big crown, little girl. {Edmund Pevensie & Tu}

5

Necesitábamos ayuda o almenos descanso, así que dimos la orden y el ave de fuego fue soltada, nos pegamos lo más juntos posible y ella incendió el suelo alrededor de nosotros protegiéndonos de las criaturas de Jadis.

-EEH!- todos festejan que hemos logrado detenerlos, alzo mi espada festejando, pero cuando pensábamos haber estado un paso adelante de los contrincantes con nuestra idea del fuego ya que nadie puede atravesar fuego , pero no recordábamos Jadis no solo es la reina blanca, es una bruja, sin dificultad alguna su carruaje guiado por osos polares atraviesan del fuego apagándolo y abriendo paso para su manada. Miro como todos simplemente se limpian el sudor y la sangre y se preparan para mas golpes

La guerra continúa. Ataco y me protejo, me protejo y ataco, todos son buenos pero es como si pudiera leer sus movimientos y crear nuevas formas de ataque, avanzo y ellos retroceden, demostrándome que yo tengo el control y no ellos. La señal para movernos al valle de las rocas se escucha, ese es el ultimo llamado después de esto si no ganamos es porque todos hemos muerto, corremos en esa dirección, los perseguidores son derribados por nuestros arqueros quienes los esperaban en las montañas, volteo arriba y miro a las hermanas.

Fui una de las últimas en dirigirse al valle y por lo tanto fui dejada atrás donde una flecha me alcanza a dar en un costado el poder y velocidad de esta me hace caer al suelo y llorar de dolor, se acerca Dermic a intentar levantarme pero era demasiado pequeño para siquiera levantarme y  las tropas de Jadis estaban a solo metros de mi, no alcanzaría a escapar. Volteo tratando de calcular cuanto tiempo tenia y las posibilidades de sobrevivir, cuando me distraigo con una mirada la de Jadis quien me sonríe cínicamente mientras gritaba "rápido" y "la quiero muerta", empiezo a levantarme con dolor rápidamente pasa Formek junto con un rinoceronte que conozco por el nombre de Tyris y atacar a los enemigos, era definitivamente una misión suicida

-NO!!! FORMEK! TYRIS!- les grito pero no se detienen, eran hábiles con la espada y lograron detener a gran masa de enemigos, sigo corriendo aguantándome todo el dolor de cuerpo por el sacrificio de mis amigos, volteo la vista una vez con los demás solo para ver a la reina blanca, congelar y destruir a ambos mientras me miraba fijamente con una sonrisa de superioridad

-NO, no- repito sin entender lo que veía, busco a Peter o a Edmund con la mirada pero no encuentro a ninguno de los dos

En ese momento me di cuenta que estaba cansada, las piernas me ardían, podía sentir los rasguños, golpes y cortadas en todo el cuerpo, mi trenza era ahora descansaba libre por toda mi espalda y cara. Eramos pocos, muy pocos, se notaba grandemente la diferencia, solo un milagro nos salvará. Diviso entre la multitud a ambos chicos quienes buscaban a algo o alguien entre los narnianos. Llego hasta su lado dando largos y rápidos pasos

-por dios ____ estas bien?- me pregunta Edmund tomándome de la mano, yo solo indico que si con la cabeza, miramos desde arriba donde estábamos como todos estaban luchando, sangre al igual que pedazos de piel y cuerpo colaban por los aires

-Edmund son demasiados! busca a las chicas, llévalas a casa- ordenó Peter

Lo miro sin entender, el aun sosteniendo mi mano me jala, corremos arriba de la montaña, pero el se detiene para ver a la reina blanca, ella tenía a Peter en la mira, se acercaba rápido, nadie lograba detenerla, todos los que se cercaban apenas planeaban su ataque cuando ya eran roca.

-Peter dijo que te fueras- le recuerda el señor casto, un amigo de ellos

-Peter aun no es el rey- el chico saca su espada de su vaina y corre de nuevo abajo a detener a Jadis de llegar a su hermano

-Edmund detente, no lo hagas!- miró alrededor tratando de hacer un plan, si dos cabezas piensan mejor que una, probablemente dos espadas ataquen mejor que una, bajo el valle a su lado, no podía dejarlo solo

El logra escabullirse entre los animales y criaturas, yo en cambio me detengo a defender y ayudar a todo narniano que lo necesite, el mismo Aslan creyó en mí y necesito vivir el ejemplo

Edmund llega junto a la reina y mientras ella se volteaba a defenderse él rompe su cetro de cristal, ambos se miran a los ojos, ella algo sorprendida pero no atemorizada, rápidamente sin dar señal de algún posible ataque ella le atraviesa con su espada que reposaba en su costado el pecho al chico, metros de distancia miró la acción enojandome conmigo misma porque no podia correr más rápido  

-EDMUND!- grito a todo pulmón mientras lo veo desplomarse en el suelo

-NO!- su hermano pasa a mi lado corriendo a toda velocidad, él también lo vio todo.