Historias de terror en dos frases pt.2

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Hoy, en la mañana, desperté, pero algo se sentía diferente.

Y al mirar sobre mi cama mi cuerpo aún seguía ahí.


Después del apocalipsis, el último hombre de la Tierra estaba en su habitación.

Alguien llamó a la puerta.


Miré mi reflejo en el espejo antes de salir.

Cuando regresé, aún estaba ahí.


¿Cuantas veces tengo que decirte que ya no te tengo miedo?

Y le disparé a la cabeza una vez más.


No hay nada más bonito que escuchar la risa de un bebé.

A menos que sean las 3 de la mañana y no tengas ningún bebé.


Todas las noches, mamá me acaricia, me besa y me consuela.

Todo seria perfecto si no estuviese muerta.


Nunca me gustó esa vieja muñeca de porcelana.

No soporto que me mire de ese modo.


Desperté de frío. Frente a mi cama veo a la anciana mecerse lentamente y con la mirada fija en mis ojos.

Nunca más he vuelto a poner un espejo en mi cuarto.


He soñado que un hombre sin rostro me arrancaba la piel mientras dormía.

Eso explica la sangre en la cama.


Estaba tumbado en el sofá, cuando de pronto un golpe en la pared me sobresaltó.

Aún debía esperar a que se secara el cemento para poder pintar.


Ojalá me hubieras amado como yo te amé a ti.

Ahora me arrepiento de haberte matado.


Me encantan los ojos azules, son preciosos.

Por eso los colecciono y guardo en este tarro de cristal.


El funeral terminó a las seis y todos se fueron.

Empiezo a sentirme solo aquí abajo.


Los médicos le dijeron que podía sentir con su miembro fantasma.

Pero nadie lo preparó cuando sintió dedos fríos sobre su brazo amputado.


Tener tres perros es genial.

Pero me aterra cuando todos ladran al mismo rincón.


Me he perdido en el bosque y ya ha anochecido.

Le preguntaré a aquel hombre alto y trajeado por la salida.


Tranquilo, ya nadie podrá separarnos.

Dicho esto, enhebró la aguja.


Mi padre fue a comprobar que no había monstruos en el armario.

De eso hace tres horas.


En la tele hay un monstruo devorando a una persona.

Me estremezco al darme cuenta de que es una cámara de seguridad.


Mili y yo jugamos con nuestras muñecas.

Cuanto más jugamos, más se ríen.


Historias de miedo y otros cuentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora