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Miento si digo que no sentí un poco de temor.

Nah, a quién engaño, no le temo, a que me eché de su enorme edificio? No,  así hasta me ahorraría el tiempo y la excusa para buscar departamento aunque obligué a Erick a darme hospedaje, a qué le diga a mis padres? Tampoco, soy mayor de edad, creó que no hay nada que pueda perder.

Estuvimos más tiempo en aquél parque, dónde parejas abrazadas, niños corriendo y animales paseando daban una armonía al lugar un tanto encantadora.

–Creo que es hora de irnos.
Dije cuando empecé a caer en una relajación profunda, bueno flojera.
Ya estaba bostezando y enfrente de la gente me daba un poco de vergüenza porque abría la boca como si me fuera a comer a quien estuviera frente a mí.

–Vamos, se ve que te estás cayendo de sueño.

Solté una risita, no lo podía negar.

Llegamos hasta el departamento caminando, ya era bastante tarde y aún faltaba que Erick me contará su romántica historia.

–Ya llegamos!
Le grité a un Erick tirado en el sillón con la cabeza en el suelo y un tazón en su pecho mientras de sus labios escurría saliva.
Este sólo respingo y me lanzo las palomitas que le quedaron en el bol.

Así pase dos horas en su departamento, me confeso que el primer año yo le gustaba pero fue algo de momento ya que vio que no captaba sus señales, siempre e sido un poco distraída, después le empezó a gustar Valeria, a tal punto que cuando tuvo novio, el evitaba salir con nosotras, o más bien con ella. Prácticamente lleva tres años enamorado de ella, lo más cómico es que Valeria unos días entes de venir me dijo que le atraía Erick, así que como la buena amiga que soy, mi función era hacerle de cupido.

Raúl me acompaño a casa, si se le puede llamar así, a penas eran las 9:00, David no me había vuelto a mandar mensaje, algo que me ponía aún más nerviosa a tener mis notificaciones llenas de llamadas y mensajes de él.

Entre en silencio, Raúl ya se había marchado, sentía como si me estuviera metiendo directo en  la boca del lobo.

Avance hasta el centro del salón, hasta que sentí una respiración en mi nuca.

–Te dije que te atenieras a las consecuencias.

Dijo provocando que respingara y le soltara un golpe en el pecho.

–Perdón!
No sabía si reír o llorar del susto, así que hice las dos.

El me vio descolocado mientras se sobaba el brazo.

Olía a alcohol de nuevo.

Me tomo de los brazos provocando que parara de reír. Y limpio de mis mejillas las lágrimas que aún rodaban con sumo cuidado.

Se acercó lentamente a mí rostro, sentí como sus labios tocaron mi mejilla y luego la comisura de mis labios. Me tenía agarrada de los brazos fuerte pero sin lastimarme.

–Crees que no se que me espías te el primer día.

Casi me ahogaba cuando pase saliva, y que me tuviera agarrada de los brazos no ayudaba. Intente que me soltara, sin embargo me apretó aún más.

–No claro que no, no se de qué me hablas.

Soltó una leve risa.

–Claro que si, te vi en el reflejo de la plasma, algo que me puso al millón.

Mierda.

–Despues pensé que tal vez estaba alucinando de placer, así que revise las cámaras de seguridad, y efectivamente, ahí estabas tú, tal cual te vi en tu habitación.

La primera vez que te vi (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora