Por fin había llegado el fin de semana, y como todos los sábados me tocaba broncearme.
Y aquí estaba yo, con el bikini verde más sensual del universo, acostada en un camastro mientras mi piel lentamente agarraba un delicioso tono dorado. Sonreí con picardía mientras me untaba mas bronceador en el estomago, pensando en lo sexy que me veía haciendo esto.
Porque para variar, sabía que tenía público.
"Otra vez ellos..." Me dije con una risita coqueta, viendo como a la distancia varios chicos se habían subido a un árbol para admirarme mejor. Y al sentir un delicioso calorcito exhibicionista por mis venas decidí darles un poco más de "show", por lo que con toda la sensualidad posible arquee mi cuerpo y vi como los pobrecitos casi se caían por la impresión.
No pude evitar reírme un poquito, con una carita de travesura.
Simplemente, me fascinaba ser el centro de atención. Nada me excitaba más que volver locos así a los chicos, era como una droga. Y como en estos momentos el jueguito estaba resultando demasiado divertido...
...Decidí hacerlos sufrir un rato más.
Y mi ataque fue implacable. Durante casi 15 minutos use lo mejor de mi repertorio: Vueltecitas, arquear la espalda, levantar la pierna, nalguitas paraditas, sonrisitas coquetas, ponerme boca abajo, de lado, untarme bronceador, etc....
Y las reacciones de los chicos eran súper cómicas. Sus miradas eran de total lujuria, y hasta se peleaban entre ellos por ocupar los mejores lugares del árbol. Y el verlos luchar así por mí me tenía cada vez mas acelerada, aunque...
... No había considerado que el Sol estaba pegando muy fuerte, y entre tantos movimientos me fui cansando y me dio un poco de sueño.
Sera mejor descansar un rato, pensé con una sonrisita, además así evitare que se vuelvan locos.
Entonces me puse unos lentes de sol y me recosté, decidida a dormir un rato. Pero no llevaba yo ni un minuto así cuando de repente sentí que alguien me tapaba los ojos con las manos.
"Adivina quién es..." Dijo Mateo con emoción.
"Ufff.. Es inconfundible la voz de ñoño y el tonito de estúpido..." Le recrimine poniendo una mueca.
"Siempre tan cruel, Megan." Dijo en voz baja Mateo, soltándome. "Luego te quejas que te trato mal, mi amor."
"Mira... para empezar, estúpido, no me digas "Mi amor"" Dije torciendo la boca.
"¿Ah, las cosas van a ser así? ¿No recuerdas, Princesa, que apenas ayer te tenia con la verga en el culo mientras gemías pidiendo más?"
"S.si, pero... eso es diferente..." Dije sonrojándome sin querer. "Me estabas obligando."
"No, Megan, te dije claramente que si te querías ir lo podías hacer... "
"Mira... yo..." Trate de responder, pero sus argumentos eran lógicos. No supe que decirle.
"Como sea, Meg, te traje un regalo." Dijo Mateo colocando una bolsa negra de plástico en el pasto y buscando algo en su interior.
"¿U.un...regalo?" Puse una sonrisita. "¡Me fascinan los regalos! ¿Qué me compraste?"
Mateo no dijo nada y siguió buscando algo en la bolsa hasta que lo encontró. Y cuando sacó la mano vi que tenía en ella un collar negro de cuero, muy delgado y claramente para...
...Mascotas.
Mateo se me quedo viendo con una sonrisa estúpida.
"¿P.pero... y eso que es?" Le reclamé.
"Es un collar, mi amor, -Dijo con orgullo- que va a dejarle en claro al mundo que me perteneces... Lo compre en internet hace unos días, y me explicaron que es para estos casos."
"¿Para estos casos? ¿Qué tu estas idiota o qué? ¡No pienso ponerme eso!"
"No, princesa, claro que TE LO VAS A PONER. No te estoy preguntando si quieres. ¿O se te olvida cuál es tu papel aquí?" Respondió Mateo visiblemente enojado.
Me asusté un poquito al verlo así. Sin duda Mateo tenía el control de mi vida y hacerlo enojar no era buena idea. "N.no, mira... Mateo, es que yo... mira, voy a la escuela, y... ¿Cómo me voy a ver con eso?"
"Megan, no se te va a ver mal. Tu eres linda de cualquier forma." Dijo mientras colocaba el collar alrededor del cuello.
"Ay Mateo... es que... " Dije angustiada. "Me da pena, me van a ver y..."
CLICK...
El collar quedo firmemente alrededor de mi cuello, cerrado por un pequeño candadito dorado.
"¡Mateo! ¡Te dije que NO, estúpido...!" Dije agarrando el collar con impotencia, tratando de abrirlo.
"Megan, si vuelves a mencionar el collar te juro que te pongo a mamármela aquí mismo. ¿Ok? Y por cierto, no te lo podrás quitar ya que solo yo tengo la llave."
"B...bueno... está bien." Dije bajándole a mi voz. "Ya no diré nada."
Mateo puso una sonrisita malvada. "Y espera que veas la plaquita..."
"¿P.plaquita? Ay Mateo, no querrás decir que..."
Y entonces me la mostro. Una pequeña plaquita de metal que decía:
Megan Loera
Propiedad de Mateo Balcázar.
Me quede helada. Era la mayor estupidez que había vivido nunca, y lo peor de todo era que no había forma de evitarla. Tendría que llevar el maldito collar y la ridícula plaquita a partir de ahora. Apreté las manos con coraje, mirando a Mateo con todo el odio del mundo.
Pero a el no le importaba en nada mi situación, y sin preguntarme agarro con cuidado el collarcito y le coloco la plaquita, que quedo colgando muy coqueta al frente.
"Ay...no." Dije con pesar. Y por si la humillación no fuera suficiente vi que los chicos en el árbol seguían muy atentos lo que sucedía conmigo.
"Megan, quita ya esa carita de preocupada. -Dijo Mateo con una sonrisa.- Te tengo otro regalo. En un rato alguien va a venir a tu casa y quiero que escuches con atención lo que te diga."
"P.pero..." Trate de responder.
"Esa persona va a traer algo para ti, y si haces lo indicado, te daré 10 fotos."
"Oye, pero..."
Y antes de que pudiera preguntarle más cosas Mateo me dio sorpresivamente un beso en la boca y salió corriendo a toda prisa hacia su casa.
"¿Qué traerá el nerdcito entre manos?" Me pregunte con la curiosidad quemándome por dentro. ¿Pero qué? ¿Quién vendría a verme? ¿Cuándo? ¿Por qué?
Entonces volví a sentir el collarcito en mi cuello y me olvide de todo, sintiendo un coraje tremendo. Me lo quería arrancar de golpe, sin importar las consecuencias. Esta vez Mateo había ido demasiado lejos. Si bien hasta ahora tenía claro que ser dominada me gustaba, otra cosa era ser la mascota del nerdcito en público.
Y eso si que no.
En público, NADA. ¡Y estaba dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias con eso!
Regrese furiosa hasta mi recamara y entré azotando la puerta. Entonces con mucha prisa me vi al espejo y al ver el collarcito alrededor de mi cuello me volvió a hervir la sangre. "¡Maldito Mateo...!" Dije pateando una almohada del piso. "¡Lo voy a matar, a descuartizar, a quemar vivo, a...!"
De repente oí como sonaba el timbre de mi casa y con ansiedad me asome por la ventana, pero solo alcance a ver que alguien entraba aunque sin distinguirlo.
"¿Sera... la persona que Mateo dijo?" Dije intrigada. Entonces oí que alguien subía por las escaleras y en pánico me di cuenta que aun estaba vestida solo con el bikini verde.
Y de repente la puerta de mi recamara comenzó a abrirse lentamente.
Y durante un segundo me paralice, pensando que entraría el tipo más pervertido del mundo a violarme, hasta que un rostro familiar se asomó por detrás de la puerta y vi con alivio que se trataba de Claudia, la vecinita ñoña de enfrente.
"Hola Megan... "Me saludo con timidez.
"H..hola Claudia... "Dije poniendo una cara de confusión. ¿Sería ella la persona que Mateo había enviado? ¿Claudia? ¿Qué relación había...? ¿O seria alguien más...?
Como sea, el que Claudia me estuviera visitando era algo rarísimo ya que nunca habíamos sido muy amigas. Eso porque nuestras personalidades eran completamente opuestas. Mientras que yo era extrovertida, sexy y el centro de la fiesta, Claudia era tímida y callada, siempre muy hacendosita con sus tareas. La típica chica cerebrito que se viste de forma anticuada y sale en el cuadro de honor.
"¿Me puedo sentar?" Preguntó en voz baja, sin atreverse a dar un paso.
"S.si, claro Claudia, estás en tu casa."
"Gracias Megan." Y acto seguido se sentó en el borde de la cama, mirándome en silencio.
Y una duda me asalto en ese momento...
Ahora que lo pensaba, a Claudia nunca le había conocido un novio. Y eso a pesar de que...
... era muy bonita.
Su rostro era como de niña, con unos ojos café súper intensos y una sonrisa tierna, flanqueados por un precioso cabello negro hasta los hombros, muy bien cuidado. Y aunque no era muy alta tenía un cuerpo bien proporcionado, con evidentes curvas en los lugares correctos.
Pero lo dicho: Su forma de vestir del siglo pasado la traicionaba.
Y hoy venia vestida con una combinación particularmente es-pan-to-sa, con una falda de cuadros hasta la rodilla, blusa blanca y zapatos y calcetines negros.
Ay Claudia, -Pensé con una mueca de reproche- Si tan solo aceptaras mis consejos de moda serias súper popular con los chicos.
"Megan... m.mira.. es que... te venía a decir algo." Dijo ella de repente, tartamudeando y bajando la mirada.
"Si, dime."
"E.es.. que, mira... "
Y justo entonces me di cuenta de algo: En el cuello Claudia llevaba el mismo collar que yo.
"¿Quién te dio eso?" Pregunté con ansiedad.
"M.mi Amo..."
La sujete de los hombros con fuerza y vi que se asustó un poco. "A ver, ¿Cómo está eso de que "Tu Amo"?
"Si...bueno... tú también tienes uno. ¿No?" Dijo señalando mi collar.
"No, yo... no, es un malentendido... mira..." Traté de cambiar el tema.
"No mientas, Megan, se que Mateo es tu Amo..."
"Mira, Claudia, son estupideces. ¿Tú crees que YO tendría a un idiota como él de "Amo"?
"Si..." Dijo casi con miedo.
Me cubrí la cara con las manos, tratando de no desesperarme. "Ay Claudia, mira... ok, supongamos que Mateo es mi "Amo". Ahora dime quien es el tuyo."
"También él... " Dijo con una sonrisita tímida.
"Y... ¿Cómo es que se volvió tu "Amo?" Levante una ceja de forma inquisitiva.
"Es que... el tiene unas fotos... y... bueno, igual que a ti."
"¡Ajá...! "Dije sintiendo como el pulso se me aceleraba. ¿Así que el nerdcito había capturado a otra chica más? Esto tenía que detenerse, hablaría con Mateo muy seriamente y...
"Megan, es que... -Me interrumpió Claudia- Te quería decir también que mi Amo me envió a una misión."
"Mira, Claudia, deja de llamarle "Amo" al estúpido ese, ¿Ok? Bueno... ¿Y cuál es esa misión?"
"Es... que..."
Se hizo un silencio incomodo.
"Ay Claudia, ¡Ya dime...!" Dije desesperada.
"Tengo que comerte." Dijo de repente, cubriéndose la cara con muchísima pena.
Otro silencio incomodo.
"A...a ver si entendí. ¿Tienes que... comerme?" Dije alejándome un poquito de ella. Ahora entendía claramente porque Claudia nunca había tenido novio, y al estar frente a ella solamente con un bikini verde comenzaba a ponerme nerviosa.
"S..si..." Dijo bajando la mirada. "¿Me...dejarás?"
"¿Estás loca o qué? ¡NUNCA! Y ahora sal de mi recamara... "Respondí con altanería.
"Dice que te dará 10 fotos si aceptas..."
"Ni por mil, a mi no me gustan las mujeres y..."
"30 fotos."
"Ah... ¿30?"
"Si, dijo que te podría ofrecer hasta 30."
"Bueno... no sé, Claudia. No creo que sea algo..."
"Megan... mira, tu no tendrías que hacer nada. Solo acuéstate y déjame hacer todo yo." Y Claudia me miro con una expresión que no dejó lugar a dudas que eso le fascinaría.
"Bueno... suponiendo que acepto. ¿Cuánto tiempo duraría el... proceso?"
"20 minutos..."
Caminé con ansiedad de un lado al otro de la habitación, pensando. Nunca había estado con una mujer, ni siquiera en fantasías o nada. Pero la oferta parecía inofensiva: 20 minutos de estar acostada en la cama dejándome querer, a cambio de 30 fotos. Y durante todo este tiempo podría imaginar que es un chico el que me estaba comiendo.
"Bueno... pero solo 20 minutos. ¿Ok? Y no me pienso quitar el bikini, va a tener que ser por encimita. ¿Entendido?"
"Si." Dijo sonriente Claudia.
Con muchos nervios me senté en el borde de la cama y rápidamente Claudia se arrodillo en el piso frente a mí, colocando sus pequeñas manos en mis rodillas sin quitar esa expresión de lujuria tan sospechosa. Con un suspiro cerré los ojos, tratando de pensar en otra cosa...
"¿Ya, Megan?"
"Ufff... - Inhale profundamente- Ya..."
Entonces Claudia apretó sus dedos en mis rodillas y me hizo abrirlas un poco. Sentí como se acomodaba en el piso, y de repente...
Un suave soplo de aire entre mis piernas.
"Uf..." Di un saltito.
"¿Te gustó?" Pregunto Claudia.
"Eh... algo, bueno... sigue, ¿Ok?"
Y entonces otro soplidito, esta vez más cerca.
"Uy..."
"¿Ahora si te gustó?"
"N.no... no, pero... continúa..."
Entonces las manos de Claudia sujetaron con firmeza mis muslos interiores, abriéndome un poco más las piernas. Y antes de que pudiera protestar su boca se apretó agresivamente contra mi sexo, chupando y soplando con voracidad por encima de la telita del bikini. "MFmf......mfmf....mfmfmf...."
Y casi me desmayo, porque la sensación era...
...Sublime.
Me mordí los labios tratando de no gemir, pero era dificilísimo. La boca de Claudia daba fuertes empujones contra mi cuerpo, como si fuera una sanguijuela voraz mientras su lengua lamia vigorosamente las áreas alrededor de mi delicado botoncito.
Y la delgada tela de mi bikini no oponía ninguna resistencia, y para fines prácticos era como si su boca estuviera contra mi piel, con cada soplido y resoplido multiplicado por mil gracias a la humedad de mis partes.
Y no pude evitar poner una carita de angustia, ya que a este ritmo contener mis gemidos se estaba haciendo imposible.
"¿T..te gusta así, Megan?" Pregunto Claudia tímidamente, dejando su boca a un centímetro de mi clítoris.
"S..sigue...¿Ok?" Respondí con voz temblorosa.
Y ella obedeció felizmente, y sus labios volvieron a pegarse vorazmente a mi sexo, creando una poderosa succión mientras su lengua se retorcía como serpiente herida entre mis pliegues. Cada contacto me hacía saltar un poquito, por más que tratara de controlarme, y el placer se estaba volviendo insoportable.
Y mi voluntad se evaporaba con el pasar de los segundos...
...y así lo inevitable por fin pasó...
"AAhhhhh....." Un tierno gemido se escapó de mis labios.
Claudia se detuvo por un milisegundo al oír esto, y entonces agarro el costado de mi bikini con los dientes y lo fue haciendo a un lado, dejando mi sexo completamente al descubierto.
"A.Claudia, espera... y.yo..." Trate de decir, sonrojándome.
Pero ella sabía perfectamente que me tenía en sus manos. Y sin pedir permiso colocó sus manos en mi vientre y suavemente me fue empujando hacia atrás, hasta que mansamente quede acostada en la cama.
"¿Podrías... levantar las piernas, Meg?" Pregunto tímidamente.
"S.si..." Dije débilmente, poniéndome roja de la vergüenza.
Y de nuevo su hambrienta boca busco mi sexo y su tierno rostro se hundió entre mis delicados vellos negros, para entonces meterme de golpe su atrevida lengua hasta lo más profundo de mí ser. Inmediatamente arquee violentamente la espalda y mi respiración se aceleró muchísimo, a la vez que comenzaba a sudar de forma incontrolable.
"AAAhhh....." Gemí tiernamente.
Y ese gemido prendió muchísimo a Claudia, que no descansaría hasta hacerme venir. Entonces comenzó a taladrarme el coño como si su lengua fuera un pequeño pene, retorciéndola en mi interior mientras bebía mis abundantes jugos como desesperada. Y mientras tanto sus labios chupaban, lamian, jalaban y frotaban cada milímetro de mi sexo, sin descansar ni un segundo.
Y debido a eso mis gemidos eran cada vez más descarados, hasta el punto en que comencé a preocuparme que alguien en mi casa pudiera oírlos. Entonces apreté las sabanas con impotencia, porque sabía que no podía quedarme callada.
Pero el exquisito placer entre mis piernas era francamente insoportable.
Abrí mi boca y pasé mi lengua de forma lujuriosa sobre mis labios, sintiendo como mi respiración sonaba como la de una hembra en celo. Pero el hecho de saber que era una chica la que me tenía así...
...Me estaba matando.
Y la curiosidad quemaba. Quería voltear a verla, pero... ¿Soportaría ver un rostro femenino entre mis piernas? ¿A Claudia?
Oh Dios, no... no debo voltear a ver...
No debo...
Oh Dios...
Pero lo hice.
Con mucho nerviosismo voltee a ver a Claudia, y al ver su cara entre mis piernas quede como hipnotizada. Su bello rostro tenía los ojos cerrados y ella movía su cara de lado a lado, comiéndome a placer, con su nariz descansando entre mis delicados vellos púbicos. Y su boca y mejillas estaban completamente empapadas con mis jugos.
Y yo simplemente no le podía quitar la vista de encima.
Ver ese hermoso rostro apretándose contra mi sexo, devorándome.... Uff, me había acelerado muchísimo. Sentí un delicioso calorcito recorriendo todo mi cuerpo, aumentando mi temperatura un par de grados más, mientras Claudia obedientemente seguía concentrada en su amorosa labor, sin detenerse ni un segundo.
"Ah..." Gemí nuevamente, sonriendo ligeramente al sentir un toquecito en mi clítoris.
Y entonces Claudia abrió los ojos y me sorprendió espiándola. Con mucha pena volteé rápidamente a otro lado.
"¿T.te gusta... verme, Meg?" Pregunto sensualmente.
"No... bueno... s.si..." Dije con la cara roja de vergüenza, mientras poco a poco volvía a verla a los ojos. "Si... me gusta."
"A... a mí también me gusta. Mírame a los ojos... ¿Ok?"
Y obedecí.
Mis ojos se clavaron en los suyos mientras Claudia desabrochaba los hilos de mi bikini, quitándomelo. Y entonces comenzó a darme largas y lentas lamidas por mis hinchados labios, terminando siempre con un simpático toquecito en mi clítoris.
"AAAAAAAAhhhhhhh....." Cerré los ojos y puse una carita de angustia, arqueando la espalda. Con desesperación jalé las sabanas de mi cama, mordiéndome un labio para no gritar en éxtasis. Claudia estaba yendo directamente por su premio, y a este ritmo lograría hacerme venir en segundos.
Y de repente paso algo tremendo...
Alguien tocó la puerta de mi recamara: ¡Toc, toc!
"¿Hija? ¿Está todo bien?" Pregunto mi Mama con preocupación desde el pasillo.
"S.si, Mami... t..todo está bien. No pasa nada... "Respondí con muchísimos apuros, mientras Claudia seguía atacando sin piedad a mi delicado botoncito. Traté de separarla un poco de mí, pero fue imposible.
"¿Segura? ¿Está todo bien con tu amiga?" Preguntó mi Mamá de nuevo.
Con angustia vi a mi "amiga" sujetándome con fuerza de la cintura, apretando su rostro contra mi sexo de una forma brutal. Era evidente que no se despegaría por nada en el mundo de su exquisito postre. Y vi con muchos nervios que la puerta de mi recamara no tenía el seguro puesto. Si mi Mama entraba vería una escena terrorífica...
Aquí estaba yo, acostada en la cama con las piernas en el aire y la cara de Claudia entre ellas.
Oh Dios. Por favor, que no entre o le va a dar un infarto.
Y así pasaron varios tensos segundos, hasta que finalmente...
"Bueno, niñas, las dejo... Pero no hagan tanto ruido. ¿Ok?" Dijo mi Madre y aliviada oí como bajaba las escaleras de la casa.
"Uff... que susto, casi pensé que nos descubriría." Le dije a Claudia con una risita coqueta.
"Si, hubiera sido muy incomodo, Meg. Sobre todo por lo que te estoy a punto de hacer..."
"¿Q.que?"
Claudia chupo sugestivamente su dedo medio frente a mí y sin pedirme permiso ni nada lo bajó hasta sentí como presionaba mi ano ligeramente. Y al ver mi cara de sorpresa aprovechó para metérmelo poco a poco.
"¿A..Claudia? ¿Qué...haces...? N.no...oh Dios... uf...¡P.por ahí n.no!... ahh..." Apreté las sabanas con fuerza, mordiéndome los labios.
Y mi voluntad desapareció...
Me retorcí de la forma más lujuriosa sobre la cama mientras su boca volvía a apretarse agresivamente contra mi sexo y mi ano era bombeado por su cruel dedo. Y entre mil gemidos y jadeos pude ver que el plan de Claudia era llevarme al más intenso orgasmo de mi vida, ya que cada vez que estaba a punto de venirme...
Ella se detenía, cortándome la inspiración.
Era como una montaña rusa que subía y subía sin parar, y la caída sería terrible. Y así me fue trabajando por 10 minutos más hasta que llego el punto en el cual me tenia temblorosa, empapada y dispuesta a matar por venirme.
"P..por favor, Claudia....l.lo necesito..." Suplique entre gemidos.
"Pero... si apenas llevamos 10 minutos, Meg.. faltan 5 mas.." Respondió con una risita, lamiéndome suavemente con su lengua rasposa. "Además, sabes muy rico. No quisiera dejar de comerte nunca."
Y su dedo aceleró brutalmente sus movimientos contra mi ano, haciéndome saltar.
"AAhhhhhh.....p..por favor... Claudia, ..n.necesito sentir.. ¡Ya!..Mmmm.."
"Bueno... lo hare pero si me das algo a cambio..."
"S..si, lo...que sea...d.dime... ahh....."
"Que me des otros 20 minutos..."
"S..si, si... "Dije cerrando los ojos, aliviada por lo fácil que parecía el trato. 20 minutos más de dejarme querer....
"Y quiero que me des tu bikini al terminar..."
Con una expresión de angustia dije que si también. A pesar de que este bikini era carísimo, si ese era el precio a pagar por más placer pues adelante. Y apenas termine de decir eso...
La boca de Claudia dio el golpe final.
Con una succión increíble, casi dolorosa, sus labios formaron una "O" alrededor de mi clítoris y su lengua comenzó a darle toquecitos rápidos. Eso mientras su dedo bombeaba mi culo a una velocidad de miedo.
"AAAAAAAAAAAAAAAAAhhhh....MMMMMMMMmmmmm" Una exquisita oleada de calor orgásmico se originó entre mis piernas y recorrió violentamente todo mi cuerpo, sacándome el aire, mientras yo me retorcía en la cama y un par de lagrimas resbalaba por mis mejillas.
"A.asi, Meg...así..." Dijo suavemente Claudia mientras se bebía mis jugos, sin detener su lengua nunca.
Todo mi cuerpo temblaba, pero justo cuando parecía que el placer bajaría de intensidad la boca hambrienta de Claudia y su dedo lograban llevarme de nuevo a la cúspide. Era algo exquisito, sublime y delicioso, y entre gemidos y jadeos fui perdiéndome en un mar de sensaciones eróticas hasta que después de varios segundos quede completamente exhausta.
Y debilitada hasta el extremo baje lentamente mis piernas hasta que estuvieron en los hombros de Claudia, mientras las deliciosas contracciones en mi coño perdían poco a poco su intensidad. Unas gotas de sudor resbalaron por mi rostro, y entonces con mucha dificultad voltee a ver de nuevo lo que sucedía en mi coño.
Y Claudia seguía ahí, con la cara empapada por completo, frotando su nariz entre mis vellos mientras sonreía tiernamente.
"¿Te...gustó, Megan?" Preguntó con una cara de ilusión.
"Uf... s.si.. Claudia, si.. No estuvo tan... mal como pensé..."
Claudia se rio suavemente. "Y eso que aún faltan 25 minutos más...."
"Uff...." Respire profundamente, sonriendo. "Se siente... delicioso."
"G.gracias, Meg... n.no sabes cuánto tiempo soñé esto."
Mi vanidad entro inmediatamente en modalidad DIVA. "¿Ah...si?"
"Si. Siempre que te veía salir a tus porras, o asoleándote o hasta en misa, cuando vas con esas falditas, yo..."
"Ah, ¿Me has estado espiando entonces?" Dije de forma juguetona.
"N.no, no... yo solo... es que tu eres muy bonita. Y siempre quise... hacer esto."
Cerré los ojos mientras ponía una expresión picara. "Creo que ya estoy lista, Claudia... sígueme comiendo..."
"S.si... " Respondió ella con una sonrisa tímida, y acto seguido su boca volvió a pegarse descaradamente a mi sexo. Pero esta vez ya no tenía yo ningún complejo o duda. El que otra mujer me estuviera comiendo me había encantado, y en mi mente solo estaba el hecho de que Claudia pasaría mucho tiempo en mi recamara a partir de ahora.
Si, sin duda, pensé con una sonrisita. La llamaré a cada rato.
Y con un gemidito tierno me entregué de nuevo al placer...
*** Una hora después ***
Las cosas habían cambiado bastante. Ahora Claudia era la que estaba acostada en la cama, boca arriba, mientras yo me sentaba en su cara y mis manos se recargaban firmemente en su cabeza.
"Megan... ya no puedo...m.mas.. me duele la boca.." Dijo de repente Claudia desde abajo, con una mirada de angustia. La pobre había estado comiéndome más de una hora seguida y tenía la cara completamente empapada y pegajosa, con algunos de mis vellos en el rostro.
"Uf... si, tienes razón. Ya fue mucho." Dije mientras me restregaba descaradamente una última vez contra su cara, sintiendo las débiles contracciones de un orgasmo que lentamente moría. Entonces puse una carita simpática y me levante con cuidado, dando un coqueto saltito al suelo. Claudia se incorporo poco a poco, agarrándose la mandíbula con una mano mientras ponía una expresión de ligero dolor.
"Auch... -Dijo mirándome con una cara de felicidad- Me duele un poquito."
Nos reímos las dos un poco por lo ocurrido, y entonces tome unos Kleenex de mi buró y lentamente le limpie el rostro, dejándola como nueva.
"Ya, estas limpiecita Claudia. No me gustaría que mis papas te vean salir de mi recamara con mis jugos en la cara..."
Ella se rio un poco ante eso y entonces se levanto de la cama y recogió la parte de de abajo de mi bikini del suelo. Y al ver su cara comprendí que necesitaba que le diera también la parte de arriba, así que con un movimiento simpático me lo quite y se lo di. Ella los guardo rápidamente en una bolsa de su falda y se me acerco para darme un tierno beso en la mejilla.
"G.gracias, Meg..." Dijo apenada.
"De nada. Fue muy divertido." Dije cerrándole el ojo, acompañándola hasta la puerta. Pero justo cuando estaba por salir le dije:
"¿Claudia?"
"¿S.si, Megan?"
"Hm.. ¿Tienes algo que hacer mañana en la noche?"
"Bueno, iba a estudiar para el examen, y..."
"Si, es que.. ¿Sabes? Me gustaría que vengas mañana para ayudarme a... bueno, a que me ayudes con una tarea."
"¿Una tarea? ¿De Matemáticas?"
"No, tontita. ORAL."
Claudia se sonrojo muchísimo. "Ah sí, que tonta yo. Aquí estaré."
"¿Segura? No quisiera que tus calificaciones bajen por mi culpa ehh... "
"S.si, segura. Solo tienes que hablarme y aquí estaré, Meg. Siempre que... lo requieras. ¿Va?"
"Va..." Dije con una expresión coqueta.
Y con eso nos despedimos.
De un salto me acosté en la cama, muy emocionada, pensando en lo que acababa de suceder. Me había fascinado la experiencia de ser comida por una mujer, y ahora cada que necesitara una boca dispuesta solo tenía que llamar a Claudia y estaría en un minuto en mi recamara, lista para comerme todo el tiempo que yo quisiera.
Sin duda, este regalo de Mateo había sido increíble. Y era tanta mi emoción que ya ni me molestaba el collarcito, que seguía apretado contra mi cuello.
Y así, sin poder pensar en nada mas...
Me fui quedando dormida... Soñando en que mañana vería al maldito nerdcito.
Mi Mateo...
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Sumisa
Teen FictionLa chica más guapa del colegio , cayó en las manos de el nerd.... Historia con contenido +18 Obra registrada en el INSTITUTO NACIONAL DEL DERECHO DE AUTOR (INDAUCTOR)🇲🇽 08373625147399837 #Dinoalplagio Portada echa por @karlaDiaz037