17.

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—¿Qué les atrae a los chicos? —me pregunta lanzando una gominola al aire y encestándola en su boca

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—¿Qué les atrae a los chicos? —me pregunta lanzando una gominola al aire y encestándola en su boca.

Le observo con la mente totalmente en blanco. Me miro las manos, dudosa.

—¿Que los escuches?

Él emite un sonido similar al que hace una máquina cuando te equivocas: ruidoso y desagradable. Pego un bote del susto.

—¡Error! —exclama y alzo el puño como si quisiera pegarle. Entonces se levanta—. Que nos escuchen está bien, pero nos gusta que nos entren por los ojos.

Camina de un lado para otro frente a mí.

—¿En serio sois tan superficiales? —pregunto asqueada—. ¿No os importa lo que podamos pensar en ese momento?

—No creo que haga mucha falta para...

—Oh dios mío. Como sigas esa frase te estampo el puño en la cara —respondo en tono amenazante y me levanto para estar a su altura—. Necesito que me digas cosas útiles no estupideces como esa.

—Es la base —contesta acercándose a mí—. No pretendas ligar con un chico si llevas el pelo despeinado y la camiseta del revés.

Abro la boca para decir algo y la cierro, enfurecida. Se está refiriendo a mí, está claro por cómo me mira. ¿Quién se cree que es para hablar así las mujeres?

—Te aseguro que una mujer al natural tiene mucho más atractivo... —hablo con rabia mientras me deshago el moño y me revuelvo aún más el pelo. Doy un paso hacia él y bajo el cuello de mi camiseta para que se me vea el hombro. Continúo—: que con veinte kilos de maquillaje encima.

Wade da un paso hacia atrás y aprieta los labios con fuerza. Nos quedamos mirando durante un largo rato hasta que vuelve a abrir la bocaza.

—No estoy de acuerdo.

Su voz es más débil, pero eso solo le hace parecer más idiota. Me separo de él y me vuelvo a recoger el pelo.

—No me extraña que Harper te dejara.

Aprovecho el silencio para sentarme. No me arrepiento de habérselo dicho, es cierto. Quizá no conozca la manera de ligar ni de cómo hacer que un chico se sienta atraído por mí, pero sí tengo claro que no me pienso rebajar. Yo soy como soy, al natural.

—¿Eres consciente de que no vas a conseguir nada si no lo haces como te estoy diciendo?

Se sienta en el sitio de hace un rato.

—Prefiero quedarme sola a estar con alguien que tiene la mentalidad de hombre prehistórico que tienes tú —contesto con indignación. Estoy demasiado enfadada para quedarme quieta, así que me vuelvo a levantar—. ¿Qué es lo que os molesta exactamente? ¿La cara? —Me froto las mejillas con fuerza y luego bajo las manos de nuevo a mi ropa—. ¿La camiseta? Te la puedes meter por donde te quepa.

Conquistando al chico de mis sueños © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora