Capítulo Treinta y Tres: " Los bungalows, nuestro nuevo hogar"

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Al fin estábamos aquí, habíamos tardado como dos horas en llegar, todos excepto yo y Santiago se habían dormido todo el camino, aunque Santiago y yo no hablamos en el camino para no molestar a los demás. Nos bajamos de la camioneta y bajamos nuestras maletas.

—Bueno chicos bienvenidos a su nuevo hogar, cualquier cosa que necesiten en su estancia con nosotros lo pueden ver conmigo y mis tres compañeros, aunque ahorita ellos ya deberían de estar dormidos, mañana tenemos una junta muy temprano así que los acompañare a sus bungalows para que puedan descansar, mañana platicaremos ya más tranquilos, si están todos listos siganme.

Todos seguimos a Santiago, el era un señor de 40 años, muy alto y con un excelente físico, se notaba que llevaba mucho tiempo aquí, su piel era muy bronceada y su cuerpo se veía muy natural a comparación de las personas que se la pasan metidas en el gimnasio, tenía el cabello guero y se notaba que era una persona muy feliz; avanzamos por dentro del parque pero no lo podíamos apreciar muy bien por la oscuridad en la que estaba envuelta, Santiago no necesitaba una lampara para caminar por ahí, pero para nosotros estaba siendo complicado, detrás de nosotros Isabela sacó una lampara de su mochila y la prendió.

—Oh, lo siento chicos se me olvidó que son nuevo— Santiago soltó una pequeña risa.

Seguimos caminando hasta que llegamos a la playa, el reflejo de la luna en el mar era algo digno de admirar, Santiago se paró y voltio a vernos y puso una sonrisa en su rostro.

—Bueno chicos, de lado derecho están los bungalows y por ahí está un camino para subir, les diré como van a estar acomodados— dijo Santiago mientras sacaba su teléfono—. Antonieta y Marco van en el primer bungalows, el que está de lado derecho, Fernando y Andrés en el siguiente bungalow e Isabela te toca en la siguiente,yo te voy a acompañar para presentarte a tu compañera, se llama Bonnie y llegó el hoy más temprano.

Santiago tomó una maleta de Isabela y comenzó a subir, nosotros subimos detrás de ellos, al llegar al primer bungalow pusimos las cosas fuera de la puerta, en la puerta había colgada una llave y una nota que decía " Bienvenidos a Marino Ballena", abrimos la puerta y entramos, Antonieta encendió la luz; el lugar era hermoso, al entrar podías ver un pequeño sillón con un televisor en frente, después una pequeña cocina, de lado derecho había dos puertas, una para el baño y la segunda daba a nuestra habitación, al entrar se podía ver una cama matrimonial con una tipo red rodeando la cama, todo era de madera y estaba rodeado por la selva, frente a nosotros se podía ver el mar y en unos cuantos pasos podías estar en la playa.

Comencé a a sacar algunas cosas de nuestras maletas para acomodar las en las cajoneras y el pequeño armario que estaba en la habitación cuando escuche que la puerta se cerraba, me asomé y no vi a Antonieta, me asomé por la ventana que estaba a un lado de la puerta y la vi, caminando hacia la playa, podía ver su figura a la luz de la luna avanzando entre palmeras para poder llegar, salí de el bungalow y la seguí, cuando llegue a la playa ahí estaba ella, en la arena parada mientras algunas olas chocaban con sus pies, el viento hacia que su pelo bailará hacia todos lados, la luz de la luna la iluminaba con un brillo blanco, yo estaba parado a unos metros de ella, era como en mi sueño, pero sabía que está vez podía acercarme a ella y nada se terminaría, al contrario, apenas estaba comenzando todo.

Caminé hacia ella, sentía el viento pegar en mi rostro, el sonido de las olas era algo que podía escuchar por siempre, ella seguía parada ahí, admirando la belleza del mar en una noche de luna llena; me pare detrás de ella, pase mi mano a lo largo de todo su brazo, ella voltio y soltó esa hermosa sonrisa que me hacía sentir que todo iba a estar bien, me acerqué a ella y comencé a besarla, rodie mis brazos en su cintura y ella sobre mis hombros, amaba tanto esa sensación de seguridad, sentir que podíamos con todo y con todos, que juntos todo era mejor.

Sentía que desde que la había conocido, habia comenzado a vivir y todo lo que sentía era muy nuevo para mi, aunque no era difícil acostumbrarse a esa sensación cálida en el interior de tu pecho, la amé desde el primer momento en que la vi en esa fiesta, la amaba tanto en estos momentos y sabía que la amaría por siempre sin importar que.

Sin decir ni una palabra subimos hasta nuestro nuevo hogar, entramos a nuestra habitación y Antonieta tiró al piso todo lo que estaba en la cama, nos tiramos en ella y comenzamos a hacer el amor, me sentía tan feliz, sabía que ella había llegado a mi vida a hacerme feliz y ayudarme a no tener miedo de vivir, y vivir a su lado era todo lo que podía pedir.

Habíamos dejado atrás a México y estábamos listos para enfrentar cualquier cosa que se nos pusiera en frente, estábamos entusiasmados por comenzar nuestra nueva vida, yo estaba listo para abrir los ojos y ver al mundo diferente, llenar de colores todos esas partes que sólo eran grises, estaba dispuesto a dejarme llevar por esta experiencia, tenía tanta hambre de aprender algo nuevo y tan fuera de mi zona de confort, sin duda venir a este lugar era la mejor decivuon que había tomado en toda mi vida, apenas llevaba unas horas aquí pero algo me decía que mi vida iba a cambiar y que aquí encontria todo lo que nunca había buscado.

Antonieta ya estaba dormida y silencio del lugar mezclado con el sonido de las olas a lo lejos me hacían sentir una paz interior que nunca habia sentido antes, tome un cigarrillo y me senté en el piso por fuera de la entrada, me quedé viendo hacia la el mar y la luna que estaban frente a mi, estaban ahí frente a mi pero seguía teniendo una sensación de que todo eso era sólo un sueño, en mi interior sentía que en cualquier momento todo se acabaría y despertaria de un sueño convirtiéndolo en una horrible pesadilla, pero sabía que todo esto que sentía no podría ser producto de un sueño, todo lo que sentía dentro de mi era tan real que de vez en cuando sentía que explotaría, aunque era agradable sentir por primera vez que quería explorar de tanta felicidad que sentía dentro de mi.

Es difícil de creer como aveces una simple persona puede llegar a tu vida a cambiarla por completo, cambiarte a ti y ayudarte a conocerte cada vez más, para mi era algo que tenía que creer porque Antonieta me estaba haciendo el hombre más feliz del mundo, estar a su lado sin duda era mi mejor aventura y ese día recuerdo haberle pedido a la luna que me ayudará a que jamás se fuera mi lado.

Simple (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora