Aquella pequeña pieza estaba algo maltratada. Los cables expuestos cual bigotes de una muy usada escoba.
Nada que no pudiese arreglar.
Le había dicho a ese muchacho con anterioridad, que tuviera cuidado con esas piezas; sin embargo ¿Como reñirlo por un buen trabajo como ese?
Sus ayudantes, esas aves rapaces fantasmales se hicieron a un lado al mismo tiempo que el mayor retrocedía para admirar su obra.
—Formidable. — Comentó con suma satisfacción. Unos cuantos ajustes y aquella máquina quedaría funcional en una semana por mucho.
—Esto se me ha complicado demasiado, pero el esfuerzo ha de valer la pena. — Tomó un pequeño pañuelo, secándose las pequeñas gotas de sudor que habían quedado en su frente.
Tomó la llave, aquella más precisa para lo siguiente.
Descansaría en el momento que estuviera terminada su labor, por ahora se entregaría de lleno como solía hacer.
El rechinido de las tuercas al ser ajustadas hasta dejar la puertecilla bien cerrada. Con esto, ahora tenía un generador de energía lo suficientemente potente como para no precisar a aquel montón de seres ectoplásmicos que habían decidido huir y esconderse de él. Ahora le sería totalmente irrelevante.
Inició la máquina. Aunque prendía, le desconcertó el escuchar un pequeño zumbido venir de ella.
La examinó superficialmente, ningún desperfecto a la vista, sólo detalles menores que requerían un pequeño ajuste.
Sin embargo, ese detalle menor termino por explotarle en el rostro, manchándolo con algo similar al ectoplasma.
Seguía un tanto inestable, y su uso no era recomendable así.
Los buitres desconfiados que tenían por ayudantes miraban con cierta gracia inclusive. Le habían cuestionado una y otra vez el hecho de haber usado a su hijo adoptivo como su mano derecha en esto.
Oh, sí. Ellos nunca pudieron confiar en Daniel, y sin embargo comenzaron a comprender que debían callarse y no tocar ese tema. Vlad solía reaccionar muy mal cuando ponían en entredicho la lealtad o capacidad del joven fantasma.
Confiaba plenamente en el menor de sus hijos, tanto como en la chica que resultó ser toda una genio como sus padres. Al verlos casi podía jurar ver la imagen de sus amigos de la universidad, especialmente el recuerdo de su querida Maddie se mantenía latiendo fervientemente.
¿Triste de que sirve estar?
Ahora debía poner manos a la obra.
Terminar esa máquina lo antes posible, no podía permitir que su hijo le ganara y terminara antes que él como en la última misión.
Se había superado y le estaba superando día con día.
El sonido chirriante de una tuerca siendo apretaba acompañaba sus pensamientos, sin interrumpirlos en algún momento.
Se detuvo sólo para mirar el retrato a lado de su escritorio, sentía la aguda mirada de sus ex compañeros de la universidad retratados ahí, fija en él.
Soltó la llave al levantarse, y al llegar hasta ahí, tomó el retrato para mirarlo más de cerca.
Al bajarlo, observo el retrato de lado. Él, junto a sus hijos ya crecidos. O más bien, los hijos de los difuntos Jack y Maddie Fenton, los cuales ahora cuidaba.
Habían crecido bastante. Se lamentaba muy en el fondo que sus padres no estuvieran ahí para verlos, como él lo hacía.
Había sido difícil, sobre todo con el muchacho, el cual le rechazaba constantemente. Pero su comportamiento errante era comprensible hasta cierto punto.
Recordaba como si fuera ayer el cómo el niño comenzó a asimilarlo hasta verlo como lo que era.
Lo único que tenía en la vida ahora.
Y del odio que Danny desbordaba con la mirada cada que se cruzaba con esos ojos que le recordaban a los de sus antiguos mejores amigos.
Pasó a mirarle diferente. Nunca podría reemplazar a sus padres de su vida, eso lo tenía bien sabido.
Pero, lo seguro era que lo había llegado a ver como un padre.
Y aunque aún le llamaba por su nombre, también había llegado a escuchar la palabra "papá" del menor hacia él, al igual que de Jazz.
Sonreía recordando.
Hasta que se vio interrumpido por una melodía peculiar proveniente de su teléfono. Aquel tonito lo había elegido precisamente su hija, Jazz, como una pequeña broma hacia su hermano, haciendo que cada vez que llamara, sonara una melodía bastante infantil proveniente de algún show para niños.
Las palabras que el menor le dijo después de que le saludara, le hicieron anchar la sonrisa de su rostro. Cambiando todo rastro de melancolía que aquellos recuerdos le habían dejado.
"Misión cumplida"
—Excelente, hijo.
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Enemies from the Past
FanfictionEsta historia va más allá de cuando nuestro héroe perdió a sus padres y tuvo que vivir con el enemigo. Años después, Samantha Manson es una joven adulta que junto a su mejor amigo Tucker Foley y Valerie Gray continúan en la cacería de fantasmas; per...