-No, te dije que o cambiaba esa parte del diálogo o lo escribo yo.
-......
-Sí, de acuerdo. Hasta luego -me despedí de mi manager-.
Noto que desde que me cito con Holly, soy más exigente con los guiones que caen en mis manos. Necesito que se note mi madurez en mis trabajos.
Siento que ella es el aire que me impulsa, mi animadora personal.Y acordándome de ella, afronto el dilema de hoy, mis cuentas contables. Sabía que el juicio lo iba a ganar, el capullo de Dennis no se iba a quedar con mi dinero.
Metiéndome el móvil en el bolsillo, entré en el despacho de la asesoría.
Y vi a Holly frente a Julie, mi mujer. Me quedé petrificado.
-Si me disculpan -dijo atropelladamente, y corrió hacia el aseo.
La vi pasar como una exhalación, tan rápido que por un momento pensé que me había imaginado a Holly.
-Se encuentra mal, vamos a tener que volver otro día -me dijo Julie al verme parado en el quicio de la puerta.
La mire interrogante.
¿De qué habrían hablado?
-Sí, es mejor que nos vayamos -le dije.
Cuando ambos salimos del despacho yo, preocupado, volví la cabeza.
-¿Qué es? -me dijo Julie.
-Emm... ¿Crees que deberíamos avisar a alguien?
-Sí, ahí está su secretaria. Seguro que ella podrá ayudarla.
Una vez que dejemos el recado, y con su promesa de una cita otro día, Julie y yo salimos del edificio.
Mierda. Mierda. Mierda.
Holly ya sabia que Julie era mi esposa. Mierda. No hubiera querido que se encontraran así.
Cuando me acercaba a mi coche, Julie me paró cogiéndome del brazo.
-Recuerda que yo quiero seguir intentándolo Paul.
Respiré profundo y le dije:
-Julie, déjame tiempo para pensar.
-¿Tiempo? Ya has tenido más que suficiente. ¿Cuánto más?
-No lo sé. El que necesite.
Y cerré la puerta del coche, poniendo distancia entre ella y yo. Pero no sólo física, sino mental.
Mientras Julie entraba en su coche, cogí mi teléfono y llamé a Holly una vez, dos... Hasta cinco veces sin obtener respuesta.
Solté el teléfono y puse rumbo a la grabación.
Tras unas horas intensas de trabajo, me despedí de todos mis compañeros y fui a casa de Holly.
Volví a mirar mi teléfono y ella no había dado señales de vida. Tenía que hablar con ella y explicarle.
Ya en su puerta, aporreé la madera estruendosamente. Pero nadie me abrió.
Volví a llamar y grité:
-¡SI NO ABRES, ECHO LA PUERTA ABAJO!
Unos minutos después, Holly abrió la puerta.
Llevaba el maquillaje corrido de llorar y me miraba con frialdad cuando me dijo:
-Deja de gritar, no estoy sorda.
-Déjame entrar Holly.
Torció la cara con interés y me invitó a entrar con un gesto de la mano.
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El último beso [FANFIC Paul Rudd]
FanficHolly tiene veintisiete años y trabaja como contable en una asesoría. Su vida no podía ser más aburrida, pero tiene en Zoe (su mejor amiga) un contrapunto perfecto. Juntas, se complementan como ying y el yang. Paul tiene cuarenta y nueve años y es...