En el cuarto de baño me despoje del estorboso traje y me metí en la ducha, me sorprendió ver un Shampoo rosa, si no lo hubiera visto seguro me lo hubiera puesto y terminaría oliendo a rosas.
Amarré una toalla a mi cintura y salí del baño diez minutos después, me sorprendió ver a Connie en el balcón sentada y leyendo un pequeño libro. Me puse un pantalón de pijama y me fui a mi estudio para arreglar un par de cosas.
Cuando me di cuanta ya eran las doce de las noche y mi estómago empezó a pedirme comida, había comido, pero el trabajo hacia que me diera más hambre, fui hasta la cocina y me calenté un poco de lo que Connie hizo, estaba rica, no pensé que fuera tan buena.
- Así que has decidido comer de mi comida - dijo a mi espalda -
- Yo te di el dinero así que también es mi comida
- Claro - dijo y saco un vaso para servirse agua - Me voy a dormir si no te importa - negué con la cabeza - hasta mañana
Entré en el cuarto unos minutos después, estaba dormida casi hasta la orilla de la cama, como si quisiera que yo tuviera el espacio de siempre. Me metí en las cobijas y la jale un poco para que no se fuera a caer, cuando estuvo casi a mitad de la cama su cabeza se giró hacia mi. Se veía tan tranquila y despreocupada, pero se que en el fondo se siente triste por lo que su padre la obligo a hacer. Ella no se merecía esto, necesitaba a alguien que la quisiera y la tratara como se debe, pero lo hecho, hecho esta. Apague la luz de la mesita y cerré los ojos.
Unas manos rodeaban mi pecho cuando desperté, abrí los ojos despacio y me encontré con Connie casi a centímetros de mi cara y sus brazos rodeandome. Tenia entre abiertos los labios y un poco de cabello en la cara, alce la mano y se lo quite despacio, ella se movió y giró la cara, pero aun tenia las manos en mi pecho. La movi un poco para que se despertará, después de que la moviera por unos minutos abrió los ojos y cuando se dio cuenta de que estaba abrazada a mi, abrió los ojos como platos y se separó rápido de mi.
- Lo siento
- ¿Que sientes?
- A verte abrazado así, cuando duermo no me doy cuenta de lo que hago - reí -
- Nadie se da cuenta de lo que hace
- Bueno, aun así perdón
Dios, se veía tan tierna con sus mejillas ruborizadas. Me acerque a ella y puse su cabello atrás de su oreja, ella me miro perpleja y yo mire sus labios, quite la mano rápido de su cara. ¿Qué estoy haciendo? Ni yo se lo que hago. Me aclare la garganta y me levante de la cama.
- Hoy llegare más temprano, como a las cuatro - dije - podemos comer lo que hiciste ayer así que no hagas nada mas
- ¿Comeremos juntos? - parecía esperanzada -
- Si - y salí de la habitación -
No puedo creer que me dieron ganas de besarla, me pase las manos por el cabello y cerré los ojos.
Cuando volví a entrar en la habitación otra vez estaba completamente dormida. Me cambie rápido la ropa y salí de la casa. En la empresa todo estaba como siempre, todos sumergidos en su trabajo, solo algunas personas alzaban la cabeza mientras pasaba para saludarme, las demás seguían con lo suyo. Mi empresa no es algo que digas muy conocida, pero tiene lo suyo, gano lo suficiente como para darme los caprichos que quiera y ahora también a Connie. Pero me case con ella para que fuera más conocida y así estaba siendo, desde el día que Adam anuncio nuestro matrimonio tenia mas socios que querían hacer negocios conmigo.
- Vaya hasta que te encuentro desocupado - dijo Sebastian entrando por la puerta de mi oficina -
- ¿Que te trae por aquí? - pregunte, aveces la presencia de Sebastian es muy incomoda -
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Segundas oportunidades
RomanceLa vida de Connie Copper no es exactamente perfecta, a sus veinticinco años de edad no ha podido encontrar al hombre de su vida y con el que quiera casarse. Así que su padre, Francisco Copper , decide escoger a su futuro nuero. Seth Duncan es el tí...