Las cosas en la cárcel eran peor de lo que él imaginaba. En su segundo día ya le habían dado una "buena bienvenida" lo cual implicaban golpes de puño en todos lados, su rostro, su pecho, sus piernas y el lugar favorito de todos las costillas. Al principio había dolido como el infierno, pero luego de pasados unos minutos lo único que había hecho fue dejarse golpear y pensar en Ivo, recordó el día que lo había encontrado tirado en el callejón y una creciente ira creció con su cuerpo con lo cual se fortaleció a pesar de que tres personas le pegaban constantemente sin cansarse. Al cabo de diez minutos los tres hombres se sentían agotados de tanto golpearlo y él, aunque estaba tirado en el suelo con sangre saliendo de su nariz y las costillas muy adoloridas, todavía podía recibir más golpes, su cerebro se encontraba en otro momento y ni siquiera era consciente de que los tres grandulones jadeaban por la fuerza que habían hecho para golpearlo.
Los próximos días lo dejaron tranquilo al ver que era un chico fuerte, pero mientras estaba solo en su celda – porque por algún milagro divino estaba solo por el momento – derramaba algunas lágrimas y quejidos por el dolor, los días siguientes fueron el sufrimiento más grande. Lo único que hacía era pensar en Ivo, quería saber dónde estaba necesitaba mandarle un mensaje o comunicarse con él, preguntas tontas venían a su mente cuando pensaba en su ángel. ¿Había teléfonos en el Cielo? ¿Se podían comunicar de algún modo los humanos con los ángeles? ¿Algún ángel se había enamorado ya de un humano? Mataba el tiempo buscando respuestas – absurdas algunas – a esas preguntas que él mismo se planteaba en la oscuridad de la estrecha habitación.
Cuando se había cumplido una semana de encierro, se estaba arrepintiendo de haberse entregado, sabía que lo hacía por Ivo porque él había entregado mucho para salvarlo, pero Matías había desperdiciado y echado a perder todos los esfuerzos del ángel, pero eso no impedía que sintiera ganas de escaparse. Matías siempre había sido de esas personas que hacían lo que querían, dormía donde quería, salía cuando quería, pero las cosas en prisión eran totalmente diferentes. Tenía que tomar muchas precauciones de lo que hacía o decía para no molestar ni hacer enojar a nadie, mucho menos a las personas que tenían mayor poder ahí dentro. Su juicio estaba programado recién para dentro de un mes, le faltaban tres semanas que esperaba fueran más tranquilas que la primera, pero cada día que pasaba sentía que perdía un poco más de la ínfima cordura que le quedaba.
A la hora del recreo – quince minutos en los cuales podían salir de la celda – él nunca salía, siempre se quedaba revisando algunos libros que sacaba de la biblioteca de la prisión, y en algunas ocasiones dibujaba con el único lápiz que había podido conseguir, la punta estaba gastada y cada vez que lo apoyaba en el papel temía que la punta se rompiera, si eso pasaba no había modo de sacarle más y perdería uno de sus escapes de la realidad. Conservaba muy cerca de su corazón las fotos de sus padres adoptivos y cada noche que pasaba les pedía perdón, aunque sabía que su muerte no había sido exactamente la muerte de Matías, en parte sentía que así era, sus padres le salvaron la vida hasta el último momento de sus vidas. Tenía mucho cuidado de no sacar la foto en público, había visto como a uno de los recién llegados le habían sacado la foto de su novia y su hija, no quería que la única foto que tenía de sus padres saliera de su vista y mucho menos que cayera en manos equivocadas, no sabía qué hacían los matones de la cárcel con las cosas que se robaban.
En su doceavo día en la cárcel, decidió salir al recreo para poder ir al patio y sentir un poco el sol en su piel, su rostro se había vuelto más pálido y su peso había disminuido considerablemente, no sólo porque la comida era escasa y realmente asquerosa, sino que también porque no tenía apetito, lo único que quería era estar con Ivo. Algunas noches se despertaba sudado, por los malos sueños que tenía, uno de ellos, el más horrible de todo tenía a Ivo encerrado en la cárcel y lo golpeaban los mismos que lo habían golpeado a él el primer día, y muchas otras personas más, su ángel estaba cubierto de sangre en el rostro y sus preciosas e inmaculadas alas blancas estaban rojas y brillaban por la cantidad de sangre, sin duda había sido el sueño más espantoso de su vida. Al salir al patio, sintió como el viento le despeinaba con suavidad el cabello, el cual le había crecido mucho en pocos días, también tenía un poco de barba pero no demasiada porque no había heredado el vello de su padre, quien tenía demasiada barba siempre desalineada. Un leve escalofrío le recorrió el cuerpo al ver a las pandillas reunidas en cada rincón del lugar, el pasto artificial brillaba bajo la luz del sol de las tres de la tarde, haciendo que sus ojos dolieran un poco, varios hombres se lo quedaron mirando durante unos minutos y luego volvieron a sus tareas, se sintió un poco más calmado hasta que vio que uno de los grandotes hombres que lo habían golpeado una semana atrás se le acercaba.
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Mi misión - YoonMin
ФанфикUna historia donde Ivo representa a Jimin, y Matías a YoonGi. Ivo es un ángel que está pronto a cumplir mil años. En el cielo hay una regla, cada vez que un ángel cumple sus mil años, debe realizar una misión en la Tierra, el mismo ángel decide qué...