Capítulo 37

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Dolor.

Impotencia.

Rencor.

Odio.

Culpa.

Podía seguir la larga lista de lo que llevaba sintiendo durante mas de doce horas.

¿Pero ahora?.

Ahora todos esos sentimientos tenían más intensidad.

Esos sentimientos se mezclaban y se enterraban en mi pecho, dejando allí un gran vacío.

Josh. Mi Josh.

Él estaba allí, sin vida, dentro de un ataúd.

Sostuve con más fuerza la rosa blanca entre mis manos. Tenía los dedos entumecidos a causa del frío y de lo tensas que estaban mis manos.

El llanto de casi todos, incluyendo el mío, se escuchaban en el cementerio. El cura daba una charla, yo lo llamaba palabrerías estúpidas. Nadie lo escuchaba, o al menos yo no. No me importaba lo que estuviera diciendo.

Él no devolvería a mi novio.

Él no sacaría todos los sentimientos negativos de mi corazón.

Maldita sea.

Josh aún tenía metas que alcanzar y yo tenía que estar junto a él festejando sus logros.

Éramos un equipo.

Joshma aún tenía muchos momentos por vivir.

Sonreí entre lágrimas recordando el absurdo nombre que él había inventado.

Entonces el cura dio por finalizada su palabrería. Había llegado el momento de despedirse de Josh para siempre.

Maldición, dolía. Dolía mucho. Y la culpa lo hacía más poderoso.

Sollocé importándome un carajo lo que los demás pensaran. Yo estaba sufriendo al igual que todos los que se encontraban aquí. Yo también lloraba y sufría la partida de un ser muy importante.

Mi madre adoptiva me dio un leve apretón en mi hombro derecho. La miré, ella tenía los ojos rojos e hinchados. Me imaginaba que así también estaban los míos.

-Ve -a mi izquierda la reina Sofía me susurró.

Sabía que estaba haciendo esto por mí. Quería demostrar su apoyo, y estaba agradecida por ello.

La madre de Josh volvió a su lugar luego de dejar su rosa encima del ataúd de Josh.
Aún no había tenido la suficiente valentía para acercarme a ella.

Si yo misma me sentía culpable por la muerte de Josh, no quería saber lo que ella pensaba acerca de todos los acontecimientos.

Caminé dando pasos cortos. Quería retrasar lo mayor posible la despedida. Pero tarde o temprano ésta llegaría.

La ballerine (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora