La "Cita".

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Los chicos ya se encontraban camino a un gran e importante festival que se realizaba todos los años en donde le daban la bienvenida a la estación donde prosperan los cultivos; la primavera. ¿Por qué este lugar? Bueno, la respuesta es muy simple, en los festivales suelen haber atracciones y en las atracciones es donde puedes tener sex- digo, donde la gente suele divertirse en su primera cita, además, en ese lugar Deadpool, o mejor dicho Wade, podría verse algo normal con su máscara puesta y aquella camisa con un estampado de unicornio en el centro.

— ¿Dónde vamos primero, Pete-pay?

— ¿Puede ser cualquier juego?

— Claro, el que quieras.

Y en un cerrar y abrir de ojos, ya se encontraban abrochando el cinturón de seguridad que poseía los carros de la montaña rusa o "La monstruosidad", como era mundialmente conocida. — Cuando dije cualquiera pensé que empezarías por algo más suave.

— ¡Oh, vamos! No seas un llorón. Deberías sentirte honrado de poder subir a unas de las montañas rusas más rápidas del momento. — Exclamó un impaciente Peter Parker. ¿Por qué debería tener miedo? Vamos, salta por edificios y ve alturas impresionantes, ¿Por qué debería sentirlo? No es como si pudiera salir volando, o que algún mecanismo falle y la atracción se termine derrumbando acabando con la vida de muchas personas...

Wilson no tuvo oportunidad de reprocharle, y más bien, termino gritando como aquel hombre siendo perseguido por una vaca, o mucho peor que eso. Pero cuando volteó su mirada al hermoso chico que tenía al lado, sintió como si el tiempo se detuviera y de fondo comenzara a sonar unas de esas típicas canciones en las películas románticas(

Y al bajar de la atracción, Peter tuvo que esperar, en la puerta del baño, que nuestro querido Wade terminara de devolver su desayuno y almuerzo. Se sentía un poco culpable pero no iba a negar que esa seria una de sus mejores elecciones.

-¿Listo para la siguiente? – Preguntó un sonriente Wade recién salido del baño; parecía un chico totalmente nuevo.

-Ahora vayamos... ¡A casa embrujada! Dicen que es una de las mejores que hay. – Respondió Peter. Quizás, una muy mala idea tratándose de dos hombres algo poco valientes, pero poco les importo, por lo menos hasta estar frente a la puerta de la atracción.

"¡Las personas con problemas al corazón no deben entrar, tampoco con problemas respiratorios! El horror de este lugar es enorme, nuestros trabajadores están entrenados para hacer esta una experiencia casi real. Ahora sí, estas es una de las casas mas embrujadas; fantasmas, asesinos, demonios, etc. Podrás encontrar de todo. ¡Tengan cuidado! Si los atrapan, ceras encerrados en el sótano... Créeme, no querrás estar allí adentro."

Los chicos se miraron dudosos, pero ninguno quería quedar como cobarde frente al otro. Siguieron al instructor quien hablaba mientras mostraba el recorrido; distintas habitaciones con diferentes muebles... y personas... y cosas extrañas, muy extrañas. Todo bien hasta que de un momento a otro el instructor desapareció de la vista todos los que se encontraban allí. Un grito de una niña basto para hacer correr como locos a todos. Sin darse cuenta, Peter termino aferrado al brazo de Wade todo lo que duro el recorrido.

-¡Hay que intentarlo de nuevo! – Exclamo Peter sentado sobre una banca, mirando como las demás personas que apenas podían levantarse del suelo sin que sus piernas temblorosas les hicieran caer. - ¡Ni loco vuelto entrar ahí! – Se rehusó Wade, siendo el una de esas personas con piernas temblorosas. - ¡Sentí como si mi corazón se saliera de mi boca! ¡Que sensación más horrible!

- ¡Ja! Solo eres un cobarde. – Bufó. -

- ¿Cobarde, yo? ¡Mira quien habla! ¿Acaso creías que mi brazo era esponja o qué?

- ¡Claro que no! ¡Cállate y solo vayamos a conseguir un muñeco!

Las risas y las discusiones siguieron durante horas. Fue un día espectacular y muy diferentes a los anteriores, incluso se habían ganado un enorme conejo de peluche (Obviamente se lo dejo Peter.) Pero la hora de despedirse había llegado; Wade acompaño a nuestro arácnido hasta la entrada del edificio donde él vivía con la excusa de tener que comprar algo antes de ir a casa. - ¡Wow! Nunca antes me había divertido tanto. Espero que volvamos a repetir.- Esas fueron las palabras que salieron de la boca de Peter, las palabras que hicieron revotar de felicidad el corazón del mutante. – Por supuesto, todas las veces que quieras.

- Te quedarías pobre, Wade.

- Todo por mi, Pete-Pay.

- Pss, deja de bromear. Nos vemos luego, ve a comprar antes de que cierren. - Antes de entrar al edificio golpeo suavemente el hombro ajeno y cuando estaba por marcharse una voz lo detuvo: "¡Te amo!" Fue suficiente para poner su carita como un tomate- ¡C-Como sea! ¡Adiós! – Y así salió corriendo, dejando atrás a un Wade Wilson con una orgullosa sonrisa.

Día tras día. - Spideypool.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora