No pensé que me metía en problemas por un idiota en una moto, digamos que ahora tengo donde movilizarme pero sin duda me costara muy caro, mi travesía se ha vuelto muy dolorosa con cada kilómetro que llego a recorrer, pero creo que ahora he llegado a un lugar seguro. Por ahora.
– ¿Quién eres y de dónde vienes forastera? – Dijo un anciano.
– Soy Samanta, vengo de muy lejos de aquí, me dirijo a la fortaleza roja, pero me urge atención, me han herido – Mostro su herida al hombre.
– Madre de dios niña ven, Raúl déjala pasar por amor de dios – Dijo una mujer igual de mayor que el hombre.
– Muchas gracias agradezco su hospitalidad – Samanta se llenó de alivio.
Encontrar este tipo de personas no es muy frecuente, ya que con cierto grado de hospitalidad ya estarían muertos, pero a mi favor esto no será así.
Me llevaron dentro del asentamiento, este se encontraba rodeado por muros de concreto, tres metros rodeados por alambres con púas, aquí tomaban muy en serio la seguridad, algo que me llamo la atención mucho del lugar fue ver solo ancianos y personas con discapacidades dentro del recinto, no había ni un solo niño, o algún adulto.
– Pasan cariño, Amanda te atenderá, ella se ha entrenado como enfermera y se encarga de todos nosotros, yo te traeré algo de tomar – Dijo Mimí sonriente.
A pesar de ser una mujer mayor, Amanda sabia como hacer su trabajo, quito mi vendaje y efectivamente pude comprobar que la bala solo rozo, fue un gran alivio, quizás eso explique porque no sangre profusamente.
– ¿Por qué marchas a la fortaleza roja? – Pregunto Raúl.
– Mi abuelo me hablo sobre la última fortaleza en pie que podía resistir el azote de hordas de mutantes o devoradores de carne –
– Tu abuelo debe ser mucho más viejo que yo, tengo décadas sin escuchar sobre la fortaleza roja, ya no es lo que era antes, no te recomiendo ir a ese lugar, estarás más segura en otro sitio –
– Gracias por su recomendación señor, pero debo continuar mi viaje, agradecería me dejaran pasar la noche en la seguridad de sus muros –
– Por su puesto querida, no recibimos visitas muy a menudo, ten toma este vaso de agua, debes estar sedienta – Mimí entrego el vaso y tomo asiento junto a Raúl.
– Disculpen mi intromisión, pero no he visto ni una sola persona joven en este lugar, todos son mayores –
– Bueno querida, porque esto no es un asentamiento común, esto es una cárcel, la prisión de los desdichados – Dijo Raúl riendo fuertemente.
– ¡Por favor Raúl! No le hagas caso niña, la verdad es que hace años los más jóvenes partieron, dejándonos atrás, ellos buscarían un lugar mejor para crear un nuevo asentamiento y luego – Mimí fue interrumpida por Raúl.
– Patrañas, somos una carga para ellos, por eso nos dejaron, aquí solo nos aguarda la muerte, y si no fuera por esos muros ya no respiraríamos ninguno – Dijo Raúl furioso levantándose de su silla.
Fue duro ver como estos señores habían sido abandonados por sus propios hijos, la verdad no sé qué tipo de ser humano haría eso, ni siquiera por vivir en el desastre de mundo que tenemos deberían pasar este tipo de cosas.
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Historias de miedo y otros cuentos
УжасыEsta es una recopilación de creepypastas, historias terroríficas conocidas y asesinatos que existen en la red... si conoces algún creepypasta que no eh puesto y te gustaría que agregara házmelo saber.... Si estas dispuesto a leerlo te daré alguno...