Judal y Antares

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FLASH BACK (CONTINUACION)

De regreso a su hotel, Sinbad iba con una sonrisa de oreja a oreja al igual que Mistras, temiendo lo peor, Ja'far se animó a preguntar

- ¿Y bien Sinbad?, ¿a cuantas mujeres invitaste a tu cuarto?

- A ninguna

- ¿QUÉ? - Ja'far y Mistras sorprendidos

- ¿Cómo que a ninguna Sin? - pregunto el pelirrojo - ¿acaso ninguna de las cirqueras te gusto?

- Hinahoho - el mencionado suspiro

- En realidad, se coló en la carpa del muchachito del caballo

- ¿El que aventó unas dagas? - pregunto Mistras

- Si - respondió el gigante peli azul

- ¡¿Cómo permitiste eso Hinahoho?! - reclamo Ja'far

- El no tuvo nada que ver - respondió Sinbad aun con su sonrisa - le dije que me ayudara a buscar los baños, cuando en realidad buscaba a ese chico

- Sinbad, ¿acaso? - Mistras trago duro - pero se ve que es un niño

- Maldito pervertido que pasara si el...

- Calma, calma - respondió Sinbad luego de una sonrisa - en realidad solo le robe un beso - apoyando su rostro sobre su mano - por el momento

- ¿Qué quieres decir con eso Sinbad?

Pero el peli morado solo seguía sonriendo ante la mirada de desconcierto de Mistras y Hinahoho y una temor de parte de Ja'far. Por su parte, luego de que su visitante se fuera, Judal terminaba de llenar en bebedero de Antares, quien bebió el agua de inmediato

- Tranquilo amigo - acariciando su crin - despacio... eso es - caminando hacia una mesa - sé que nuestro acto te deja sediento, pero sabes que si no trabajamos - tomando un fruto - no hay de estas

El caballo se acercó al azabache, quien le extendió una manzana para que el corcel pudiera comerla, al mismo tiempo que él lo hacía con un durazno. Cuando el corcel termino, Judal se dejó caer sobre su cama al mismo tiempo que no dejaba de verse el brazalete

- Sabes Antares - sentándose en la cama - creo que ese viejo debe ser alguien importante o no recibiría semejante regalo, ¿o no crees que sea un ladrón? - el caballo dio dos pisotones - cierto, sin esa capa que lo cubría hubiera podido ver sus ropas - dando un suspiro - el problema es que - forcejeando con el adorno - no puedo quitármelo

Luego de varios intentos, Judal se rindió dejándose caer sobre la cama, al mismo tiempo que recordaba como esas fuertes y levemente ásperas manos, sujetaron su rostro; sus ojos dorados que expresaban una mirada de complacencia y ¿alegría?, pero más que nada, recordó el beso: un poco brusco pero suave, eso provoco que el menor acariciara sus labios como si aún sintiera ese labios ajenos sobre los suyos.

- ¿Qué estoy pensando? - alborotándose el mismo su cabello - seguro es otro viejo pervertido

- HORA DE DORMIR MAÑANA NOS ESPERA UN DIA PESADO

Apenas Judal escucho el aviso del guardia del circo, de inmediato se puso de pie para cerrar su tienda y colocarle a Antares su manta; finalmente, el azabache se puso un camisón para dormir, luego de observar por un largo rato su brazalete.

Nuevamente la mañana llego, tan temprano como pudo, Judal llevo a Antares a caminar por el circo pero noto una de sus patas

- ¿Qué pasa Antares?, ¿Por qué cojeas? - observando su pata - vaya, creo que ya es tiempo que te cambie las herraduras. Vamos a buscar un herrero

Arabiya layla GendanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora