Capítulo 12

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Cada día pesaba más y se hacía más grande. Para q Fudou pudiera trabajar todos sus amigos se turnaban para cuidar de Kidou. Los dos solos ya no daban a vasto. Kidou le decía a Fudou q se relajarse y q fuera a trabajar tranquilo y al principio servía, pero desde q entró en el noveno mes el ojiañil estaba desquiciado.

- Ya te he dicho q con mi hermana voy a estar bn, no te agobies.- lo decía tantas veces q su voz ya tenía un tono de aburrimiento.

- Y si te pasa algo? Y si rompes aguas y yo no estoy? Y si...?

- ¡Ya vale Fudou!- le regañó Haruna.- Así lo vas a estresar y eso no le conviene.

- Aj! Está bn, ¡pero si ocurre algo me llamas en seguida!- más q una advertencia parecía una amenaza de muerte.

-Q si, q si.- Haruna lo empujó hasta la puerta y se aseguró de q se iba, ya q una vez fingió q se había ido a trabajar pero en realidad se escondió tras unos arbustos y los espió tras la ventana durante todo el día

-Q pesado es.- se quejaba la muchacha de regreso con su hermano a la habitación. Se sentó en la cama junto a él, con mucho cuidado, para q no se moviera demasiado

- Se preocupa. Eso es bueno. Estoy seguro de q será un buen padre.- dijo mientras se acariciaba al barriga.

-Tu tb lo serás, por no decir q ya lo eres.- la chica le dedicó una dulce sonrisa y puso sus suaves y delicadas manos sobre las de su hermano.

De pronto alguien llamó a la puerta. Deseando q no fuera Fudou, Haruna decidió ir a abrir. El timbre seguía sonando mientras bajaba las escaleras. Preguntándose quien llamaría con tanta euforia vaciló un poco antes de abrir. Tenía un mal presentimiento, pero aún así decidió abrir...

En la oficina:

El pobre Fudou estaba tan preocupado por la salud de Kidou y del bebé q no podía concentrar se en el trabajo. Tanto así q, cuando Sakuma entró en su oficina el ojiañil ni se enteró. El peliazul carraspeó dos veces para sacarlo de sus pensamientos.
-Eh?! ¿¡Si!? ¿Q pasa?
-Venía a pedirte q hicieras una cosa pero creo q ahora e de decirte q ya termino yo. Anda, lárgate, o te dará un infarto del estrés. Por no hablar de q dejarás al edificio sin oxigeno con tanto suspiro.- dijo Sakuma con su voz comprensiva.
- No, si yo ya...
- Fudou.- los dos cruzaron sus miradas.- Vete a casa.
-Gracias.- dijo sonriendo.
-No se merecen. Eres mi amigo, no pienso dejarte tirado, no esta vez.- Fudou sabía a q se refería. Sakuma estaba recordando tiempos pasados, a juzgar por su triste expresión y su mirada perdida en sus recuerdos
Sakuma estaba a punto de irse cuando su jefe le llamó.
-Sakuma!- al mirar a Fudou vio mucha dulzura en sus ojos.- Olvidalo, lo pasado pasado está. Tu te has disculpado y yo te he perdonado. ¿De acuerdo?- Fudou sabía q tanto Sakuma como Genda todavía se torturaban pensando en lo q les habían hecho a Kidou y a él.
Sakuma asintió con la cabeza, mientras sonreía con dulzura. Sakuma jamás encontraría una forma de saldar esa deuda, aun q Kidou y Fudou le hubieran perdonado hace ya muchos años. En el fondo de su corazón el peso de la culpa seguía presente y le hacía daño, como si tuviera un arbusto lleno de espinas clabadas en su cuerpo.

Una vez en el coche, de camino a casa, Fudou solo podía pensar en Kidou. Quería abrazarlo, apoyarlo, besarlo. Nada importaba si no estaba en su vida y ahora estaba a muy poco.de darle un hijo. Era normal su estrés y sus ansias por saber q todo iba bn.

Aparcó el coche de cualquier manera y entró en la cas como una vala pero... Todo estaba en calma, demasiado en calma y las luces apagadas. A Fudou le dio un escalofrío q le hizo tener un mal presentimiento.
-¡¿HARUNA?! ¡¿AMOR?!.
Nadie le contestó y se puso aun más histerico.
Encendió la luz del pasillo y... ¡Haruna estaba tirada en el suelo inconsciente!
-¡HARUNA!- el chico se arrodilló a su lado. Cuando le dio la vuelta la meneó, haciendo q se despertara.-¡Haruna,Haruna! ¡¿Q ha pasado?!
Al principio estaba muy aturdida pero luego, las imagenes de lo ocurrido le vinieron de golpe. Su respiración se agitó, mientras sus ojos se llenaban de lagrimás.
-¡Ay, Fudo! ¡¡Lo siento, lo siento!! ¡¡Lo siento tanto!! ¡¡Te dije q cuidaría de él pero...pero..!!- sus palabras entrecortadas resultabam casi inentemdibles y no dejaba de llorar los brazos del empresario
- Haruna relajate y cuentame q ha pasado.
-¡¡Fue èl!! ¡¡ Él se lo ha llevado!!
No hizo falta continuara hablando. Fudou sabía perfectamente a quien serrefería. Solo había una persona en todo el mundo, capáz de algo así.
-Kageyama Reiji.- musitó Fudou, a punto de estayar de ira. Un tebrosó brilló apareció en sus ojos y en su mente una sola cosa: «venganza».

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