6.Capitulo

18 2 0
                                    


-Aless-le veo al levantar mi mirada hacia arriba.

-Iraultza-susurra el sorprendido

-No sé porque te sorprendes tanto de verme, te recuerdo que también me alojo aquí- le recuerdo jovial.

-Algo he oído-su mirada es alegre, al igual que su sonrisa

-Bueno, pues si no te importa me voy a mi habitación-digo cogiendo camino de vuelta al ascensor.

-El caso es que si me importa-dice de repente

-¿Perdón?-exclamo

-Que si me importa-repite-resulta que necesito tus servicios-

-¿Qué clase de servicios?-cuestiono preocupada.

-Los de traductora, hay veces que tus pensamientos me sorprenden-añade juguetón

-¿Para qué puedes necesitar "mis servicios" a las once de la noche?-pregunto revisando la hora.

-Para ir a una discoteca, ¿para qué si no?-

-Claro, como noo...-digo irónica-tengo el presentimiento de que te conoces todas las discotecas de Europa como mínimo-

-No te voy a decir que no-

-Pues entonces estoy segura de que te las sabrás arreglar, aparte para bailar no necesitas hablar, aunque me da que no es lo único que buscas-insinuó

-¿Acaso te importa?- cuestiona

-¿A mí? Por favor tengo cosas mejores de las que preocuparme que con quien pasas la noche-le respondo

-Dejando de lado esa parte, te recuerdo que en la normas ponía que tendrías que acompañarnos a todos los sitios en los que te necesitásemos-

-Maldita sea-susurro más para mí que para el resto

-También puedes maldecirme de camino, venga, andando-me incita

No tardamos mucho en llegar, pero me sorprendió que rechazase la limusina que nos esperaba en la entrada del hotel, ¿acaso no era más cómodo ir en limusina que andando? Yo personalmente sí que lo hubiese preferido, sobre todo después de pasarme el día andando de un lado para otro, visitando un museo y otro, sacando fotos de aquí para allá.

-¿No vas a dirigirme la palabra en toda la noche?-dijo alzando la voz para que le oyese entre el gentío.

-Lo justo, te recuerdo que estoy aquí para trabajar-le echo en cara

Tras decir aquello me puse a observar a la gente que me rodeaba, había varias parejas dándose el lote delante del resto, la verdad es que tengo sentimientos encontrados con este tipo de situaciones. Mucha gente lo puede ver como un acto repugnante e incomodo, otros en cambio lo ven como una muestra de amor entre una pareja, y entre esas dos opiniones es donde me encuentro yo. Soy de las personas que creen en el amor, ciegamente, pero también creo en la gente cruel, mentirosa, egoísta...Porque si señores, esa gente existe. No podemos vivir engañados pensando que todo el mundo es bueno. La cosa es que no todas las parejas que encontramos en una discoteca son gente que se ama incondicionalmente, puede que quizás solo se conozcan de cinco minutos y simplemente hayan decidido enrollarse, yo personalmente no valgo para eso, puede que haya visto demasiadas películas los domingos por la tarde o no entienda mucho de la vida pero soy así.

Sigo observando alrededor y por mucho que me empeñe no puedo obviar a toda esa gente ahogada en el alcohol. Siempre se suele pensar que la gente va a las discotecas a divertirse, pero no es así. Muchos solo van a aislarse, ya sea de su vida en general o de alguien que les hace o les ha hecho daño. El alcohol es una de las armas que utilizan, lo que no entienden es que no les ayuda, al contrario les daña más de lo que están, y algún día cuando la vida les vaya mejor pagarán el pato de haberse hartado de alcohol en el pasado.

Buen viaje, amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora