Capítulo 8

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Mis padres

13 de Octubre de 2017

- No...no se que decir- las palabras se me atoraban en la garganta, ¿como algo tan horrible ha podido pasar en un pueblo tan tranquilo?

- No hace falta que digas nada- me contestó Rafa- esto es algo... extraño

- Es horroroso

Álvaro había vuelto de su búsqueda en las estanterias, no había nada más aparte del asesinato

- Osea, ¿Que la única pista que tenemos sobre todo esto es una noticia de hace veinte años?

- Eso parece- conteste

- Bueno, pues entonces no tenemos nada más que hacer aquí- ambos se levantaron dispuestos a irse.

- Esperad, ¿creeís que me dejará llevarme esto?- pregunté mientras sostenía la carpeta

- Supongo- contestó Rafa

Y así fue, la señora Siolina me permitió llevarme el documento siempre y cuando lo trajera antes del mes que viene.

- Es hora de separarnos- Álvaro me dió un beso en la mejilla y chocó los puños con Rafa, después se fue en dirección al Story

- Te acompañaré hasta casa- me dijo Rafa

Durante todo el trayecto estuvimos en silencio, pero era un silencio cómodo y tranquilo. Solo uno que podía tener con él.

Una vez en la finca se despidó de mi con un abrazo a la vez que me susurraba al oido:

- siempres puedes confiar en mi

Y se fue.

Ahora me quedaba enfrentarme a mi peor pesadilla, mis padres.

Nada más entrar por la puerta, estaba mi padre de pie en la entrada con los brazos cruzados y las gafas en la punta de la nariz.

- ¿Donde has estado?- dijo con una voz seria y arrogante

- Fuí a comer con unos amigos

- ¿Con el permiso de quien?

- Con el mio- fue mi madre la que se interpuso entre él y yo, ¿Por qué?

Él le miró con el ceño fruncido y se fue al salón a leer el periódico.

Mi madre me miró y me lanzó una linda sonrisa, que yo rechaze subiendo a mi cuarto sin articular palabra.

Mientras estaba en mi cuarto miré una y otra vez la noticia, y de nuevo la carta. No veía nada que los uniera, pero sentía que si que lo había, aunque no lo hubiese encontrado.

- Esto, Lisa- mi abuela se asomó a mi puerta- ¿podrías ayudarme a subir unas sábanas del sótano?

Asentí y fuí a ayudarla no sin antes meter los papeles en un cajón.

El sótano era sin duda la habitación que menos me gustaba de toda la casa, estaba oscuro, algo húmedo y siempre había bichejos correteando por ahí.

Durante diez minutos ambas estuvimos buscando unas sábanas, no encontrábamos nada.

- Mira en aquellas cajas- me dijo ella

Me acerqué a donde me señalaba, había una gran pila de cajas.

Abrí algunas, pero dentro solo había platos viejos, ropas y muñecos, en una de las cajas, de apenas veinte centímetros, en ella habia cartas, collares y lo que más me llamó la atención, un libro con un huevo en la portada, al verlo casi se me cayó todo de las manos, 'ES EL MISMO HUEVO QUE ENCONTRÉ' pensé llena de alegría y euforía, tenía que ver el contenido de la caja, así que la escondí cerca de las escaleras sin que Ya-ya se diera cuenta, luego de terminar con la tarea, bajaría y la subiría a mi cuarto.

Y eso hize, después de encontrar las sábanas y colocarlas en la cama de matrimonio del cuarto de invitados, donde dormirían mis padres. Bajé a por la caja y con cuidado de que no la viesen subí y una vez dentro se mi cuarto cerré la puerta.

El libro era de apenas quince centimetros de largo pero si bastante ancho, tenía una letra muy pequeña, pero apenas me costó leerlo.

Busqué la imagen de la portada en el libro y en el ponía lo siguiente:

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Raza: Spiritum Ignis

•Habilidad: volar, manipular y crear fuego

•Características:
- Humana: piel bronceada, ojos rojos o naranjas y pelo negro

- Dragón: media de estatura; dos metros de alto por cinco de largo, alas negra y escamas negras, cuando son adultos llegan a tenerlas grises o blancas.

《Atención estos suelen ser muy territoriales》

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'¿Por quén tendrá mi abuela un libro sobre dragones?' Pensé después de leer lo que había, supuestamente, en el huevo. Aunque siendo sincera, después de lo que he visto y leído, creo que ya me creo cualquier cosa.

Quise leer las cartas pero mi abuela me llamó para ir a cenar.

Cenamos totalmente en silencio, debido a que mi padre decía que ver la televisión mientras se come en "familia" es una falta de respeto, que debiamos hablar entre nosotros. Pero cada vez que intentabamos sacar tema de conversación, él lo cortaba drásticamente, por lo que al segundo intento de entablar conversaciones entre todos nos rendimos. 'Este hombre es un caso perdido' Pensaba mientras jugaba con los guisantes en mi plato.

Luego de cenar subí a mi habitación, estaba bastante cansada, así que en vez de investigar las cartas, decidí acostarme y dormir hasta aplanar la almohada.

Elizabeth y los siete reinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora