Negrilla abrió los ojos. A su lado Pequeño León y Pequeño Leopardo aun dormían. La cachorra se deslizó hacia fuera de la maternidad.
-¿Adónde vas tan deprisa?- Pequeño Atigrado, hijo de hoja de Clavel saltó atrapándola por la cola.
-¡Suelta, cagarruta de ratón!!- gruñó Negrilla agitando la cola hasta liberarla.
-Dímelo o despertaré a Ala de Cristal, ya sabes que se enfadará.
-Sssh...- siseó alzando las orejas.
Pequeño Atigrado asomó el hocico hacia fuera.
-Oh... la luna aun brilla... ¿No irás a hacer otra escapada?
-Cerebro de alga, ¡claro que lo voy a hacer! Y si no me doy prisa no podremos seguir el rastro de los gatos que iban a la Asamblea. ¡Ahora vuelve a tu lecho!
-Ni de broma, voy contigo- respondió el gatito atigrado.
Negrilla agitó la punta de la cola.
-¡hey! Esperadme- gruñó Pequeño leopardo levantándose, seguido de Pequeño León.
-Lo que faltaba...- masculló Negrilla mirando de reojo a Pequeño Atigrado. El cachorro se había sentado y lavaba sus zarpas.- bueno...Supongo que si no os dejo acompañarme...
-¡Si!- respondió Pequeño Leopardo.
-Estúpidas bola de pelo, ¡no podéis salir! ¡Hay un tejón en la zona!- maulló Pequeño León.
-Oh... Qué miedo...- se burló Negrilla.- ¡Zarpa manchada y Punteadino siempre diciendo que fueron aprendices a las cinco lunas y media! ¿Por qué nosotros no?
Pequeño León parpadeó un par de veces.
-Yo no iré.
-¡Cobarde!- chilló Pequeño leopardo.
-¡Calla!- espetó negrilla colocando su cola en la boa de su hermano- ¡Si gritas tanto no iremos ninguno!
Todos miraron hacia Ala de cristal, que se movía en sueños levemente, por suerte no despertó.
Negrilla, que había aguantado la respiración soltó un largo suspiro.
-Vamos... Pequeño león...No dirás nada, ¿verdad?
-No...- gruñó él mientras se deslizaba por debajo de la cola de su madre para acurrucarse.
Negrilla pegó las orejas al cráneo mientras salía, había un pequeño tunel por donde solo los gatos más pequeños podrían salir. Comenzó a caminar guiándose por los bigotes. Nda más salir la recibió una fría y refrescante brisa nocturna. Agitó los bigotes encantada.
-¿Vas a dejarnos salir o qué?- gruñó Pequeño leopardo mientras sus uñas se clavaban en los cuartos traseros de su hermana, que se separó con un siseo.
-Aparta tus garras de mi...- gruñó mientras se daba algunos lametones.
Olfateó el aire y pronto capto un leve rastro.
-por aquí...- susurró, mientras comenzaba a caminar, asombrada por la cantidad de olores forestales.
-¡Oye! ¿Oís el murmullo del río? - preguntó Peuqeño leopardo con las orejas bien erguidas.
-Sí... - respondió Pequeño Atigrado mientras sus costados se erizaban- ¿Oléis eso?- añadió.
-Sí, cerebro de pulga, ¡es un ratón!- Negrilla sonrió mientras seguía andando.
-¿Adónde vas?- preguntó Pequeño Leopardo mientras comenzaba a escalar el tronco de un árbol.
-¿Adónde vas tu?- gruñó ella agitando la cola, todo sería más fácil sin ellos allí.
-he visto algo... creo que una ardilla... quiero cazar, ¡oh! vamos al río
-¡¡Sí!!- aulló Pequeño Atigrado, sus costados aun erizados por el olor del ratón.
Negrilla suspiró.
-¿Y la asamblea?
-Podemos beber un poco antes, ¿o no? ¡Será divertido!- jadeó pequeño leopardo mientras trataba de alcanzar una rama.
-¡Si te rompes el cuello antes de ser aprendiz si que será divertido!- gruñó Negrilla- ¡Baja de una vez!
El gato tensó los músculos metiendo una zarpa en un tronco, de pronto se oyó un chillido y una ardilla salió del hueco, el gato la atrapó con sus zarpas delanteras, pero perdió el equilibrio y cayó al suelo.
-¡Mía!- aulló con orgullo- ¿Alguno de vosotros a cazado una ardilla asi antes?
-Vete al Clan de la Hoja entonces, seguro que ahí encajas mejor- bufó Negrilla echando a andar hacia el río.
nada más llegar metió las zarpas, dejando que el frío del agua se las refrescara. Pequeño Atigrado bebió un poco, y Pequeño leopardo se tumbó con la ardilla.
-¿Queréis compartir?- preguntó dándole un buen mordisco.
-Va...- un feroz gruñido cortó el maullido de pequeño Atigrado.
Los tres gatos se erizaron con espanto.
-¿Q-Qué ha sido eso?- gimió Pequeño leopardo dejando la ardilla para colocarse junto a sus compañeros de guarida.
-Ni idea...- susurró Negrilla arqueando la espalda y dejando que su pelaje se erizara. los arbustos crujieron.- pronto lo sabremos- dio un paso al frente con las orejas echadas atrás y las uñas fuera, su largo pelaje negro erizado haciéndola parecer el doble de grande.
Los arbustos crujieron de nuevo y un hocico alargado, con una franja blanca en el medio. Los ojillos del animal inspeccionaron a los gatos. Intimidada Negrilla dio un paso atrás.
-Yo te defiendo, puedes estar tranquila- maulló Pequeño Atigrado colocándose junto a ella.
-¡Se cuidarme sol...!- un zarpazo del animal cortó sus palabras, pero Pequeño Atigrado saltó entre medias.
El gato gimió cuando las garras letales del tejón lo golpearon, cayó al suelo y comenzó a arrastrarse utilizando solo sus zarpas delanteras.
-¡¡Ayuda!!- chilló Negrilla mientras retrocedía, mostrando los dientes con miedo.
Pequeño Leopardo se escondió bajo las ramas de un arbusto, erizado y con los ojos llenos de terror. De pronto el sólido suelo desapareció y negrilla cayó al río. Soltó un grito ahogado mientras el agua comenzaba a llevarla. Fue llevada por el cauce golpeándose contra el fondo sin cesar. de pronto pareció que la corriente cesaba. Sacó la cabeza, frente a ella todo era agua. Una ola se cernió sobre ella. La gata se agazapó y cerró los ojos mientras el agua caía sobre ella, revolcándola. Trató de obtener aire, pero solo trago agua salada.
La cachorra creía que iba a morir allí cuando unas fauces la agarraron del pescuezo. No sabía quien la cargaba, pero de pronto estaba en la playa. Vio una figura borrosa que la miraba.
-¿Estás viva?- preguntó una voz.
La gata resolló.
-Sí...- gruñó con las patas temblando, el gato asintió y se alejó de allí, dejándola sola sobre la húmeda arena.
Arriba negrilla
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Los gatos guerreros - Origen. #7 Sga: El destino de los clanes.
FanfictionAun queda sangre por derramar, pero la paz parece apropiarse de los Clanes una vez más. Sin embargo los secretos que han permanecido ocultos saldrán a la luz, y los gatos tendrán que aprender a aceptarlo o luchar por lo que creen justo. Pero, ¿se po...