Hasta que la Muerte nos Separe

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Apenas y podía creer lo que vivía, incluso se le dificultaba respirar y mantenerse de pie, pero gracias a alguna deidad aun seguía vivo. Sus compañeras estaban más que emocionadas expresándose con sonrisas y alegría en sus rostros.

Judal solo podía ver con ternura como su familia preparaba todo, ya que después de todo, según la tradición la familia de la novia era quien pagaba la boda, ¿o no?, pero su prometido no acepto y como buen necio insistente que era llego a un acuerdo con Zaed: la ceremonia se llevaría a cabo en uno de los salones del palacio y la fiesta en en los jardines, la comida y bebidas correría por cuenta de sus ciudadanos quienes de inmediato se apuntaron al saber la buena nueva.

Un mes atrás...

- Judal, ¿me harías el honor de convertirte en mi cónyuge?

El corazón del azabache palpitaba como un loco que casi estaba por estallar

- Yo... pero Sinbad, tu pueblo - el mayor se pone de pie

- Judal - poniendo su mano en la mejilla ajena - aunque amo a mi pueblo, tú eres lo que me falta para seguir mi sueño. Si ellos no ven lo importante y valioso que eres para mí, entonces con mucho gusto renuncio a la corona de Sindria

- Sinbad...

Con ternura, Sinbad se acercó al joven para besarlo, hasta que los reflectores los iluminaron haciendo que la pareja se separara al escuchar los aplausos del emocionado pueblo de Sindria. El mayor vio con una sonrisa a sus ocho generales, quienes lo miraban con apoyo y orgullo, el mientras el menor observaba a sus compañeros que algunos lloraban de felicidad. Pero puso más su atención en la gente que silbaba y aplaudía, incluso uno se animó a gritar

- ¡Acéptalo!

Los demás ciudadanos gritaron como apoyo, Judal no pudo evitar llorar de nuevo aun cuando Sinbad apretó su mano suavemente

- ¿Y?, ¿Qué dices?

Judal vio a Antares, quien asentía y daba coces al suelo, para sonreír y mirar al peli morado

- Si, mil veces si acepto

Llorando de alegría, el joven se lanzó a los brazos del mayor quien lo recibió de alegría, mientras la gente aplaudía ante la nueva pareja y su futura reina. Dos días después, Zaed, Sinbad, Drakon y un representante del pueblo, se reunieron para preparar la boda

- Insistimos majestad - hablo Zaed - aunque no tengamos tanta riqueza, podemos darle a nuestro Judal, una ceremonia y atuendo digno de un futuro monarca

- Si me permite - hablo el representante - no negamos que así sea, pero como estamos hablando de nuestra nueva reina, el pueblo queremos mostrarle que lo aceptamos sin importar que sea un cirquero. Así que la gente propone crearle el atuendo del día de la boda, así como la comida y bebida. Incluso varios negocios de comida ya están decidiendo que preparar, y la música, ni se diga

- Se los agradezco, pero - Zaed bajo su rostro - no queremos que piensen que nos aprovechamos de ustedes

- Al contrario señor Zaed - hablo Drakon - hablando por mis compañeros y el pueblo, estamos realmente felices que alguien ya tendrá quieto a este vago - Sinbad escupe su vino

- Dra-Drakon

- Es la verdad - sonrió el dragón - pero desde que Hinahoho, Mistras y Ja'far nos hablaron de Judal y como se dieron las cosas entre ustedes; Sharkkan, Yamuraiha, Masrur y Pisti de inmediato supimos que ya no serias el mismo.

- Disculpen - entro Yamuraiha - pero quisiera intervenir

- Adelante - sonrió Sinbad

Arabiya layla GendanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora