Enemies from the Past. Part 5

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Habían estado en espera ya un buen rato. Sin embargo, la felicidad de Valerie no parecía opacarse por el tiempo de espera.

Tuck mataba el tiempo con su tableta sin problema. Y Sam continuaba maldiciendo el asiento, pues tenía al menos media hora que ya dolía el permanecer sentada.

—Esto sigue sin pasarme, Val. — Comentó, sintiendo como los segundos se volvían más tensos. Y esa maldita música de espera que no parecía acabar.

—Bueno, es una persona importante. Las personas importantes tienen cosas que hacer.

—¡No me refiero a eso!— Exclamó. —¿Enserio no se te hace sospechoso? Sueles tener más sentido común que eso.

—Sam, Sam, Sammy. — Chascó la lengua mientras negaba. —Claro que sí se tratara de algo desconocido estaría en duda, pero esta es una gran y conocida empresa. No hay porque temer.

Sam rodó los ojos. Realmente no la convencía de ese modo.

—A ver, ¿Podrías explicarme de nuevo como te contactó ese hombre?

—Amm, pues esa noche después de entrenar. Recibí la llamada. Dijo que había escuchado de nosotros, lo cual es lógico, ¿no? Creo que estas sólo un poco paranoica, Sam.

Sam jadeó haciéndose a un lado tras esa acusación. Pero antes de poder contestarle, alguien se había dignado a llamarles para hacerlos pasar.

—¡Al fin! — Exclamó la voz de Tucker, él que era ajeno a toda la conversación de las chicas. Y por supuesto, también fue el primero en pararse y andar.

—Dale el beneficio de la duda al menos.

Sam suspiró completamente vencida. Tal vez si estaba exagerando esta vez.

—Está bien Gray, ganaste esta vez. — Le contestó, recibiendo una sonrisa por parte de su amiga.

Ambas caminaron por el pasillo por el cual las guiaban, una detrás de la otra. Hasta llegar a la oficina principal.

Una gran puerta de madera, que seguido fue abierta por esa trabajadora. Esperaban a un hombre viejo y elegante de tras de la puerta.

Así que ese gesto que se les plasmó, no podía ser otro al encontrarse con una señorita de larga cabellera negra, dándoles la espalda.

Y no era grosería, más parecía revisar algunas cosas en el escritorio que tenía enfrente.

—Cielos, hola. — Saludó el único chico con una enorme sonrisa y brillo en los ojos, que fueron apagados por un buen golpe en la cabeza de parte de Valerie.

—Auch, Val ¿Porqué... ?— Decidió mantener la boca cerrada cuando vio su cara, y esa mirada que lo enterraba completamente vivo.

Inmediatamente la mujer dio la vuelta, con unos cuantos papeles. Y a decir verdad no era para nada una extraña.

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