The warrior queen

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-oh hermosa narnia!- me doy la vuelta boca arriba para encontrarme con un soldado mirándome como bicho raro, este me apunta con su espada

-levántese- hago lo que me ordena con la cara confundida, me toma del brazo y me pone una cuerda en las manos

-que está pasando?- me safo de su agarre y trato de escapar aunque no se por donde es la salida, antes de poder tener oportunidad de hacerlo más soldados llegan impidiendomelo

-estás invadiendo propiedad privada del rey, por ellos serás llevada a corte donde determinarán tu sentencia como intrusa y intento de huir de la ley-

-pero... yo soy la reina- él se sube a su caballo mientras que todos ríen por mi comentario

-a si? pues yo soy alguien feliz, andando- avanza jalando la cuerda con la que amarro mis manos, obligándome a seguirlo

Caminamos por un gran castillo que solo en las películas medievales se ven, nada parecido a lo que era narnia, por un momento llegué a creer que no lo era y simplemente era otro lugar parecido, llegamos frente a una gran puerta esta se abre apenas cuando a toca pidiendo permiso de entrar

-por favor díganme que encontraron a mi sobrino- dice el hombre sentado en el trono con ambas manos en su cabeza

-lo siento señor, no lo hemos encontrado... pero encontramos a esta señorita traspasando su propiedad- me pasan frente de todos, me quedo parada mientras me examinaban con la mirada, recuerdo la corta falda que llevaba lo cual me incomoda aun mas

-en qué parte fue encontrada?- se levanta de su trono al centro de la sala y camina hasta mi con una cara de suma seriedad

-en los jardines, estaba acostada- 

-cómo es que entraste sin ser vista por alguno de mis guardias?- con su mano derecha levantó mi mentón mirando todos los ángulos de mi rostro

-magia- alejo mi rostro de su mano

-ahora me estas diciendo que eres bruja... quien es tu familia?- pregunta uno de los soldados que me trajo 

-no esta aqui- respondo con la verda

-como sea rompió las reglas- se da la vuelta el hombre y se queda callado -20 latigazos y al calabozo, hasta que hable-

Me sacan del lugar y me entregan una blusa blanca holgada y pantalones cafés amarrados con un mecate para que no se caiga de las cintura

Me visto con las miradas de todos sobre de mí, con cara de asco y muerta de miedo, trato de hacer todo rápido y sin darle importancia a los hombres

Cae la tarde y el pueblo estaba reunido listos para admirar mi castigo

-quien es ella?- unos dicen -nunca la había visto por aquí-  murmuran todos

Me hinco frente del grueso palo clavado donde me amarran las cuerdas que llevo desde la mañana que fui encontrada en el castillo.
Sin avisar da el primer golpe, mi piel rápido resiente el golpe y se desgarra ligeramente, el segundo, el tercero, mi piel ya lloraba sangre, sexto, séptimo, mi blusa ya no cubría nada de la espalda. Asi continuó hasta el décimo tercero, gritaba y lloraba pedía ayuda pero a nadie le importaba alguien que ni siquiera conocen

-PORFAVOR! PARA! Para... ya no mas- se va la voz de mi garganta, mi cuerpo ya no podía formular una frase o movimiento correctamente, se me es más difícil respirar, he perdido la cuenta, espero que a mi azotador no.


Noche dura, el dolor no me deja dormir espero no este infectado, me dieron una blusa nueva aunque mis pantalones seguían siendo los mismos bañados de sangre. Platicaba tranquila con un viejo quien era un profesor muy sabio según lo que me cuenta suena como una persona que lee mucho y sabe de lo que habla, suena una gran explosión seguido por espadas chocando, animales gruñendo y hombres gritando, nos despertamos ambos y nos miramos asustados

-estamos bajo ataque!- me levanto -AYUDA! AQUÍ!-  la ventana estaba demasiada alta para que la alcance y no creo que brincar o estirarme sea muy favorable para mi estado físico

-no nos escucharán- dice el viejo acostándose en el suelo -a demás probablemente sea uno de esos grupo bárbaros revelándose en contra del rey, ya paso una vez- 

-no, deben de ser ellos AYUDA!- gritó con muchas fuerzas yo podia sentir que era Peter y Edmund

-no te desgastes te dolerá la espalda, quien sea que tu crees que son lo mas probable es que no-

-son ellos, es Edmund es mi eEdmund! EDMUND!!- tenía razón el viejo, me canse de gritar, me duele la cabeza de el esfuerzo, volteo y él simplemente me observa con asombro

-tu eres la reina...- dice sin creerlo, suspiro cansada del esfuerzo

-viva y coleando- me siento y recargo mi cabeza levemente quedando semi dormida.

big crown, little girl.       {Edmund Pevensie & Tu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora