[1] JESSICA JONES » Steve Rogers

Capítulo 8

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CAPÍTULO 8

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Jessica se desplomó en una de las silla junto a Sam y agarró una revista de chismes que tenía a Trish y su nuevo novio en la portada. Steve descansaba en la cama, recuperándose de sus heridas de bala y golpes que recibió durante su encuentro con Bucky.

—Deberías descansar un poco.

—No me moveré hasta que ese idiota despierte —dijo Jessica y se le escapó un bostezo.

—Te traeré café, si quieres —ofreció Sam.

—Prefiero algo de whiskey, pero supongo que el café esta bien —mencionó encogiéndose de hombros.

Sam se levantó y salió de la habitación. Mientras Jessica observó a Steve, miró sus cortes y golpes. Llevó su mano a la de Steve, haciendo que sus dedos encajaran perfectamente, solo para que segundos después, la mano se moviera y se aferrara a la suya. La investigadora levantó la mirada, encontrándose a Steve con los ojos semi abiertos.

—Ya era hora, bella durmiente—se burló.

Steve casi rió pero las heridas de bala aún le dolían—. Ven aquí —susurró con la voz débil. Jessica se levantó de la silla y se sentó de lado en la cama para no molestar el cuerpo adolorido del capitán.

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Natasha tuvo que asistir a una audiencia en el Capitolio para discutir la caída de SHIELD y Maria Hill consiguió un puesto en Industrias Stark. En cuanto a Fury, el director seguía muerto para todo el mundo. Hasta tenía una tumba propia con su nombre y fecha de muerte.

—Entonces, ya pasaste por algo parecido —preguntó Fury vestido con capucha y lentes de sol.

Steve, Sam y Jessica estaban ahí frente a la tumba de Fury.

—Sí, algo así —dijo con el rubio con una persona.

—Examinamos los expedientes de HYDRA. No todas las ratas de ahogaron en la nave. Volaré a Europa esta noche, ¿Te interesaría venir?

Steve levantó la mirada—. Debo hacer algo antes de eso.

—¿Qué opinas, Wilson? —Fury miró a Sam.

—Soy más un soldado que un espía.

Fury se volvió cautelosamente a ver a Jessica—. Jones, hay nombres que podrían interesarte. Tus habilidades son impresionantes.

Jessica miró a Steve y sostuvo su mano, el capitán sonrió y entrelazó sus dedos.

—Aún no estoy segura de que sea algo para mí, me gusta mi trabajo—respondió sinceramente.