antes de que cayera al piso nuevamente. Él comenzó a avanzar por donde Maiana se había marchado. Leí lo que la nota decía.
Demonios.
Arrugué el papel entre mi mano y abandoné el salón, tal y como lo habían hecho Maiana y Josh.
Avancé entre los pasillos casi corriendo. No encontraba a Josh ni a Maiana. La preocupación se hacía mas grande en mí, al punto de ser desesperante. Un mal presentimiento se había formado en mi pecho, solo esperaba que Maiana y hasta Josh estuvieran bien. Acelere mi paso, pronto estuve corriendo por el castillo como si un fantasma me estuviera persiguiendo. Los pasillos y escaleras se me hacían eternos, parecía como si corriera en cámara lenta.
—¡Wiliam!, ¡por el amor de dios, espera! —a pesar de haber escuchado la voz de Phoebe no dejé de correr.
Maiana estaba en peligro, no era buen momento para que mi prometida comenzara con sus berrinches.
Ignoré sus llamados, pero la podía sentir detrás de mí.
Doblando la esquina de un pasillo pude ver las puertas de la biblioteca del castillo. Josh se encontraba con una mano en el pestillo de ella. Sus ojos demostraban preocupación y miedo, y pronto supe por qué. Gritos y llantos se escuchaban dentro de la biblioteca y hacían eco por el silencioso pasillo. Era Maiana quién dejaba salir tantos sollozos y su tía le exigía gritando que dejara de hacer tanto escándalo.
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La ballerine (COMPLETA)
RomanceMaiana Pasquarelli fue adoptada por un matrimonio italiano luego de unos pocos meses de su nacimiento. Cuando su padre adoptivo se entera de donde proviene ella, decide mudarse a Madrid, España con la escusa de un "cambio de aires", cuando en realid...