El encuentro.

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No sabía exactamente lo que sucedió o cómo es que llego a estar en tal situación, simplemente, de un momento a otro, un tipo raro con un traje muy parecido al suyo comenzó hablarle.

—¿Qué demonios?

Se preguntó al escuchar la confianza que tenía al hablarle, como si se conocieran desde hace años. Pero eso era la de menos, lo que más le tenía confundido y molesto, era que no lo dejaba tranquilo ni por un momento.

—Estoy ocupado. Déjame solo.

Le decía. Pero el tipo, el cual se hacía llamar “Deadpool”, parecía importarle poco y sólo seguía con su incoherente charla.
Viendo que no tenía ni la más mínima intención de separarse tuvo que seguir con su patrullaje diario... Qué mala idea, Spider-man. Golpes, amenazas, disparos y todo lo malo que puedas imaginar, se hizo presente en todo momento.

—No lo mates, Deadpool. Hay que entregarlo a la policía, ellos se harán cargo.

Fue la frase que más se repitió ese día. Deadpool solo quería matar con la excusa de: “¿Qué? De esta forma no volverá a robar”.

Para cuándo la noche llegó estos dos hombres habían subido a lo más alto de un edificio y el chico aprovecho ese momento a solas para dejarle las cosas bien en claro.

—Primero, ¿Qué demonios te pasa? No puedes matar al delincuente, eso es responsabilidad de la ley. Segundo, no me hables con tanta confianza. Y tercero, ¿Por qué rayos no me dejas en paz? Por tu culpa, hoy no pude hacer nada bien.

Al pobre chico casi le dio lástima. Deadpool actuaba como un perrito que estaba siendo regañado por su dueño.

—Es que desde hace días vengo siguendote, Spidy. También, en varias ocasiones,  he tratado de hablar contigo. Pensaba que podíamos ser amigos.

No lo podía creer, ¿Acaso escucho bien? ¿Dijo que viene siguendole desde hace mucho tiempo? Ahora conocía la razón de aquellos escalofríos que recorrían su espalda.

—No y no. Ni loco soy amigo de alguien como tú. Será mejor que te alejes de mí, Deadpool.

Fue lo último que dijo antes de saltar del edificio y así marchar hacia su hogar. Definitivamente evitaría a toda costa estar con ese tipo, solo arruinaba su trabajo y, además, no confiaba para nada en él. Pero lo que no sabía, era que esto era el comienzo de su historia.

Día tras día. - Spideypool.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora