Capitulo 35: Zombie

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Frank Moore

FlashBack

- ¡Vale, entonces yo seré tu princesa zombbi!

-Algo nada sacado de los cuentos de hadas, algo único... Eres única y perfecta para mi.

- ¿Entonces si estuviera en problemas mi príncipe me rescatara del castillo embrujado?

- Nunca lo dudes niña

Final de Flash Back

— Nunca lo dudes niña —Me digo a mi mismo mientras empuño mi mano.

— ¿Todo bien? — Charles me saca de mis pensamientos, asiento y sigo en mi burbuja.

Estamos a poco de el lugar, y recuerdo todo lo que pasé en esta ciudad. La mayoría aburridas, un don nadie enamorado de una chica incansable que sin darme cuenta seria la causa de todo esto, seria la persona que me hiciera cambiar en cierto modo.

Ha veces hago y digo cosas que no pienso, ha veces solo lo hago por temor, intimido por inseguridad y simulo lo que no soy.

Pero esa chica, esa hermosa y muerta chica me hizo cambiar de parecer. Cuando menos me di cuenta, ya estaba aprisionado en sus ojos y su mirada angelical, en sus insultos y locuras, incluso en sus secretos mas crueles y oscuros.

Fueron muchas las veces que mi estúpida y anticuada subconsciente me susurraba la palabra huir, la palabra peligro, y a pesar de ello no lo hacia, ella alimentaba mi poca valentía con la chispa única que vi en sus ojos.

Promesas y mas promesas, enojos y mas molestias, orgullo y ego, felicidad, tristeza, temor y al final, amor.

Es oficial, estoy loco por una chica muerta, estoy enamorado de una zombi, de una chica que nunca pensé que tendría frente a mi.

Y es un hecho estoy dispuesto a matar por ella...

Nos detenemos frente a la carretera, miramos hacia arriba, entre los arboles de pino se alcanza a ver la mansión Jefferson y su gran sistema de seguridad.

— He aquí, la boca del lobo — Me dice Charles con un suspiro simple. Me voltea a ver — ¿Estas listo para morir?

— Si es necesario —Respondo con seriedad.

Salimos con un arma escondida y otra a la mano, un chaleco antibalas y toda la valentía del maldito mundo.

— ¿Listo?

— Listo

Y nos adentramos al pesado bosque con cautela y rapidez...

Narrador

"Me siento y comparo como una presa peligrosa a la que tiene que ser escoltada por cuatro guardias, uno en cada esquina" Se dice ella misma.

Poco a poco sus energías humanas se debilitan, no se ha alimentado de nada que pueda digerir normalmente, y parece que el tiempo la hará perder la cordura.

Mientras caminan por los grandes pasillos, admira sus muñecas esposadas y se da cuenta que están mas pálidas de lo normal, siente como su cuerpo succiona la poca sangre que se encuentra en su ser, siente como deja de fluir la sangre para solo encontrarse con venas oscuras y muy vistosas, las aprieta tratando de controlar sus impulsos.

Pero es tarde, ya que es una gran ventaja para esta situación.

Mira a los dos guardias de adelante y busca con la mirada las armas, en cuanto las encuentra se dirige a los dos últimos con cautela. A uno le golpea con sus manos esposadas y el otro es degollado con las mismas.

Antes de darse cuenta los primeros dos ella ya tiene un arma en las manos, apuntándola.

— Quitenme las esposas —Dice casi en susurro a los dos, el dolor en todo su cuerpo se intensificaba — ¡Denme la llave! — Ordena cargando el arma.

Uno de ellos saca las llaves de su pantalón y las alza a su costado.

Al voltearse los guardias encuentran a casi un animal soltándose de las esposas.

El dolor en sus brazos es insoportable, al punto de caer de rodillas. Los guardias no saben que hacer, intercambian miradas y ríen viendo a la chica agonizando, patean el arma que ésta ha dejado caer por el dolor y la alzaron uno en cada brazo.

Se le ve dormida con su cabeza cabizbaja y los ojos cerrados. Su cabello suelto no deja ver la mirada que a continuación muestra.

— ¡Necesitamos refuerzos en el pasillo 7! — alcanza a gritar uno de ellos antes de ser atacado por la versión descontrolada de Megan...

Mientras tanto, en el gran escritorio de la casa, cómodamente el señor Jefferson se sirve una copa de sus mas deliciosos y puros vinos. Los menea un poco y toma un sorbo. Cuando escucha un par de pasos en el lugar.

— ¿Te divertiste un poco? — pregunta tranquilo, sin duda de quién es.

Los tacones suenan más fuerte, hasta llegar frente a él. Le arrebata la botella y la toma directamente de ella.

— Tranquila Amy, ¿ahora que te hizo? O mas bien, ¿que le hiciste?

— Lo necesario —responde soltando un suspiro.

Una llamada interrumpe la pequeña conversación, el magnate contesta con el alta voz, y los dos prestan atención.

— Señor, encontramos un par de intrusos corriendo por la zona, están armados. ¡Espero ordenes!

Él la ve con una sonrisa y ella se confunde.

— ¿Quieres divertirte un poco mas? — Pregunta, Amy sonríe y asiente.

— Tráiganlos aquí, tenemos planes para ellos... Por favor, que no mueran en el intento. — Y cuelga.

Su mujer da un pequeño salto en el escritorio mientras él se posiciona en sus piernas para besarla. A punto de hacerlo, suena de nuevo el teléfono. Él se queja y responde enojado.

— Señor, hay una emergencia con la chica — grita un guardia aterrorizado, en el fondo se escuchan gruñidos y huesos quebrados, además de los gritos de dolor — ¡No sabemos que le pasa!

— ¡Átenla de nuevo y denle un sedante! — Comanda

Cuelga de nuevo y enciende un puro sacado de su bolsillo, inhala y pasa el humo a la boca de su amada, con un apasionado y humeante beso, se dirigen a lo que será la cámara de diversión para ellos y la más terrorífica escena para las víctimas.

...

Los dos contemplan a la dormida y sangrienta chica que tiene en frente. Está encadenada a metros de ellos. Por precaución, la miran de diferentes maneras y solo una persona sabe porqué seguía viva.

— Ese científico no se conformó con una hija secuestrada, si no que ya tiene dos — le dice a su esposa, ésta se ríe.

A los pocos segundos aparecen Charles y Frank esposados y golpeados de muchas formas.

— ¡Hablando del rey de Roma! — Dice Sr. Jefferson amistoso — No esperaba que aceptaras mi invitación

En cuanto voltean al otro lado, encuentran a la chica dormida y encadenada.

— ¡Megan! —Grita Frank preocupado.

— ¿Así que tu también Moore? Vaya que la vida da sorpresas... Suéltenlos — Ordena el Señor Jefferson.

En cuanto son liberados corren sin pensarlo dos veces con Megan. A quién tratan de despertar de muchas maneras, cuando sus ojos se abren y las pupilas se blanqueaban cada vez más, tienen que correr a direcciones contrarias.  Ya que la persona que tenían frente suyo no era Megan, se había convertido en lo último que quería Charles, un zombie verdadero...



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† Kenis

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