Y tú

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Luis

5 de Abril 2019

Eran las 23:45 de un viernes. Ella respiraba nerviosa, o no respiraba directamente. Yo intentaba tranquilizarla de mil maneras posibles. Había escuchado casi todos su disco, 9 de 10 canciones que contenía, y aunque yo sé que por aquel entonces era de todo menos objetivo, me parecía una absoluta maravilla. Ese disco eran ella, su voz mágica y su luz. A decir verdad, la canción que menos me gustaba era Teléfono, su primer single, pero yo siempre tuve debilidad por sus baladas.

-Aitana, se te va a salir el corazón por la boca, relájate.

-No me estás diciendo nada que no sepa Luis – me asesinó con la mirada.

-Perdón, perdón, es que estoy entre preocupado y divertido.

-¿Divertido? – segunda mirada asesina.

-A ver, me explico, no me gusta verte así, lo paso mal por ti, pero es que en parte me hace gracia porque como yo sé que hay miles, millones de personas que te miran con mis mismos ojos o parecidos, es imposible que no les guste. Eres tú. Tu voz es lo mejor que he escuchado en mi vida y tu presencia, ya sea en un videoclip, en un escenario o en el sofá de nuestra casa es más magnética que cualquier campo que estudié en la carrera. Y además – me puso el dedo en la boca en señal de silencio.

-A ver, a ver – dijo como si estuviera recapitulando – lo primero déjate de campos que no entiendo, señor ingeniero. Lo segundo, gracias. Por lo que me acabas de decir y por todo. Y lo tercero, ¿nuestra casa? – me miró con una sonrisa.

-Bueno, tu casa, perdón, pero como pasamos más tiempo en esta que en la mía, como es comprensible claro, y básicamente vivo aquí...perdón.

-Eh, de perdón nada, que me ha hecho ilusión, tonto – me posó un beso tierno en los labios.

-Ya está – le dije.

-¿Qué? – no me entendió.

-Que son las 00:00, que acaba de salir tu primer disco y no puedo estar más orgulloso de ti y de todo lo que has conseguido y sé que vas a conseguir – sonrió, se había olvidado por unos minutos de que salía su disco – y ahora si me permites, voy a escuchar la única canción que no me has enseñado.

-Ay, no, qué vergüenza, me voy – se dirigió a la habitación pero yo la cogí en brazos y me la llevé conmigo al sofá.

Play.

Qué puta pasada. Era una puta pasada, su voz, la letra, todo.

Y tú, en medio de la tormenta

Y tú, sin llamar a la puerta

Y tú

No sabía qué hacer, las lágrimas brotaban por mis mejillas y ella me miraba con muchísimo pudor y ternura a la vez. Cada acorde de la melodía me atravesaba por dentro pero sobre todo cada letra, cada frase, me recordaban a nosotros, a nuestra historia, y yo prefería callar por si mis sospechas eran tan solo una imaginación.

-Oye, Luisito, no llores – se acercó y me abrazó.

Al terminar el abrazo volvió a hablar.

-Bueno, que no te la enseñé porque quería que fuera una sorpresa, es la última canción que hicimos del disco, como por febrero, y también es la única que está compuesta únicamente por mí. Para ti.

La besé, como si no lo hubiera hecho nunca, como si fuera la primera y última vez. La cogí en mis brazos, ella me rodeó con sus piernas y nos dirigimos a la habitación. Despacio, sin movimientos bruscos, con besos suaves. La tumbé sobre la cama y me quedé quieto unos minutos, mirándola, viéndola mirarme. Entonces me tumbé sobre ella, besando cada rincón, cada lunar, y cada marca de su cuerpo. Ella respiraba fuerte, muy fuerte, y dirigía mis besos con sus manos sobre mi pelo. A veces necesitaba que nuestras miradas se encontraran para saber que seguía ahí, que era ella y que era real. Teníamos mil formas diferentes de sentirnos, a veces de forma dulce, a veces de forma brusca, otras de forma pasional, incluso combinaciones de éstas, pero esta forma, la de tomarnos el tiempo necesario para mirarnos, para probarnos, para tocarnos, sin prisa, como si el resto del mundo estuviese parado y no hubiese nada más valioso que invertir el tiempo en aquello, era mi favorita. La acaricié, primero en la cara, después en su tripa y terminando por el encaje de su ropa interior. Sus gemidos eran suaves, silenciosos, acordes a todo lo que habíamos construido encima de ese edredón en los últimos minutos. Siempre la sentía dentro de mí solo que esta vez eso se volvía físicamente literal y las dos sensaciones me llenaban, una el alma y la otra el deseo desbordante que tenía por ella.

Hacía unas semanas que no utilizábamos condón y aunque yo había insistido en ponerme la inyección, tomar la píldora anticonceptiva masculina o en seguir como hasta ahora ella quiso ponerse el DIU al ser más seguro que el anticonceptivo masculino.

Terminamos y descansamos, ella encajada en mi hombro y yo apoyando mi cabeza sobre la suya.

-Y tú – dije.

-Y tú – me miró y me regaló una caricia en la cara.

Nos quedamos unos minutos en silencio.

-Oye, no quiero cortar este momento porque lo estoy disfrutando más que nada en la vida pero son las 01:50 y me imagino que las redes estarán que arden con tu disco.

Se incorporó de golpe y me miró con los ojos muy abiertos.

-Luis, que se me había olvidado – acto seguido soltó una carcajada y yo la acompañé con otra.

Aitana

5 de Abril 2019

Entré en Twitter con una mezcla de terror e ilusión. Cuando salió Teléfono no fue nada fácil, había muchos comentarios positivos pero también hubo malos y decepciones. Y yo por aquel entonces estaba llena de miedos. Esta vez, por lo menos, no tenía ni la mitad de inseguridades que tenía en aquel momento.

-Aitana, les ha puto encantado, si es que lo sabía, los primeros tres Trending Topics son sobre ti – levanté la vista y vi a un niño pequeño mirando la pantalla de un teléfono muerto de ilusión – mira este tweet – me enseñó su móvil.

Estoy enamorada de cada una de las canciones del disco. He vuelto a darlo todo con Teléfono pero sobre todo he llorado y me he emocionado con todas las nuevas. 'Y tú' me ha parecido una preciosidad, poesía pura, no podía controlar mis lágrimas.

No soy fan de Aitana, ya lo sabéis, y la critiqué cuando sacó Teléfono porque a mí no me gustó nada pero ha sacado un discazo, eso es así. El mejor hasta ahora aunque me joda admitirlo.

Eres pura versatilidad @Aitana es un disco con canciones completamente diferentes, con letras feministas, de amor, de amistad...es una bendita maravilla. Muchísimas felicidades, sé que te van a llegar muchísimos más éxitos y completamente merecidos.

Nos pasamos un par de horas leyendo, riendo. A mí no me entraba más felicidad en mi cuerpo, había leído algún comentario negativo suelto, de algún hater, pero es que me daba igual, había miles y miles de personas apoyándome, diciendo que les había encantado mi trabajo y yo no podía estar más feliz. De tener a toda esa gente, de recibir un montón de mensajes preciosos de mis compañeros, amigos y familiares. Pero sobre todo, de tenerlo a él, a mi lado, no solo por compartir mi felicidad con él, sino por ver en sus ojos su propia felicidad por mí. 

Quise Llamarte  |   AitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora