Simon

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Me estire y tomé otro de esos exquisitos macarrons, pero esta vez escogí uno con relleno de frambuesa, mi favorito.
Estaba muy emocionado por conocer a Bella, sonaba ser la chica mas interesante del universo, toda mi vida había querido conocer a alguien con su descripción, alguien que tuviera los mismos gustos que yo, que amara leer, pero que a la vez fuese una persona divertida.
Y solo con saber que esa chica se había quedado toda una noche despierta cuidando a ese joven, Sam, podía darme cuenta de que estaba enamorada de él, Sarah me había contado su historia de amor. También, conociendo su comportamiento, podía darme cuenta de que ese chico con intenciones suicidas la amaba, pero que tambien era un idiota, porque la estaba lastimado, sin siquiera darse cuenta, estando tan inseguro de sus sentimientos, inseguro de si mismo, tan en contra del amor...

Desde que tengo memoria era bueno decifrando la personalidad de las personas, podía leer facilmente sus pemsamientos, sus actitudes y costumbres. Mi madre adoptiva consideraba que tenía un don especial, y lo admiraba, incluso creía que me hacía la persona mas interesante del mundo. Todos los adultos y niños que había conocido cuando era niño creían que era una maldición, algo horrible que traía mala suerte a quien se me acercaba. Llego un momento en el que odié esta capacidad y dejé de prestar atención a las personalidades de todos, estaba cansado de que me evitaran . Pero con el tiempo lo superé y cuando conocí a Sarah supe que ese sería el final de mi soledad. Ya no estaría preocupado por no tener a nadie, No me preocuparía por sentir esa horrible tristeza que se apoderaba de mí por las noches, sintiendo que nadie me quería y que nadie me aceptaría jamás, que las únicas personas que en verdad me habían querido ahora estaban en algún otro lugar, muertos tras un accidente de autos. Esa soledad desapareció tras conocer a Sarah, nos hicimos amigos muy facilmente, pero más facilmente nos hicimos como hermanos, además de mi mejor amiga, la considero parte de mi familia, cómo la que algún día tuve, cómo la sensación que había perdido tras la muerte de mis padres, esa de calma y sinceridad, esa confianza tan dificil de lograr con cualquier persona, esa sensación que recuperé al conocer a,Sarah, la primera persona que logró hacerme sentir como antes.

El sólo hecho de recordar esos momentos hizo que mis ojos comienzen a verse vidriosos, lo podía sentir, de la,misma manera en que sentí una lagrima callendo de mis ojos, resbalando por mi mejilla derecha, Esa lágrima no era de tristeza, era de nostalgia...

- Qué te Ocurre? Estás Bien?- Preguntó Sarah acercándose a mí, mirándome algo preocupada por encontrarme llorando.

- No es nada, Solo estaba recordando cómo conocerte cambió mi vida - Dije, por lo que ella se enterneció - recuerdo que tú me cambiaste la vida, y lo lograste solo con sonreirme... jamas se lo he dicho a nadie, pero me salvaste, en serio, gracias -
-ya basta, se que hace mucho que no nos vemos pero me vas a hacer llorar !!!-contestó revoleandome un almohadon desde el sillón. Sarah no era del tipo de personas que lloraba, y menos en público, en toda mi vida había visto solo en dos ocaciones lágrimas cayendo por sus mejillas. Cuando falleció su querido abuelo, que siempre tallaba en madera pequeños corazones, libros, e incluso recuerdo que una vez me regaló un pequeño llavero con un trebol de cuatro hojas. Despues de su perdida, cuando su madre enfermó  y estuvo cinco meses en el hospital, Sarah lloró una ultima vez. Pero luego de eso jamás la vi llorar de nuevo.
-está bien, lo siento, es el cambio de horario el que me está afectando -contesté un poco avergonzado.
-hmnm, dudo que halla sido eso, ya venías fallado de fabrica me parece... también creo que te faltan unos tornillos, pero bueno, por eso dicen que nadie es perfecto, no ?-aquella chica de cabello castaño y ojos color miel se burló de mi reprimiendo una risita.
Le di el último bocado al macarron que había abandonado sobre la pequeña mesa en frente de la chimenea y le arroje un almohadon al rostro sin dejar de prestar atención al vibrante color del fuego de la chimenea.
Ese era mi lugar favorito de toda la enorme casa, la chimenea, me hacía acordar al primer día que entré en esta casa. Sarah me había pedido que la ayude a estudiar y me había ofrecido que fuera a su casa, acto seguido accedí y como en ese momento hacía calor y había sol me fui caminando hasta su casa, siguiendo las detalladas instrucciones que me había dado, mientras miraba el dibujo de las calles y cuadras que había hecho para que no me perdiera. Pero no había servido de mucho, porque como siempre me había perdido, y de la nada había comenzado a llover torrencialmente, sin parar, caminé y caminé hasta que me di cuenta de que estaba leyendo el pequeño mapa al revés, entonces jamás llegaría hasta su casa. Respire una última vez y corrí hasta llegar a su casa, cuando llegué al pórtico y toqué el timbre Sarah me abrió rapidamente la puerta con una toalla en las manos, luego me acompañó hasta la misma habitación en la que estaba y me sentó en frente de la chimenea. Desde ese momento era mi lugar favorito, la chimenea era de marmol, y estaba siempre reluciente.
Arriba de esta habían diversas fotografías de Sarah y sus padres, pero mi favorita era una en la que ella se encontraba en un bosque, rodeada de árboles sosteniendo una flor...
Esa foto me hacia acordar a mi madre, o a lo poco que recordaba de ella, toda su vida amó las flores, los árboles y los animales. Su sueño era jubilarse y vivir en una casa en medio del bosque, sola con la naturaleza. Y eso era lo que me fascinaba de su personalidad...

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⏰ Última actualización: Oct 14, 2018 ⏰

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