11. Capitulo

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La mañana siguiente llegó muy rápido y cada vez me costaba más levantarme, pero le había prometido a Rudolf que hoy repetiríamos la clase de ayer y eso haríamos. Llevé a cabo mi rutina de siempre, y cuando estuve preparada bajé. Rudolf me esperaba en el salón, con un pequeño block y un libro.

-Guten Morgen Liebe- me saludó animadamente

-Guten Morgen Rudolf, ¿qué te parece si desayunamos algo mientras damos la clase?-

-Me parece perfecto Liebe-

Las horas pasaron volando y para cuando me di cuenta ya me tenía que preparar para salir. Le deje algunos libros a Rudolf para que practicase y me dirigí a la habitación de Úrsula.

-Guten Morgen Úrsula, es hora de levantarse-le dije a una Úrsula aun dormida

-Guten Morgen- dijo adormilada

-Vengaaaa, que llegaremos tarde-

-¿Por qué no vas buscando un bañador?- dice intentando convencerme de que la deje dormir más

-Está bieeen, pero en cuanto me lo ponga, te levantarás ¿de acuerdo?-

-Vaaaaleeee-

Úsula tenía una amplia variedad de bañadores, bikinis... Pero en cuanto fijé mí vista en uno supe que iba a ser el elegido. Era un bañador negro crochet y dejaba a la vista mis tatuajes, cosa que me encantaba. Sí, tengo varios, todos con un significado especial.

-Úrsula, ya me he vestido, te toca levantarte-

Me sorprendió que me hiciese caso a la primera, igualmente no dije nada. Pronto ya estábamos esperando a que Hans bajase para marcharnos, por suerte no nos hizo esperar mucho.

Nada más llegar a la plaza vi a Walter apoyado en la fuente escribiendo no se qué en su móvil. No nos vio llegar así que aproveché para asustarlo, y milagrosamente me salió bien (no suelo ser muy buena asustando a la gente).

-¿A dónde vamos?- le pregunté cuando empezamos a andar

-Creo que tengo una idea de nuestro destino- dijo Úrsula mirando a su hermano

-Estoy seguro de que le encantará- le dijo Hans a Walter como si yo no estuviera presente

-Por eso vamos- respondió Walter pícaro 

-Eoooooh, estoy presente ¿sabéis?-

-Como si no hubiésemos notado tu incesante habladuría- insinuó Hans a lo que yo le respondí con mi dedo corazón.

Tras una pequeña caminata llegamos a nuestro destino. El paisaje era precioso, Walter nos había traído a un rio con un agua tan cristalina como el propio cristal, rodeado de un montón de naturaleza. No dudé ni un segundo, en cuanto dejamos las cosas me desvestí y corrí para tirarme, no pude evitar mis gritos por la adrenalina, hasta que ellos fueron ahogados por el agua. Pronto sentí la caída del resto a mi lado y al emerger del agua todos nos fundimos en una carcajada. Pasamos la mañana entre juegos y risas y para cuando nos dimos cuenta ya era hora de volver.

En cuantos salí del agua me envolví con la toalla y recogí mis cosas, el resto hicieron lo mismo y en un santiamén ya estábamos listos para volver.

Me pasé todo el camino pensando, soy una persona muy nostálgica que le coge cariño a la gente muy rápidamente y me iba a dar pena marcharme de Corippo, ahora que había empezado una agradable amistad con Rudolf, un conexión de locura con Úrsula y con el resto de la familia, y como no un...algo con Walter. En ese momento miré al hombre que caminaba a mi lado, era rubio, con ojos azules y un cuerpazo de escándalo, además era muy agradable y cariñoso conmigo, y me sacaba una carcajada cada vez que podía. Nunca me ha importado el físico, es decir todo el mundo se siente atraído por alguien atractivo, pero jamás sería capaz de mantener una relación con alguien que solo tendría de bueno el físico. Y Walter cumplía todos los requisitos que buscaba en mi pareja. Era atento, inteligente...

Buen viaje, amoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora