Capítulo 14

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A lo lejos, podían ver el gran edificio del Instituto imperial.
Los ojos de Fudou brillaban de ira. Sus compañeros trataban de calmarlo.
Al entrar en el edificio, le rogaron q guardara silencio hasta q conenctaran un aparato cosa a las cámaras para q Haruna pudiera jakearlas.

Con Kidou:

Su dolor era tan intenso q en ocasiones estubo a punto de desmayarse.
De pronto, notó su pantalón humedo. En ese momento no tubo más remadio q rendirse. El momento había llegado. Le hubiera gustado no estar solo, le hubiera gustado q Fudou estubiera allí, pero era demasiado tarde.
Se quitó los pantalones como pudo y apoyó la espalda contra la pared. «Bueno... aquí voy» pensó mientras las lágrimas caían por sus mejillas.
-Aaaaaaaaah!!!!

Con los demàs:

En cuanto Haruna les dijo q todo estaba en orden entraron a la velocidad. e la luz.
-Vale, ahora debemos ir con cautela para q no nos descubran y aberiguar donde tienen a Kido.- sugirió Genda.
-Si, no tenemos opción.- aprobó Endo.
-Mientras, yo voy llamando a la policía.- dijo Suzuno.
-Todo me parece perfecto, pero falta un pequeño detalle q se os ha escapado.- todos miraron interrogantes a Tsunami.- ¿No echais en falta a nadie?.
Se miraron unos a otros y, echándose las manos a la cabeza, digeron todos a la vez «¡Fudou!» .

Con Fudo:

No tenía tiempo para tonterías como esas. Su intención era rescatar a su esposo y a su hijo. Costara lo q costara.
Corría por los pasillos recordando cada cm de aquel condenado edificio. Entonces, encontró una puerta, en el sótano, q jamás había visto y supuso q estaba allí. «Aaaaah» un grito de dolor se escuchó tras la puerta. Un grito en el q identificó la voslz de Kidou.
Entonces, la puerta se abrió y en a penas unos segundos, estaba rodeado por criminales armados.
- ¡Vaya, vaya! ¿Pero q tenemos aquí?- tras ellos apareció él, riendose a carcajadas.
-¡¡Kageyama!! ¡¡SUELTALÉ!!- Fudou estaba fuera de si.
- Lo lamento, pero no me veo con gana de contentarte. ¡Disparad!
La ira le cegaba, pero tb agudizaba sus setidos. Cuando empezaron atacar, Fudou los esquivó uno tras otro. Luchó contra ellos dando todo lo q tenía. Después de una hora, Kageyama, asustado y sorprendido, apuntó a Fudou con una pistola justo en la nuca...
-Se acabó Fudou. No podrás impedir mi venganza.
-¡No te creas!-gritó una voz de fondo.
Sus amigos habían ido a defender a Fudou. Ellos tb lucharon y Goenji,con.u tonado de fuego, dejó iconsciente a Kageyama.
-¡Corre Fudou!¡ ve con él!- gritó Endo.
El ojiañil no tardó en reaccionar, adentrandose tras la puerta. Era una gran sala oscura con una escaleras en el medio. Los gritos habían dejado de oirse.«¡Oh no! ¡Kidou!».
Cuando bajó las escaleras se topó con Kidou. Junto a la pared desmayado y manchado de sangre. Estabatumbado como si hubiera algo debajo. Fudou no reparó en los detalles y corrió para colocarse junto a él.
-¡Yuuto! ¡Yuuto!- después de repetir su nombre varias veces,el de rastás se despertó. Cuando.miró a Fudou sus lágrimas de alegría comenzaron a caer por sus mejillas.
-¡Akio! ¡Has venido! Como aquella vez, pero... Esta vez no solo me.has salvado a mi.
Kidou se apartó un poco para mostrarle lo q con tanto afecto pritegía. Un pequeño bebé desnudo estaba con sus diminutos ojos rojos contemplando lo q había a su alrededor. Su pelo fino y escasò era castaño oscuro.
-Es... Ootomi.-es lo único q Fudou pudo decir con gran emoción.
-Si, ahora debes irte antes de q Kageyama te descubra.
-No te preocupes, no es necesario.-Kidou arqueó una ceja confuso.
Fudou le contó todo. Luego, con un cuchillo cortó el grueso tubo q lo conectaba a su hijo y a este lo emvolvió en una fina sábana.
Puso a Ootomi en brazos de Kidou y, a su vez, Fudou cogió a Kidou en brazos. Daba igual lo q pesara y lo q costara. Simplemente tenía q hacerlo. En el trayecto, Kidou se desmayó muy agotado...

Al día siguiente:

Kidou sintió como una fina sábana lo rodeaba, notaba la calida luz del sol en su rostro. Lentamente se deslertó. Su parpados abierto le mostaron, una vez se le aclró su borrosa visión, a Fudou q lo miraba con duluzura mientras el estaba tumbado en una cama de hospital.
-Hola, amor. Por fin despiertas.- dijo Fudou lentamente.
Kidou le devolvió la sonrisa cuando se dió cuenta de q le faltab algo. Se incorporó exaltado y vio su lado una cunade cristal vacia!
- Tranquilo. Está con Goenji. Le está haciendo unas pruebas para saber todo está en orden.- le relajó Fudou.
-Menos mal. ¿Y tu como estás?
-Bien, ahora q se q estás a salvo.
Acercaron sus rostros para unirse en un tierno beso q fue interrumpido por el sonido de la puerta. Por ella entraron Goenji y Fubuki q sostenía al pequeño bebé.
-¿Interrumpimos?- preguntó el doctor.
- No, claro. Pasad.- dijo Fudou.
Ootomi fue entregado a su madre, quien lo abrazò con dulzura y delicadeza.
-¿Sabes? Estaba pensando q podríamos criara a nuestros hijos juntos cuando nazca el nuestro.- dijo Fubuki con una amplia somrisa.
- Si, no es mala idea. Aunq siento.mucho si el vuestro sesiente en desventaja con la belleza de Ootomi.
Este comentario malinyncionado de Fudou enfureció a Fubuki.
Fudou salió corriendo tras ser perseguido por Fubuki, a la vez q este era perseguido por Goenji mientras gritaba q no le convenía correr.
Kidou se quedó solo en la habitación, mienyras le decía a su hijo con un suspiro.
-Ojalá no saques la bromas de mal gusto.de tu padre.
El niño se limitó a reír y a mover sus diminutos brazitos en busca de un abrazo q Kidou le dio con infinito cariño.
Aunq ahora la historia termine, una nueva etapa pa Fudou y para Kidou comienza al lado de su hijo.
Fin.

Kidou:Un momento narradora. ¿No se nos olvida algo?
Yo: Nah. Q va...

En otra parte:
Nagumo:socorro, sacadme de aquí.

El Rico y El Marginal 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora