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JiMin ya había llegado al gran edificio, que constaba de dos pisos repletos de salones que contaban con el espacio suficiente para treinta y un alumnos. Era simplemente fascinante para la jovencita poder estudiar en una universidad tan prestigiosa como lo era La Universidad Nacional de Seúl, de dónde casi todos sus familiares habían pasado por estos extensos pasillos justo como lo estaba haciendo ella ahora. Una pequeña sonrisa llena de emoción apareció en el rostro de JiMin, estaba tan feliz de poder asistir a esta Universidad.
Llegó, finalmente a la puerta del salón que le habían marcado, tomando la perilla y girándola para por fin entrar al amplio salón. Divisó hacia ambos lados en busca de otra presencia además de la suya cuando entro al salón, pero para su suerte no había nadie además de ella.
Aprovechó el hecho de que no había nadie, y opto por sentarse en el lugar que más le convenía, en el primer banco que estaba en frente de la pizarra. Ella se había prometido a sí misma dar todo el potencial posible para poder ser una de las mejores estudiantes de su clase, para enorgullecer a sus padres, aunque sea una vez.
Un suspiro abandonó sus abultados labios color carmín mientras se sentaba en la silla, en espera de que la clase comenzara.
Luego de unos minutos, JiMin notó que, a pesar de que faltaban escasos segundos para que sea el horario de entrada, ninguna alma aparecía en el salón, haciendo que dudara si es que estaba en el salón correcto, pero después comprobó que sí estaba en el salón correcto.
Sin saber que hacer decidió sacar sus celular, y junto a este, sus preciados auriculares que la acompañaban a todos lados. Conecto sus auriculares mientras colocaba su playlist favorita y se relajaba con la calmada música que se transmitía a sus oídos.
Ella estaba simplemente relajada, olvidándose de los nervios que tenía anteriormente. Pero su calma fue interrumpida por el fuerte sonido de la puerta siendo azotada de manera violenta.
Un chico de cabellos grises apareció corriendo con vehemencia, haciendo que la pequeña pegará un saltito del susto.
El joven miro hacia todos lados confuso, preguntándose donde se encontraba toda la clase y porqué solamente había una chica rubia sentada en el primer banco mirándolo con confusión. Tomo una gran bocanada de aire para llenar sus pulmones con aire antes de pronunciar:
-Hey, ¿Sabes a dónde se metió la clase? -pregunto mirando los ojos cafés de JiMin.
-S-Sinceramente no sé. Y-yo llegué hace unos minutos y-y todavía no ha venido nadie. -respondio tímidamente, evitando la mirada del peligris.
-Oh, ya veo. Por cierto, soy YoonGi. - se presentó con una sincera sonrisa en el rostro.
-Y-yo soy JiMin, u-un placer YoonGi.
El muchacho se sentó junto a ella, dejando su mochila negra con pines de bandas no reconocidas arriba del banco. Luego de acomodarse en el banco, se giró hacia un costado enfrentando a la pequeña chica tierna que estaba al lado suyo.
- Y bien, ¿Cómo llegaste hasta acá? -dijo mientras apoyaba su brazo izquierdo en el banco y colocaba su cabeza en su mano para observar bien a su acompañante.
JiMin pudo admirar el perfil de Yoongi más de cerca, notando que en su labio inferior llevaba un piercing plateado que relucía a la luz. También que sus ojos eran sumamente gatunos, y que sus pupilas tenían un color escarlata que hipnotizaba a todo el que se atreviera a verlos fijamente.
- Y-yo era la mejor de la clase y-y había enviado mí solicitud aquí porque en mí familia es tradición venir a estudiar aquí. -bajo su mirada hacia el banco mientras sus mejillas se tornaban rojas como tomates- Re-recibí la carta donde me decían que me habían aceptado a la semana que la envíe, y-y ahora estoy aquí, ¿Y tú?
YoonGi estaba enternecido con la imagen que le estaba brindando JiMin, haciéndole parecer una niña pequeña con los mofletes completamente enrojecidos hasta las orejas.
-Mi hermano mayor siempre me dijo que está era una de las mejores universidades del país, así que le hice caso omiso y ahora estoy junto a ti en este salon vacío.
JiMin, con las mejillas aún rojas, carcajeo un poco ante el comentario del mayor, mientras el anterior mencionado también se contagiaba de la risa de la castaña.
Charlaron un buen rato de temas banales, al igual que Park iba perdiendo la vergüenza poco a poco y hablando un poco más que antes. Tampoco se habían dado cuenta cuando la muchedumbre de alumnos empezó a aparecer poco a poco.
-Muy bien clase, soy el profesor Chang Young Soo, pero ustedes pueden llamarme profesor Chang. - la voz del profesor retumbó por todas las paredes del extenso salón, haciendo que las voces se callaran y escucharán solamente al profesor que se encontraba en frente de la clase. - Ahora, por favor, abran el libro en la página treinta y dos del capítulo uno.
JiMin presto atención al resto de la clase, pero había algo en su mente que no lo dejaba concentrarse del todo, y eso era el hecho de que pudo hacer un amigo y que este no lo juzgará por su apariencia afeminada o su cabello largo.
