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Nagrina miró a Zarpa de Leopardo mientras este se levantaba, con los costados aun levemente erizados, y comenzaba a lamerse sus magulladas zarpas. Zarpa de león se mantenía con la cabeza bien alta, aun que su hermana notó la tensión en sus cuartos traseros. A pesar de que entendía los motivos para estar alerta frente a ese gato, Negrina tan solo deseaba recordar dónde había captado ese olor antes. El gato pasó su intensa mirada ámbar claro por los tres hermanos, después acercó su nariz a la mejilla de Ala de Cristal.

-¡¡Apártate de ella!!- bufó Zarpa de león mientras saltaba contra él, pero el gato lo esquivó con facilidad, dejando al aprendiz con solo polvo entre sus patas.

-¡Zarpa de león! ¿Pero qué haces?- preguntó Ala de cristal.

El gato dorado parpadeó un par de veces.

-Yo... lo siento...- musitó mientras se sentaba mirando sus patas.

-Bueno, ¿qué hacemos aquí?- preguntó Negrina algo irritada con tierra debajo y encima de ella, ansiaba ver el cielo y pisar la hierba tanto como respirar.

-Tengo que presentaros a este gato...- maulló Ala de cristal pegándose al costado del extraño.

Zarpa de león se crispó pero no dijo nada.

-¡A un gato del Clan de la Hoja?- preguntó Zarpa de leopardo dejando de lamer sus almohadillas por un breve instante.

-Algunos ya nos conocemos- maulló el gato.

Negrina ladeó la cabeza, consciente de que sus ojos estaban puestos en ella.

-¿Nosotros?- preguntó sin poder evitar agitar la punta de la cola y las orejas- Yo...No te recuerdo...- admitió al fin.

-Entonces no eras más que una cachorra, una valiente cachorra, pero al borde de la muerte.

A Negrina se le erizó el pelo alrededor de las orejas, y logró recordar ese aroma que desprendía el gato.

-¿Fu-Fuíste tú...?- preguntó temblando, sus ojos brillando con admiración- ¡Gracias!- ronroneó.

Recordó aquellas potentes mandíbulas que la habían sacado del Lago de Sal. El gato ronroneó.

-No fue nada... - maulló mientras estiraba el cuello para que sus hocicos se rozaran.

-Pero...¿Por qué lo hiciste? Podrías haber muerto...- miles de dudas la habían agobiado cuando intentaba recordar quien era ese extraño felino, que tras salvarla de la muerte se había ido sin decir nada.

-Bueno, viendo en que guerrera te estás convirtiendo, estoy orgulloso de lo que hice.

Negrina ronroneó, sabía que a su lado sus dos hermanos seguían tensos, sin entender nada.

-Él es vuestro padre...- maulló entonces Ala de Cristal.

A negrina se le abrieron mucho los ojos.

-¿¡Él!?- preguntó mirándolo con asombro y orgullo- ¡Es perfecto! Seguro que eres el mejor guerrero de tu Clan, pero, ¿No puedes venirte al nuestro? Por favor- suplicó.

El gato soltó un ronroneó y tocó la cabeza de su hija con su cola.

-No...Lo siento... Pero os quiero igual...- maulló con cariño.

Zarpa de leopardo y Zarpa de león parecían sorprendidos.

-¡¿Tú eres nuestro padre?!- preguntó Zarpa de leopardo irguiendo bien las orejas- ¡Seguro que peleas como un zorro!

Todos parecía emocionados ante la noticia. Negrina lo miró con admiración.

-¡Eh! Todos tenemos tus ojos ámbar- comentó mientras se presionaba contra el costado del gato.- Garra de Zorzal, ¿no podremos vernos más a menudo?- preguntó mirándolo.

-Claro que sí... Por las noches... Aquí...

Negrina soltó un pequeño chillido de felicidad. Estaba feliz. Su padre era un guerrero valiente, la había salvado del lago Eterno, y era tan cariñoso. Un ronroneó vibró en su garganta mientras se pegaba más y más a él.

Los gatos guerreros - Origen. #7 Sga: El destino de los clanes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora