Él no me daba explicaciones y parecía no tener intenciones de hacerlo. Simplemente dijo que el desayuno estaba listo, mientras estaba sentada en el comedor noté como tomaba asiento frente a mí con una sonrisa dulce haciendo que sus ojos desaparecieran.
Si él no iba a hablar...entonces yo si lo haría.
—¿Por qué...? —iba a preguntar, pero levantó su mano pinchando algunas frutas con su tenedor.
—No es bueno hablar en la mesa, Sunny—señalo en mi dirección—Baja los codos.
No iba a poner atención porque sólo necesitaba saber una cosa.
—Jimin, ¿Qué hago aquí? ¿Es tu casa? ¿Vives aquí? —quise saber. Sus ojos oscuros estaban fijos en mí mientras masticaba despacio llevando otro bocado a su boca—Por favor, sólo...necesito saber eso, no recuerdo nada.
Al parecer tuvo compasión, suspiró levantándose, se acercó a mí con su plato y acercó su silla quedando así más cerca. Lo había visto muchas veces en clase y en el trabajo, su puesto en la cafetería era en la caja mientras que yo limpiaba las mesas o servía el café.
—Sí, vivo aquí—asintió mirándome con atención. Sonrió de nuevo tomando mi mano sobre la mesa, sus manos a pesar de lucir pequeñas eran más grandes que las mías—Te traje anoche algo tarde.
— ¿Enserio? ¿Quedamos en vernos? —fruncí el ceño.
—No exactamente, yo...—suspiró acariciando el dorso de mi mano—Fui a verte, necesitaba ayuda con unos trabajos, en medio de todo eso...intenté besarte y tú...
—Espera—mis ojos se abrieron como platos— ¿Por qué intentarías besarme? Oh, Jimin~ah, no digas que te gusto...
—Eso mismo me dijiste anoche—sonrió amargamente soltándome— ¿Qué tiene de malo querer amarte, Sunny?
—No creo estar preparada para una relación ahora—me levanté sin pensarlo—Ahh...yo...—todavía no me decía que hacía allí pero no importaba, sería mejor volver a casa—Debo irme, lo siento.
—Sunny, espera, por favor—pidió y escuché sus pasos seguirme.
— ¿Sabes dónde dejé mi celular? —pregunté dirigiéndome a la puerta mirando alrededor por si lo veía, pero justo en ese momento la puerta se abrió dejándome ver una persona más alta que yo o Jimin, quitó la capucha de su cabeza dejando ver una cabellera castaña y se deshizo del cubrebocas, afuera estaba nevando. Retrocedí por instinto mirando a Jimin quien lucía tenso.
— ¿Qué hacía ella en la puerta? —quiso saber con voz ronca. Jamás en mi vida había visto a ese chico, claramente no era de aquí, todo él lo decía. Miró a Jimin quien bajó la vista al suelo—Jimin-ssi.
—Ella...sólo...quería irse.
Fruncí el ceño extrañada por su actitud sumisa. ¿Qué pasaba allí? El chico cerró la puerta con seguro, se giró de nuevo a nosotros para luego acercarse a Jimin.
—Sabes lo que tienes que hacer si quiere irse, ellas siempre quieren llevarnos la contraria, al comienzo siempre están en contra, pero terminan cayendo como el resto—sonrió guiñándole un ojo.
Eso no me estaba gustando, tenía un mal presentimiento.
—¿Quién se supone que eres tú? —pregunté algo molesta de su actitud extraña. Ambos me miraron, uno serio mientras el otro divertido.
—Soy Jeon JungKook—sonrió dejando ver unos perfectos dientes—Así que tú eres Sunny, un placer conocerte.
Miré a Jimin esperando una explicación.
—¿Le contaste a tu amigo de mí?
—No te irás, debes quedarte aquí.
— ¿Disculpa? —parpadeé varias veces asombrada por ese cambio en él.
—Eso es, Jimin—JungKook tocó su hombro antes de dirigirse a la cocina.
—Tu amigo está loco, abre la puerta ahora.
—No.
—Jimin, debo volver a casa, tengo cosas por hacer...
— ¿Como qué? ¿Estar todo el día con tu celular sonriéndole a tipos raros y extraños que ni conoces ni has visto en tu puta vida? —bufó negando con la cabeza, tomó mi mano jalándome al comedor, no puse resistencia, estaba en shock. ¿El dulce Park Jimin me había dicho eso? Me sentó en la silla y señaló mi plato—Come ahora.
—Jimin, ¿Qué...?
— ¡Dije que comieras! Te serví el desayuno, es lo menos que puedes hacer—lo miré con ojos muy abiertos. No reconocía a esa persona, Jimin siempre ha sido un chico paciente y cariñoso, ¿Quién era esta persona ahora? JungKook entró al comedor con una sonrisa falsa, de repente colocó el celular sobre la mesa.
—Ese es mi celular, ¿Dónde estaba?
—Sunny—mire a Jimin—Come.
—No tengo hambre, dame mi celular—exigí.
—Jimin—miró al chico levantando sus cejas.
—Escucha, Sunny—se agachó mirándome. Sus ojos rogaban, pedían algo que no sabía que era—Estoy siendo bueno contigo—acarició mi mejilla—Necesito que obedezcas, ¿Sí?
¿Obedecerle? ¿Qué? Su amigo comía como si nada pasara, mi celular seguía junto a él. Sigo haciéndome la misma pregunta.
— ¿Por qué él tiene mi...? —di un respingo cuando Jimin tomó mi rostro fuertemente. Ya no había dulzura en él.
—No importa si tiene tu jodido celular o no, tú harás caso o te irá mal, no quiero lastimarte así que no me obligues a hacerlo—jadeé golpeando su brazo. Empujé la silla corriendo a la puerta recordando que estaba cerrada con llave, sin pensarlo miré al pasillo encontrando una puerta trasera, corrí pensando en salir de allí cuanto antes, no me importaba, sólo debía salir...
Todo pasó muy rápido, en un segundo estaba en el suelo con un fuerte dolor de cabeza, llevé mi mano a ella encontrando mis dedos manchados de sangre. Levanté la cabeza identificando a JungKook de pie, Jimin había llegado un momento después.
—Si no funciona ser amable te sugiero colocar orden sea como sea—aconsejó a Jimin quien estaba mirándome sin ninguna expresión. ¿Qué pasaba por su mente?
—Están locos—susurré intentando levantarme, pero sólo alcancé a arrastrarme.
—No, Sunny...—intentó acercarse, pero su amigo lo detuvo. Todo me daba vueltas, mi cabeza seguía sangrando.
—No permitas que jamás vuelva a decirte eso, Jimin, ¿Me escuchas? —llamó su atención—Tú la amas y ella debe aprender a quererte igual, no estás loco, estás enamorado.
No alcancé a escuchar más, pero sentí los brazos de alguien cargarme mientras perdía la consciencia.
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Obsesión [PARK JIMIN] COMPLETA
Fiksi Penggemar»Existe sólo una manera de conquistar a alguien, Jimin-ssi, sólo haz lo que te digo. Park Jimin está enamorado de una chica que detiene todo su mundo con su presencia, él la quiere para él y nadie más pero...a veces del amor a la obsesión...hay un s...