Capítulo 25

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La caja de Siolina

29 de Octubre de 2017

Una vez en mi cuarto, cerramos la puerta y Vuliera se acercó a Nigrum. Vi como le tomaba el pulso.

- No parece que lo halla querido envenenar con Limoniera- sin levantar la vista añadió- Es una planta que petrifica a sus presas para luego devorar sus almas, su veneno es muy fuerte

- ¿Entonces qué le han hecho?- me acerqué a Nigrum y le toqué el hombro, aún con la chaqueta lo notaba frío

- ¿Ha comido o bebido algo?

- Si, dos magdalenas que me trajo la enfermera- señale la mesilla donde estaba la bandeja, en ella estaba mi taza derramada y media magdalena

Tomó la mitad de la magdalena, y la metió en una bolsita de seda roja de su chaqueta, me fije más en su ropa, llevaba una camiseta blanca ajustada, tenía un pecho volumiso, a su lado yo parecía casi plana. Su chaqueta morada era larga y poseía muchos bolsillos, llegué a contar unos diez bolsillos. Su falda gris hasta la rodilla fue sustituida por unos pantalones elasticos negros hasta el tobillo y sus zapatos negros planos ahora eran unas deportivas blancas con rayas doradas.

- Bueno, deberíamos irnos- a lo lejos se oyeron unas sirenas, los bomberos- vamos, lo llevaremos a mi casa

Asentí y cogí nuestras cosas. Ella mientras abrió un portal, era mucho más grande de los que yo llegaba a crear. Se acercó a Nigrum y sacado una bolsa de tela rosa cogió algo de su interior y lo hechó sobre él. Era un polvo dorado brillante, en el momento en que el polvo rozó su piel, empezó a flotar, ella lo agarró de la muñeca y con la otra mano me señaló que pasaramos.

Al acabar al otro lado del portal estabamos en una habitación con las paredes más altas que había visto en mi vida, todas repletas de estanterías con libros con cubiertas desgastadas y otros más nuevos. La habitacion era rectangular, solo estaban las estanterías, un escritorio de madera rojo oscuro y una puerta negra con un pomo azul celeste, la puerta tenía incrustaciones de cristales.

Vuliera se acercó al escritorio y dejó flotando a Nigrum, parecía estar esperando un golpe del aire, su puño seguia delante de su pecho y el otro al lado, listo para una pelea que no habrá. Le agarré del tobillo antes de que me fuera imposible llegar.

- ¿Como hago para que deje de flotar?- Le agarré del hombro y los sujeté a mi lado

- Lo malo de este polvo de hadas es que no se pasa el efecto hasta ya pasada la hora

- ¿Polvo de hadas?¿Como el de Campanilla y Peter Pan?- agarré más fuerte su hombro pues empezó a revalarse y casí estaba yo de puntillas

- Se podría decir así- dijo algo irritada, iba a preguntarle si le ocurría algo, pero me sorprendio la explosión de humo

Tosí varias veces, y la nariz se me llenó de un olor amargo, una mezcla entre limón y el ácido de la naranja.

- Ya esta- dijo Vuliera, con un trapo en tapando su nariz y boca, en la mesa había un matraz de cristal con un líquido color naranja- si toma esto, en unos días podrá volver a moverse como antes

- ¿Cómo unos días?, ¿no podrá ser antes?

- No Elizabeth, esta poción-dijo señalando el matraz- es lo más fuerte que debo hacer, si aunmento las cantidades o cualquier otra cosa, quien saldrá mal parado será él- señaló con la cabeza a Nigrum

Elizabeth y los siete reinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora