En Busca del Karma

CAPITULO II

A las orillas del río Han un cuerpo se encontraba tumbado sobre las rocas. Varias autoridades lo rodeaban.

"Dicen que lo encontraron en la mañana" "Sigue vivo" "Dios lo perdone" "Tan joven" las voces de un pequeño grupo de personas se escuchaba tras haberse acercado a ver el cuerpo mientras las autoridades realizaban su labor.

Un oficial no mayor de 25 años estaba de cuclillas revisando la vestimenta de aquel cuerpo —Su nombre es Kim Ha Neul, es de la escuela privada que se encuentra a una media hora de aquí— aseguró con ver el gafete y el logo de la escuela en lo que era el saco mojado y cubierto de tierra de un uniforme. A unos metros otro oficial encontró algo —¡Señor!— levantó el objeto en dirección al jefe. El hombre alzó la vista hacia donde lo llamaban viendo que su oficial sostenía lo que parecía ser una mochila —Trae eso aquí— hizo señas para que se acercara.

Una vez cerca lo revisó encontrando en este una cartera, con su antebrazo sostuvo la mochila para así usar ambas manos y abrirla encontrando en ella una credencial de alumno —Tenemos el numero de su casa— enseñó la tarjeta para luego entregarla.

El jefe encargado del asunto era el oficial Park. Entre sus manos estaba el móvil y la credencial con la que escribió ciertos números y se puso en espera de que le contestaran.

La tía de los hermanos Kim estaba junto al menor cocinando. La joven mujer estuvo platicando con su sobrino menor toda la tarde acerca de como eran los padres de este cuando eran jóvenes. Varias aventuras, celos y cursilerías llenaban la mente del menor quien sonreía con cada pequeña anécdota narrada. La narración se extendió con cada cosa que hacían; limpiaban, tenían una historia de como la pareja 'ahora difunta' discutía por ver quién lavaría los platos o sobre la limpieza de la ropa; se fueron de compras y se narró sobre como perdieron a Ha Neul en el supermercado cuando tenía 5 años; vieron una película mientras narraba que al miedoso de su cuñado lo tenían que abrazar para hacerlo sentir protegido. Finalmente llegaron a la cena contando como ultimo cómo su hermana planeaba impresionar al otro con una magnifica comida de aniversario pero por arreglarse olvidó apagar el horno obteniendo como resultado una carne al carbón.
Les dio las 9 de la noche y ambos tras terminar de comer se preguntaban la hora en que llegaría Ha Neul, ambos estaban preocupados, pero sin demostrarlo para no alarmar al otro. Ambos optaron por quedarse en la sala en espera de verlo llegar.

No llego esa noche. No llego en dos días. Supusieron que estaría con sus amigos disfrutando sus últimos días.

Era de mañana, algunos pájaros cantaban afuera de la ventana, los rayos del sol golpeaban la ventana y parte del rostro de Dong Seok. Movió la cabeza a un lado del sofá de modo que quedara a espaldas de los rayos que amenazaban con despertarlo de tan pacifico sueño. La tía del menor estaba en el otro extremo con la cabeza apoyada en el respaldo lateral, su cabello alborotado mostraba que estuvo moviéndose mucho.

El teléfono sonó pero nadie quería levantarse a responder, no entendían cómo alguien podía molestar en un fin de semana por la mañana.

El aparato dejó de sonar, el sueño volvía a la tranquilidad hasta que volvió a sonar haciendo a ambas personas fruncir el ceño sin abrir los ojos.
—Dong Seok, responde por favor— pidió la mujer girándose, quedando con la mirada hacia el respaldo subiendo su pierna hasta el final de este. Aunque se lo habían pedido el menor tardó en levantarse y todavía iba caminando a regañadientes por quién rayos puede llamar. Atendió el teléfono de mala gana aún con la voz adormilada, sus ojos que permanecían cerrados se abrieron de golpe mirando enseguida a su tía, un miedo revolvió su estomago.

—T-Tía— habló despacio sintiendo un nudo asomarse a su garganta. La mujer se removió en el asiento que ahora era como una cama —Ha Neul...mi hermano, fue encontrado a las orillas del río Han— soltó y con ello una serie de emociones llegaron al menor provocando que varias lágrimas comenzaran de brotar.