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-Young are 10 dollars- dice el taxista.

Raúl me suelta un momento en lo que busca en su billetera, le paga al taxista, que se va en cuanto le regresa su cambio.

-Te acompaño? -pregunta después de unos segundos.

-No, yo puedo sola -empiezo  andar y me voy tambaleando, en una vez casi me caigo, sólo porque me sostuvo Raúl no besé el pavimento.

-Creo no. Te acompañaré hasta la entrada del pent-house y así me iré mas tranquilo.

Seguimos caminando hasta el elevador. Ahí el se reía mientras yo hablaba puras pendejadas.
El elevador se detuvo frente a la puerta.

Mierda! No tengo llave.

-Tengo que tocars, si quieres ya vete y gracias.

-Me iré hasta que estés adentro.

Tocó la puerta tres veces, a la tercera me abre una chica rubia de ojos verdes vestida tan sólo con un short pequeño y una mini bata cubriéndole la parte de arriba.

-Hola! -trato de ser amable, con sólo verla y saber al instante que ella es la tal Kim, se me bajo un poco la borrachera, es linda pero no por eso me voy a menospreciar o la voy a insultar sin conocerla. Aunque mi instinto me dice que es una perra.

Me da una mirada despectiva.
Vaya! Creo que mi instinto no se equivocaba.

-Y tu eres? - podía notar su acento americano.

-Alond...-ni pude terminar para cuando llegó David a su lado vestido con sólo boxer y el pelo revuelto.

-Qué horas son estas de llegar? -pregunta como si fuera mi padre.

-No soy una niña -ruedo los ojos.

-Regresamos al cuarto? -pregunta la rubia.

-Voy en un momento -le contesta David mientras la abraza de la cintura observándome directamente a los ojos.
La chica se retira mientras sube las escaleras.

-Me voy linda -dice Raúl.

-Qué? No! Y menos a estas horas yo te acompaño. - Aunque no tiene mucho sentido pero así de una vez aprovecho para salir de aquí.
David me hace seña para que me acerque, yo le hago otra a Raúl para que me espere.

-Tu no vas a acompañar a nadie.

-Entonces que se quede conmigo.

-En el cuarto de invitados.

-Conmigo, espera... Cuarto de invitados? - la verdad yo no quiero estar sola en mi habitación mientras enfrente, lo más seguro es que se escuchen gemidos.

-No, el en el cuarto de invitados- vaya que sabe evadir temas.

-Entonces yo me voy a ese cuarto con el -digo sonriente. En realidad sólo lo digo por picarlo.

-Ni se te ocurra o se va.

-Yo me voy con el entonces -digo eso y paso junto a el golpeándole un poco el brazo- vamos Raúl, te quedarás conmigo -digo fuerte mientras lo jalo dentro del departamento.

Subimos las escaleras, aún siento un poco los malestares del alcohol, lo que provoca que vaya tambaleandome y que empiece a reír.

-Qué pasa?

-Es que parezco bambi acabado de nacer mientras subo las escaleras.

El ríe.
Hoy obviamente no puedo dormir como estoy acostumbrada, así que entro al baño con mi pijama en mano.

-Ponte cómodo -digo antes de cerrar la puerta.

Me quito los botines que me estaban matando los pies, el pantalón y la blusa, también el sostén pero este lo remplazo por uno deportivo, me subo el short y la blusita a juego.

Salgo del baño y casi se me cae la ropa de las manos. Raúl esta en la cama, dormido, sin camisa y sin pantalón, sólo en boxer, el cual marca lo bien dotado que esta.

Me acercó a la cama y me dejó caer del lado contrario de esta. Luego me levanto porque se me olvidó apagar la luz y me vuelvo a acostar.
Pasa algunos minutos cuando siento una mano en mi cintura.

∆∆∆

Siento que soy levantada como un bebé.
Abro un poco los ojos y veo que es David quien me carga.
Huele a alcohol, diría que demasiado.
Decido no protestar, quiero saber si es un sueño o en verdad está borracho, de cualquier manera se cual es el límite, vuelvo a cerrar los ojos y escucho una puerta abrirse por el rechinido. Sé qué tal vez me arrepienta de esto, pero hoy algo ebria no lo creo.

Son alrededor de las cuatro de la mañana o eso creo.

Me está acostando en algo blando, lo que creo es una cama y el se acuesta al otro lado, lo se por como se hundió el colchón.
Demasiado cerca de mi, opino yo.

Supongo que este es el cuarto de invitados que menciono hace rato, pero que nunca me mostró durante el tour. Y si me dijo, no recuerdo.

Sentí caricias en mi cabeza y parte de mis piernas, lo que provocó que de a poco en poco me fuera quedando dormida aunque yo tratará de seguir luchando contra el sueño. En verdad que estaba cansada.

La primera vez que te vi (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora